‘Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar y
consumir,
allí los ríos caudales,
allí, los otros medianos
y más chicos,
allegados son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos’.
¿Quién no ha estudiado en el colegio Las coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique? No soy capaz de escribir Las coplas a la muerte de España, pero sí puedo atreverme a escribir a La España de las lágrimas negras, en alusión a Bebo Valdés y al Cigala. Porque España aquí no es río, sino un reguero de lágrimas despachadas y maltrechas, perdidas en un viraje sin rumbo, de diarios que son muros de lamentaciones diarias, que no cesan, que no callan, que resuenan como ecos de noticias negras, es un reguero de lágrimas desahuciadas. La democracia española se viste de luto cuando todas las semanas en los medios se subrayan, de manera machacona, el número de parados, la democracia española está de luto cuando nos hablan de las peores previsiones de un futuro sin futuro, cuando nos dicen que el 2013 irá peor que el 2012, y en este luto resulta difícil no romperse. La democracia española no es democracia cuando se nos presenta de luto y está envuelta en lágrimas negras.
Este fin de semana, en un artículo de El País Semanal, Rosa Montero nos decía: ‘Atravesamos tiempos de dolor, y el sufrimiento, cuando es extremo, puede romperte’. Intuyo que somos muchos los españoles que nos rompemos cada día, los que pretendemos entender qué esta pasando a quienes nos quieren hacer callar porque nos rompe España y su duelo, por no hablar de aquellas familias que han visto mermados sus recursos con pocas posibilidades de asirse a una esperanzada salida de la crisis. ¡Porque España es un reguero de lágrimas negras, señoras y señores! ¡Reguero de lágrimas negras donde sonreír puede tipificarse como un delito de ‘a believer‘! Lamentablemente, la positividad en España no está de moda y qué bien nos haría a todos ‘cambiar el chip’ y abandonar estas lágrimas negras de una puñetera vez.
La España actual se divide en tres Españas: la España de la política, la España de los medios de comunicación y la España de la realidad social, la de la calle, la de la gente impotente que sufre y padece las consecuencias de las otras dos Españas. Las tres Españas parecen hablar lenguajes completamente diferentes, alemán, la política, chino o ruso, la mediática, y el español, el de la queja y el de las lágrimas negras. La España política tartamudea en la corrupción. La España mediática sigue el curso de los ‘dimes y diretes’, es el lenguaje manipulado de los pareceres y las creencias. Pero qué decir de la España callejera… ¡Es la España de las lágrimas negras! Nadie sabe pero todos opinamos. Poco espacio para la transparencia informativa, para la Verdad, para recuperar la fe en la Justicia y, más importante aún, para creer en las otras dos España, la que nos rige y la que nos cuenta.
Post dedicado a dos maestros y espadas del Periodismo en España, Alfonso Armada y Ramón Lobo