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Mientras tantoLa belleza de los marginados

La belleza de los marginados


El laboratorio de creación multicultural Nave 73, entre los días 11 y 26 de enero, presentará la obra El deseo de ser infierno de Zo Brinviyer Premio Calderón de la Barca 2010 dirigida por Antonio Laguna.

La obra El deseo de ser infierno por un lado nos muestra la historia de un grupo de adolescentes encerrados en el famoso correccional de Mattray, conocido por sus métodos de adoctrinamiento social; y por otro, a Calamity Jane y Billy el Niño que con sus laberintos emocionales entablan una relación que se entremezclan con los sueños, la creatividad y la pérdida de la inocencia de los jóvenes internos.   

“Lo primero que me cautivó del texto de Zo Brinviyer fue como había construido una trama compuesta por los desheredados, los que viven al margen de la sociedad”, apunta el director. “Me cautivó el plano expresivo, la fuerza poética del texto, el comprobar cómo los personajes son capaces de sacudirnos el corazón. Sacudirnos ante la brutal belleza que desprenden las palabras de los marginados”, señala Antonio Laguna.

Una sociedad normalizada

Los personajes de El deseo de ser infierno viven dentro de una sociedad y un modelo educativo repletos de correctivos, donde la máscara de la excelencia esconde los grilletes del control de la creatividad, de la sensibilidad y de la diversidad humana.

“A la hora de elegir la puesta en escena no dudé en plantearme cómo la sociedad normalizada establece un discurso aparentemente racional, que en muchos casos ahoga y excluye otros discursos infinitamente hermosos porque no se producen dentro de sus márgenes”, reflexiona Laguna. “En el montaje subyacen temas como la inocencia, el miedo, el deseo y el sexo. La inocencia como la capacidad de crear belleza en las condiciones más brutales. El deseo infinito que tiene el hombre de superarse en las condiciones más adversas. Y el sexo como motor que nos hace realizar las acciones más bellas o más abyectas”, sentencia el director.

De esta forma, Antonio Laguna y Zo Brinviyer nos desvelan como el sistema de vigilancia y el control de la sociedad castran el talento y el desarrollo de muchos de sus miembros bajo una normalidad unificada. Nos muestran que Mattray no es sólo una correccional para delincuentes… es el patio de recreo donde todos jugamos a vivir en libertad.

Pueden ver el trailer de la obra pinchando acá.

Manuel Rodríguez

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