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La boca


No son las cuarenta bocas las que llaman mi atención
Sino aquella que juraba amor entre las rocas
Es ella la que tiembla/
Atrapada en el tiempo/ Entre mis dedos
Es su cabello
Son sus pisadas/ Los días en que despintábamos las cenizas
De nuestra pobreza
(¡A quién le importaba entonces la pobreza!)
Son sus manos frágiles y
Mis besos, camino a su cuello
Son las súplicas/ Es el silencio
El despertar a solas.
Es la mirada del fracaso / Las lágrimas
La furia del desentrenado
De quien no sabe caer.
Esa mujer siempre vuelve/ En noches de frío
Ella es la boca, que lejos de aquí, sigue su camino.
Mis noches llevan su marca/ Y algunos de mis días
Aún tienen el destino trastornado/ Por aquellos labios
Que nunca pude besar.

 

 

 

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