A diferencia de la pintura, en la que fue entrenado formalmente y que le permitió ganarse bien la vida, la escultura ocupaba un espacio más íntimo y experimental en Picasso (si es que se puede decir que el artista dejo de hacer de la experimentación formal su razón de ser en todos los ámbitos). El artista se acercó a esta disciplina con la libertad de un mero autodidacta, dispuesto a romper todas las reglas. Esta actitud le llevó a desarrollar un afecto profundo por sus esculturas, como atestiguan muchas fotografías tomadas en sus estudios. La exposición Picasso escultura, que acoge el MoMa, se centra en su trabajo escultórico, apuntando un enfoque particular en el uso de materiales y procesos. La exposición, que cuenta con más de 100 esculturas y que se complementa con sus bocetos y fotografías, tiene como objetivo avanzar en la comprensión de lo que la escultura fue para Picasso, y de compromiso de por vida con la reinvención constante.