En otras ocasiones hemos hablado de cómo el cine porno bebe del convencional para lanzar nuevas creaciones (bueno, ya sabemos que el argumento es siempre el mismo, cambian las posturas y los actores pero poco más). En esta ocasión, lo X no se fija en es el séptimo arte sino en la actualidad, que sirve de excusa para comercializar un nuevo filme: Bunga, bunga presidente... Por si no lo han adivinado, tremendo título se refiere a las correrías sexuales del mandatario italiano Berlusconi, quien no hay semana que no esté en el candelero por su apetito sexual. Hasta el mismísimo Rocco Sifredi ha alabado las proezas sexuales del presidente, argumentando que con 74 años sigue haciendo el amor y que él ha coitado, que diría mi profesor de Psicología de la Sexualidad, la mitad de la mitad de veces que Il Cavaliere. La mitad de la mitad, fíjate tú. Y al menos Siffredi tiene el valor de reconocerlo, pero anda que no habrá italianos orgullosos del comportamiento de este sujeto. Y a buen seguro algún que otro españolito porque aquí casposos también tenemos unos cuantos.
A mi Berlusconi no me pone nada, lo más me pone enferma. Siffredi tampoco me pone mucho que digamos. Una vez me lo encontré en Madrid pero como iba vestido no lo reconocí, ya se sabe, uno se dedica a representar determinados roles y la gente luego te encasilla y de ahí no sales. Y quizás Siffredi es un Depardieu en potencia pero nadie le ha dado esa oportunidad interpretativa, sólo se han fijado en otras dotes. Un hombre objeto que se dice.
Digo yo que Berlusconi follará tanto por aquello de la erótica del poder, ¿no? Esto viene a ser, grosso modo, como que alguien ostenta una posición de poder (o mucha pasta en su defecto) y se aprovecha de dicho estatus para ligar. La verdad es que haciendo memoria no encuentro ningún líder político ni presidente de Estado que me ponga. Podría decir que Obama, pero tampoco, no es mi tipo. Entre mis ex jefes no hay ninguno (tuve uno que al igual que Berlusconi, me ponía enferma, afortunadamente nos perdimos mutuamente de vista). Debe de ser que conmigo lo de la erótica del poder no funciona. Yo soy más de la erótica de las palabras: ay, cómo me gustan los hombres con charla interesante. Por ejemplo, en una ocasión tuve el placer de entrevistar al escritor Jaime Bayly y aunque físicamente no era especialmente de mi gusto, ¡qué atracción cada vez que abría la boca! Como diría una amiga mía que se enrolló con un camionero portugués (esto será materia de otro post) “con este chico me iba a echar unas palabras”. Y, ¿no os ha pasado alguna vez que alguien que pueda parecer feo/a a primera vista os ha resultado de lo más atractivo después de una charla? Pues a mi sí.
Yo soy muy de erótica de las palabras y de erótica de la risa. Si un hombre me combina las dos cosas, es decir, buena charla y sentido del humor, con eso me tiene ganada. Y si es aseado ya ni digamos. Y a vosotros/as, queridos lectores/as, ¿qué os pone a vosotros? Venga, contadme algo que empiezo a pensar que estoy sola en este limbo de Internet… Feliz semana a todos/as.