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La catedral

Destruye el altar
derrama los cálices
en la soledad de la capilla
que no debería haber existido jamás
y mata al ángel de oro

Vete al fondo del bosque
ese al que él te empujaba
y comprueba que no hay ningún miedo
Ninguno
Era todo un cuento de terror
que inventó para ti
para que no te fueras muy lejos

No hay nada que nombrar
no hay nada ya en el recuerdo
Sálvate en el fondo del bosque
mientras te extravías entre los líquenes
porque perderse y salvarse es lo mismo
como te dijo alguien al oído hace siete años

Tú lo que necesitas ahora
es una catedral entera de fe
que construir con tus propias manos
tú sola con tus dos pequeñas manos de marfil
una inmensamente desconocida catedral
que le dé sentido a todo lo que has perdido
que es todo
absolutamente todo
y allí, en ese descomunal lugar
empezar a ser

Fotografía de Chus Molina Raspal
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