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Mientras tantoLa Copa del Mundo (y II )

La Copa del Mundo (y II )

Si no fuese tan puta   el blog de Manuel Jabois

 

1) Pasé ayer cerca de seis horas tirado viendo la televisión. No por gusto, sino porque no podía levantarme. Hacía años que no veía tanto tiempo la tele, así que fui testigo de muchísimos highlights. Hubo uno espléndido en Tele 5. Asombrados por la cantidad de gente que se echó a la calle (si el Foro de la Familia reunió en su momento a un millón y medio de personas, es probable que ayer hubiese setenta millones de españoles en Madrid sólo en la calle), alguien comentó que aquello era como cuando Armstrong volvió de la Luna. Entonces Camacho saltó: “Bueno, pero yo esto lo vi, lo pude ver, y lo de Armstrong, no sé, no sé”. “Qué quieres decir, ¿que no te lo crees?”, le preguntó J.J. “Hombre, yo sólo digo que eso no lo vi, y yo allí no sé lo que pasó. Así que…”.

 

2) Antes de pasar los vídeos de Camacho celebrando los goles de España (nunca tuve tantas ganas de adoptar a alguien como cuando achica los ojos y agita los puños en el aire), J.J. se pasó una hora mirando a la cámara diciendo que aquello era normal, que si a cualquiera le pusiesen una cámara haría lo mismo, que es algo simpático y tal. Se notaba que a Camacho le iba a hacer una gracia loca, así que J.J. lo iba arrullando despacio para luego obligarle a volverse a ver celebrando no un gol, sino ocho.

 

3) Por supuesto, también emitieron el beso. Lo anunciaron muy serios como un pequeño homenaje a un portero que lo había pasado muy mal y a una excelente profesional sometida a mucha presión, que es como probablemente se anuncie el vídeo en Sálvame. Después, Sara Carbonero entrevistó a uno de los Cadavales andaluces (yo es que soy de Quico, el gallego; los otros dos me dan un poco de grima), y el tipo la agarró y le dijo: “Tranquila que yo no te voy a besar”. Le divirtió tanto a la Carbonero el chiste que por un momento pensé que le iba a meter el micrófono por el culo.

 

4) Me entero de que el chófer del autobús de la selección es el mismo que el del Real Madrid. Esa fue toda la aportación del Madrid a la Copa del Mundo. Un chófer y un portero.

 

5) Cañizares en El Larguero: “Yo le digo a mi niño que hay que ser del Madrid o del Valencia, que son los clubes que le dieron de comer a su padre, pero él me dice que le gusta el Barcelona”. Para estas cosas están los hospicios.

 

6) No sé si fue en Cuatro o en Antena 3 donde unos tíos sabotearon la conexión de un reportero. Al hombre se le veía ya crispado, y como la cosa se complicaba el cámara dejó su primer plano por otro abierto de la muchedumbre, mientras él seguía hablando hasta que se quedó en silencio; probablemente estaba ya en ese momento tan lastimoso de empezar a dar hostias a diestro y siniestro. “¿Ocurre algo?”, le preguntaron desde el estudio. Pasaron otros cinco segundos, y el hombre volvió a hablar: “Nada, es que a veces… Bueno, un energúmeno que había por aquí. Pero sólo uno, ¿eh? De toda esta gente que hay hoy aquí, sólo uno”. Ya tuvo mala suerte.

 

7) Titular del diario nacionalista e-noticies después del España-Suiza: “España hace el ridículo”. Titular del mismo diario el domingo: “El otro Barça gana el Mundial”. Éste es el nivel.

 

8) Me gusta Iniesta. Siempre me gustó mucho. No voy a volver a decir esto en la vida, como cuando te haces una paja con una mujer absolutamente disparatada y se te escapa de borrachera. Pero si el Bernabéu lo ovaciona en el siguiente Clásico, habrá demostrado, como demostró con Ronaldinho, que donde unos tiran cabezas de cerdo otros se levantan y aplauden.

 

9) Yo creo que después de ganar la Copa del Mundo lo que se debería intentar hacer ahora es ganar directamente una guerra. No queda ya casi nada por celebrar, y eso la gente, se quiera o no, lo  acaba acusando. Sin embargo España no gana una guerra seria desde hace cinco siglos. La última vez que se celebró aquí algo fue cuando se echó a Napoleón, pero aquello fue una guerra defensiva, un cerrojazo tan distinto del estilo que ahora tienen los nuestros. Ganar una guerra invadiendo un país y quedarnos con él, sin embargo, sí desataría una locura colectiva aún más grande que la del pasado domingo. Por ejemplo, aprovechando ya esta ola de fervor (ayer mismo dio otra machetada Contador) habría que ir llamando a consultas al embajador de Estados Unidos antes de declararles la guerra y recuperar Cuba. Podemos.

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