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La gestión del hábitat, un lastre para el desarrollo en Guinea Ecuatorial

Como diría Ángel Tristán[1], el problema de Guinea Ecuatorial tiene más caras que un icosaedro[2]. Y cada una de las caras tiene otras tantas aristas que a su vez se juntan en otros tantos vértices. Tal es el caso del problema de la gestión del hábitat humano, o en otras palabras de la gestión de los asentamientos humanos en Guinea Ecuatorial, en toda su extensión, es decir los asentamientos propiamente dichos, los edificios que los conforman, las relaciones y conexiones entre ellos y con el entorno con el que sus habitantes interactúan.

El hábitat de cualquier ser vivo (la guarida y su entorno) tiene tal importancia que determina su supervivencia como especie. Tanta importancia tiene la construcción de una guarida para buena parte de los seres vivos animados que dedican, para dicha construcción, una cantidad de energía comparable a la que emplean para la consecución de los alimentos. Pues es el lugar donde un ser vivo tiene la base desde la que se desenvuelve e interactúa con su entorno, del que extrae recursos y condiciones para su supervivencia (alimentación y reproducción). Y, tratándose del ser humano, para que esta supervivencia y el correcto desenvolvimiento y desarrollo puedan realizarse, los responsables y dirigentes de los grupos humanos deben gestionar adecuadamente el hábitat.

Este tema de la gestión de los asentamientos humanos en Guinea Ecuatorial tiene otras muchísimas derivadas. Pero, aún cuando toque de refilón algunas de estas derivadas, voy a examinar la gestión de dichos asentamientos centrándome en los recursos empleados en su construcción, la forma en que van surgiendo, la utilidad y el funcionamiento de algunos de sus elementos, para ver la influencia de todo ello en el desarrollo del conjunto de la sociedad.

En efecto, las condiciones habitacionales y la manera en que determinan la calidad de vida de los residentes (en una ciudad, en un territorio, en un país) son tan importantes que no sólo constituyen un indicador de desarrollo, sino que también pueden ser (y de hecho creo que lo son) un condicionante y un determinante del mismo.

Así, uno de los fenómenos con el que se mide el nivel de pobreza en muchos de los países desarrollados, es la cantidad de personas que no tienen un techo donde resguardarse. La expresión española no tiene dónde caerse muerto, para referirse a una persona extremadamente pobre, debería tornarse en no tiene donde caerse cansado o dormido. Pues no creo que a ningún muerto le importe dónde se caiga. En este sentido, si una persona no tiene dónde caerse dormido (o el lugar donde se caiga dormido es muy inhóspito), le será difícil mejorar sus condiciones de vida y en consecuencia entrará en un círculo vicioso de la pobreza del que no le será fácil salir. Pero en cambio, si sus condiciones habitacionales mejoran, es probable que pueda desarrollar sus capacidades y salir del círculo vicioso de la pobreza.

Así lo demuestra un experimento hecho en Finlandia y que se explica en un artículo de la redacción de BBC Mundo, publicado el 30 de marzo de 2017 y titulado ‘Cómo consiguió Finlandia que ya nadie duerma en las calles de sus ciudades’.

La forma en que se aborda este problema en la mayoría de los casos suele consistir en ofrecer albergues temporales a los sintecho. Pero las condiciones de dichos albergues (espacios colectivos, horarios de entrada, etcétera, en definitiva, una cierta falta de intimidad y una relativa restricción de sus libertades) parece que no les producen el sosiego que necesitan para encarar los otros problemas vitales que se les presenta. Y muchos acaban prefiriendo vivir en la calle, siéndoles imposible así romper el círculo vicioso de la pobreza.

El experimento finlandés consistió en ofrecerles “desde el comienzo, apartamentos estables, sin mayores condicionamientos, y con acompañamiento posterior de trabajadores sociales para ayudarles a enderezar sus vidas en temas como… el desempleo”.

En los dos casos, los servicios sociales aportan recursos públicos. Pero en el primero, no cesa la necesidad de aportar recursos para paliar la situación de los sintecho que, como hemos dicho, en albergues temporales casi nunca salen de la pobreza; en cambio, en el segundo (el de ofrecerles “desde el comienzo, apartamentos estables”) y en una gran mayoría de los casos, las personas consiguen romper el círculo vicioso de la pobreza, encuentran trabajo, se pueden pagar su propio apartamento y encarrilar su vida adecuadamente y dejar de necesitar del apoyo de los recursos sociales públicos, al menos en la cantidad que los necesitan los otros.

El resultado de este experimento finlandés, según describe el artículo, me reafirma en la opinión de que las condiciones del entorno en el que se desenvuelve una persona determinan la realización de sus objetivos vitales. En consecuencia, podemos concluir que la calidad del hábitat humano, al determinar la realización de los objetivos vitales de los individuos, influye de forma decisiva en una inserción positiva de dichos individuos en la comunidad de la que forman parte y, en consecuencia, en el desarrollo del ámbito de que se trate.

Las culturas originarias de lo que hoy es Guinea Ecuatorial son culturas migratorias, cuya difícil adaptación a la cultura urbana sedentaria puede ser, desde mi punto de vista, el origen de muchos de los problemas que se sufren hoy en Guinea Ecuatorial.

El hábitat humano de una cultura sedentaria lo conforman edificios generalmente sólidos (de vivienda y los dedicados las otras actividades), los asentamientos (permanentes) que conforman dichos edificios (aldeas, poblados, pueblos, ciudades), la relación con los otros asentamientos y los entornos con los que interactúan y de los que obtienen los recursos para satisfacer sus necesidades de desarrollo.

Como he dicho, siendo migratorias nuestras culturas, las casas y los asentamientos que conforman dichas casas y la gestión de los recursos para la supervivencia eran las correspondientes a esta forma de interacción con el medio: en el caso de los fang, las casas eran generalmente de material vegetal (pilares de madera, paredes de planchas obtenidas de las cortezas de determinados árboles combinadas con nipa entretejida, cubierta de nipa sobre estructura de fustes de rafia o rollizos de madera). Los asentamientos estaban conectados entre sí por senderos, no muy diferentes a los que llevaban y llevan actualmente a los huertos. Era una casa precaria.

La sedentarización se produce con la colonización. Y con ellas (sedentarización y colonización) se introduce en nuestro medio otro tipo de casas y otro tipo de asentamientos. En un primer momento, los colonos utilizaron los mismos materiales vegetales con los que construían los oriundos, pero introdujeron formas distintas de uso de dichos materiales y tipos de casas y sus locales. Después, también empezaron a introducir otros materiales para la construcción de las casas, materiales desconocidos o menos usados por los oriundos, como ladrillos, adobe, tapial, etcétera, y otros materiales importados. Y en los asentamientos en los que establecieron las cabeceras de las demarcaciones territoriales (los actuales distritos) y donde vivían los colonos (funcionarios y particulares), empezaron a construirse edificios para las viviendas, las oficinas, los cuarteles, los dispensarios u hospitales, las iglesias, los comercios, etcétera. Era un tipo de edificación más sólida y de mejores condiciones de salubridad, y que conformaron dichas ciudades.

Con el avance de la colonización, los nativos fueron quedándose cada vez más tiempo en el mismo asentamiento, es decir, siendo cada vez menos migratorios. Lo que implica que también fueron haciendo edificios algo más estables, casas de calabó (tablas rudimentarias obtenidas de algunos árboles fáciles de partir con cuñas), casas de barro en entramado de pilares de maderas y tiras de las cortezas de los fustes de rafia. Y también fueron adoptando nuevas tipologías de casas y de estructuras de los poblados.

A pesar de estas mejoras introducidas por los nativos en sus casas y poblados, las casas de los blancos parece que producen, como diría Nze Abuy, una gran sugestión[3] en los nativos a los que, desde entonces, les pierde el deseo de vivir en casas como las de los blancos y se sienten atraídos a vivir en los “pueblos de los blancos” (ciudades). Porque las casas de los blancos son más sólidas y cómodas para vivir y en los “pueblos de los blancos” se vive muy bien. De hecho, uno de los eslóganes o promesas de Francisco Macías en la campaña electoral de 1968 fue que “los guineanos se iban a quedar con las casas de los blancos”.

A esta circunstancia se añade que, en la idiosincrasia de los guineanos (los fang, más precisamente), las cosas que un hombre debe hacer durante su vida son construirse una casa y casarse con una (o varias) mujer(es) para tener muchos hijos[4]. Nos encontramos pues, que cada adulto se hace y tiene su casa, en la medida de sus fuerzas, de sus posibilidades y de su responsabilidad familiar.

Con estos imaginarios, hábitos e idiosincrasias empieza a producirse el traslado de las gentes desde las aldeas y los poblados a las ciudades (cabeceras de distritos y otras capitales), para trabajar en la administración o como empleados de empresas o comercios, para estudiar o simplemente para buscarse la vida.

Cuando empiezan a producirse estas migraciones a las ciudades, se puede notar que Malabo (antes Santa Isabel) y Luba (antes San Carlos) tenían una configuración y un mecanismo de ocupación del suelo diferente a las ciudades de la región continental. Así, Malabo y Luba no tenían pueblos nativos como núcleos originales previos, sino que fueron ciudades creadas como tales por los colonos, siguiendo una planificación y, principalmente, como núcleos para la administración y la actividad económica que en aquellos momentos era la explotación del cacao; por lo que dichas ciudades estaban rodeadas de fincas de cacao. Esta circunstancia dejaba poco margen para una ocupación espontánea de terrenos para la construcción, ya que dichas fincas eran propiedades de particulares. De suerte que la construcción de una ciudad anexa como Elá Nguema (antes San Fernando, construida para los funcionarios nativos) y de barrios como Los Ángeles se hicieron gracias a la intervención de las autoridades competentes (mediando expropiaciones con, presumiblemente, el pago del correspondiente justiprecio) y siguiendo una determinada planificación. Incluso se puede observar que un barrio de chabolas como New Bili se construyó siguiendo una cierta planificación.

En cambio, en la región continental (Río Muni) las ciudades se construyen al lado de los asentamientos de nativos, en los que la ocupación del terreno no tiene el mismo tipo de restricciones que en la isla. Y cuando se empiezan a producir las migraciones a las ciudades se puede observar que ciudades como Bata tienen una zona urbanizada donde estaba el grueso de los comercios de los colonos y de los edificios administrativos y las viviendas de los funcionarios (blancos y algunos nativos, civiles y militares); y los nativos que van llegando a la ciudad van construyendo su propia casa en las zonas sin urbanizar, en los aledaños de la ciudad planificada, en terrenos cedidos por los oriundos o en terrenos que nadie reclamaba para sí y a los que van accediendo por la llamada ocupación pacífica. Los asentamientos a que da lugar este tipo de ocupación de terrenos se desarrollan sin ninguna planificación. Así se va conformando una ciudad con dos zonas diferenciadas: la zona de los blancos (casco urbano), que se desarrolla siguiendo una cierta de planificación, y la zona de los nativos (barrios), sin ninguna. No obstante, mientras los ayuntamientos y otras instituciones tenían y ejercían competencias sobre la planificación urbana, si tenían que hacer una ampliación de la ciudad hacia las zonas de los barrios de los nativos se compensaba a éstos y se les señalaba otros lugares donde pudieran trasladarse. Es lo que se dice del surgimiento del barrio batense de Comandachina. Los que entonces estaban establecidos en la zona de Udubuandjolo, habitada por los bisió[5], se les indicó que debían trasladarse a lo que hoy es el barrio de Comandachina, que es la deformación de la expresión Kumdá Kiná (que significa El comandante ha dicho…, que nos establezcamos aquí). Mientras se producía este desarrollo de la ciudad, algunos, sobre todo funcionarios y empleados de determinadas empresas, legalizaron algunos terrenos en las cercanías de Bata, como terrenos rústicos, para realizar actividades agrícolas. En estas zonas de los nativos, cuando uno llegaba, el proceso era (y sigue siendo) residir en un primer momento en la casa de un familiar o conocido (actualmente también alquilan), para luego hacerse su propia casa, de acuerdo con las posibilidades y el estatus de cada uno. Y esto abarcaba desde hacer una habitación adosada a la casa de quien le ceda el trozo de terreno para ello, hasta hacerse con una extensión de terreno donde poder construir sus casas al estilo de la aldea (casa de estar-comedor + dormitorios, casa cocina y casa letrina + baño). Los primeros que así llegaron a las ciudades (a Bata, por ejemplo) procuraron hacerse con una extensión suficiente para, además de las casas, plantar una huerta. Así va creciendo la ciudad; y aunque estas zonas de los nativos convertidas en barrios (aquí llamamos barrio a lo que no es el casco urbano) no tenían planificación, sí guardaban espacios por donde podían circular los vehículos y que podrían convertirse, en un futuro, en calles.

Y así, en líneas generales, llegamos a la Independencia y durante los 25 años que suceden a la misma no hubo importantes cambios a este tipo de ocupación, ni en la estructura de las ciudades ni en la de sus barrios. Pero en los alrededores de Malabo y otras zonas de la isla, los terrenos de las fincas abandonadas que no estaban al cuidado de ningún propietario empezaron a ser ocupados como en la región continental y principalmente por los originarios de la misma, que fueron llevados a mediados de los años 70 para trabajar en las plantaciones de cacao.

Corriendo el tiempo, a mediados de los años 90 del siglo pasado, las gentes empiezan a trasladarse masivamente a las ciudades, atraídos tanto por la sugestión de la buena vida en las ciudades como por las oportunidades que ofrece la abundancia de recursos generada por la explotación del petróleo. En estas circunstancias se ejerce una presión muy grande, en forma de demanda, sobre el terreno, tanto de la propia ciudad como el de los poblados próximos, para su uso para la edificación. Esta demanda del terreno para la edificación (uno de los elementos fundamentales en la organización del hábitat humano) deriva en su comercialización, una comercialización de los terrenos deficientemente reglada.

Esta deficiente, si no nula, regulación en lo que se refiere a la adquisición de terrenos y otros temas relativos a la organización del hábitat se debe a que, cuando se inicia este proceso de presión sobre el terreno, las instituciones del Estado que tienen que regular éste y otros aspectos de la vida de los ciudadanos no estaban suficientemente consolidados; y con el avance del proceso dichas instituciones no sólo no se han consolidado, sino que se han ido debilitando progresivamente. Este debilitamiento de las instituciones, que se inició desde el mismo momento del acceso a la independencia, deriva del hecho de que el comportamiento y/o actuación de las personas que tienen responsabilidades en dichas instituciones o ejercen algún cargo (o incluso de cualquier funcionario o persona con influencias[6]) no se ajusta a ninguna norma ni jerarquía, sino que el que manda o tiene algún cargo o influencia hace lo que se le ocurre y conviene en cada momento, siempre que no interfiera en lo que beneficia o conviene a otro con mayores poderes o influencias. Esto hace que, por regla general, los que tienen cargos o influencias aprovechen su situación para hacer lo que les conviene.

Y, sin embargo, para la consecución de un hábitat adecuado es absolutamente imprescindible que éste se construya siguiendo unas reglas que establezcan las condiciones del espacio habitado, la forma en que deben organizarse los edificios (de vivienda y los lugares de trabajo) en los asentamientos, el espacio que los rodea, las relaciones entre ellos, las conexiones entre los edificios y las conexiones con los otros asentamientos del territorio. Haciéndolo así se consigue una adecuada vertebración del territorio[7].

La falta de regulación y de cumplimiento de la que pudiera existir da lugar a que particulares e instituciones emprendan acciones que no obedecen a ningún plan o regulación, pero que inciden en la configuración actual del hábitat humano, sobre cuya gestión estamos reflexionando.

Los particulares se lanzaron, pues, a la adquisición (comprando, acaparando, arrebatando) de terrenos y/o a la construcción de edificios en los mismos. Muchos de los que se lanzaron a la adquisición de terrenos y a la construcción de edificios para uso particular (propio o para poner en renta) eran personas con cargos en la Administración o con otro tipo de influencias. La debilidad institucional tan grande a que me he referido (y que se exacerbó en los años de la abundancia de los recursos procedentes de la explotación del petróleo), permitió y sigue permitiendo que estas personas con cargos o con influencias construyeran sus edificios como quisieron y donde quisieron, no sólo sin atender a norma alguna (ningún ayuntamiento tiene el poder de impedir a un cargo más importante que el alcalde de poner su casa donde quiere y como quiere), sino incluso arrebatando terrenos a personas menos influyentes, aun cuando ésas tenían sus documentos de propiedad en regla. Y como hay una gran cantidad de altos cargos y personas con influencias que pueden construir arbitrariamente resulta que cualquiera puede poner su casa donde quiere y como quiere, sin atender a ninguna normativa de ningún ayuntamiento en cuanto a calles en proyecto, alineación de las calles, tipología de edificios, altura máxima de los edificios permitida en cada zona, etcétera. Así colmataron dichos terrenos de edificación variopinta, al igual que los interiores de las manzanas de la ciudad planificada (el casco urbano antiguo).

Y el proceso ha sido que cuando se han colmatado los barrios céntricos, las gentes, ya sean las que emigran del interior, las que vivían en dichos barrios céntricos (cuyos terrenos han vendido o han construido en ellos) o las personas con muchos recursos, buscan y adquieren otros terrenos en el siguiente cinturón, que también se colmata y así sucesivamente.

En Malabo, en los lugares en los que la finca tenía un propietario, éste procedía a su parcelación antes de la venta, dejando áreas para las calles; y los asentamientos que resultaron de la construcción de edificios en dichas zonas tienen un cierto aire de planificación. Pero en determinadas zonas también ha habido ocupación insuficientemente regulada,[8] lo que ha dado lugar a otros asentamientos sin ningún indicio de planificación. Y el crecimiento de la ciudad de Malabo ya alcanza casi el aeropuerto, por el oeste; por el oeste-suroeste (carretera de Luba) alcanza Sampaca y llega casi hasta Basupú; por el sur (carretera de Basilé) se extiende a más de dos kilómetros desde el límite inicial (Campamento, actual Cruce Esono Edjo); por el sureste casi alcanza Rebola, absorbiendo Basupú Fishtown, y se extiende hacia el sur de Ela Nguema[9] hasta Sipopo.

Por su parte Bata se ha extendido y ha absorbido muchos de los pueblos que estaban en las distintas salidas de la ciudad hacia otros puntos del interior de la región continental: por el norte, en la carretera hacia el aeropuerto, ha absorbido los pueblos de Bomundi y Asonga, e incluso se ha extendido hacia el norte del aeropuerto hasta Utonde; por el este (carretera Niefang) la ciudad que llegaba sólo hasta Ngoló (dos kilómetros del centro) ya alcanza Adjap (10 kilómetros del centro); por el suereste (carretera Bicomo), la ciudad de Bata que llegaba hasta las zonas más próximas de Nkolombong (1,5 kilómetros) ya se extiende hasta Ayaelon, incluso Bicomo mismo, absorbiendo Ncuantomá, Ncumtom, Ayaelon; y por el sur (carretera Mbini), Bata, que sólo tenía como barrio a Ikunde (cuatro kilómetros del centro), ya ha absorbido Ntobo (pueblo de desarrollo longitudinal a la carretera de unos cuatro kilómetros) y llega hasta el kilómetro 10. Y al sur por la costa (carretera del puerto), Bata ya llega hasta el pueblo de Bidiba, a unos 8 kilómetros del centro, después de absorber Ukomba, Ekuku, Bome.

Así, Malabo y Bata han podido multiplicar su superficie por 15 a 20 en los últimos 20 años. Y otro tanto ha pasado en las ciudades cabeceras de los distritos, llevando la palma Mongomo, que ha podido multiplicar su superficie inicial incluso por 25.

Este crecimiento de los asentamientos sin ninguna planificación da lugar a ciudades amorfas; en el caso de Bata, con macromanzanas[10].

La mayor parte de los edificios con que se han colmatado las manzanas son autoconstruidos[11] y cada uno pone su casa donde quiere y como quiere, con el propósito de aprovechar hasta el último milímetro de su terreno. Procediendo así, en muchos casos, no se deja sitio para el paso, ya no de los vehículos[12], sino incluso para una circulación holgada de las personas. Y de resultas, a la mayor parte de los edificios de los interiores de las manzanas no se puede acceder con vehículos, y para acceder a las casas hay que pasar por los angostos pasos y recovecos que dejan las casas (donde los dejan); y evidentemente casi nadie deja ningún trozo de terreno libre, ni siquiera un pequeño patio para uso propio. Y en los lugares en que por alguna circunstancia se conservó un espacio para una hipotética calle en proyecto estos caminos están en un estado tan deplorable que resulta harto difícil la circulación de vehículos por ellos, y cuando llueve son unos barrizales en los que es imposible circular con vehículos que no tienen reductora.

La solidez y la calidad de dichas construcciones dependen de los medios de que disponga el propietario. Y encontramos desde casas de tablas hasta palacetes[13]. En cualquier caso, muchos procuran hacer, además de la casa para la vivienda propia, y si el solar alcanza, barracones de estudios para ponerlos en alquiler. Los que tiene grandes recursos, construyen, además de las de alquiler, grandes casas (mansiones y palacetes) para sus viviendas. Muchos de estas personas con grandes recursos construyen sus mansiones para vivir en Malabo; si son de Río Muni (región continental) hacen otro tanto en Bata, en las cabeceras de los distritos de donde son originarios y, si es el caso, en la capital de la provincia a la que pertenece su distrito y, evidentemente, en sus pueblos o aldeas de origen. Nos encontramos con que muchos de estos señores que han amasado mucho dinero, y si son de Río Muni pueden tener entre tres y cinco viviendas, si no más. Además, invertirán en la construcción de edificios para dejar en alquiler (para vivienda, para uso comercial o para oficinas) y en la construcción de hoteles. Este tipo de edificios para vivienda, uso comercial u hoteles, las han construido, además de en las ampliaciones de las ciudades y en los barrios de éstas, en los terrenos del casco urbano (por ejemplo, en Bata) considerados bienes abandonados por los colonos y de los que han sido adjudicatarios o que algunos influyentes han arrebatado a otros (incluso algunos terrenos de los ayuntamientos han pasado a propiedad privada de personas influyentes).

En muchos casos, se ha traslado a la ciudad el esquema de disposición de las casas de la aldea. En la aldea fang, y desde los años 40, además de la llamada casa-de-la-palabra, cada persona adulta se hacía una casa para el estar-comedor-dormitorios, y otra para la cocina que a la vez servía de estar-para-las-mujeres. La letrina estaba detrás de las casas, a la intemperie. Con la evolución, algunos empezaron a poner la letrina-baño en una casa aparte, o adosada a algunas de las casas anteriormente citadas. Como digo, al trasladarse a construir en la ciudad, hay una tendencia a repetir el esquema aldeano de disposición de las casas. Muchos integran los baños y aseos en las casas; pero en una mayoría de los casos la cocina se hace en edificio aparte, aun cuando hay una especie de cocina-oficio integrado. Los que tienen medios suficientes y solares grandes cercan su solar con grandes y altas tapias y en su interior construyen una especie de aldea (con su casa-de-la-palabra). Parecería que los edificios se construyen guiados por modas y por una intención de imitar determinados elementos que creen que da un aire de lujo a la casa: uno de estos elementos llamativos en las construcciones de los edificios en nuestras ciudades, e incluso pueblos, es el uso de tipos de columnas, balaustres, celosías y sobre todo de ventanas de planchas de vidrio o de plásticos vitrificados.

 

Las instituciones del Estado

En este crecimiento espontáneo (y por tanto desordenado) de los asentamientos humanos en Guinea Ecuatorial las únicas instituciones del estado que han intervenido son las centrales, sin que las municipales (ya lo hemos dicho más arriba) u otras entidades hayan tenido capacidad de actuación ni de intervención alguna. Así es que, con el boom del petróleo, el gobierno pone en marcha la ejecución de mucha, variada y gran obra pública: se asfaltan las carreteras que unen las cabeceras de los distritos; se construyen otras carreteras nuevas, incluido autopistas; se construyen puertos en Malabo, Bata, Luba, Corisco, Annobón; se amplían los aeropuertos de Malabo y Bata y se construyen nuevas terminales en los mismos. Se construyen otros aeropuertos en Momgomenyen, Annobón y Corisco; se construyen ampliaciones de todas las ciudades o casi (todas las ciudades-cabeceras de los distritos y de las provincias tiene una ampliación 2 de las mismas);[14] se asfaltan las calles de las ciudades y algunas vías principales de los barrios; y se abren unas especies de vías de circunvalación a las ciudades de Malabo y Bata.[15] Se construye edificación pública para uso oficial (ministerios, hospitales, escuelas, campus universitarios y otros departamentos; delegaciones de gobierno y de los ministerios en las capitales provinciales, palacios presidenciales; grandes edificios para salones de congresos en muchas capitales distritales; ayuntamientos y un larguísimo etcétera). Se ha construido edificios para otros usos, como las mal llamadas viviendas sociales[16]. Incluso se construyen ciudades de nueva planta como Oyala (luego llamada Djib’lóhó y últimamente Ciudad de la Paz) y Sipopo. Muchos distritos fueron subdivididos sucesivamente en municipios y pedanías, resultando que, además del municipio inicial con la denominación y capital del distrito, se crearon otros nuevos municipios y pedanías, constituyéndose en cabeceras algunos pueblos de los mismos. En dichas cabeceras de los municipios y pedanías se han construido edificios de diferente uso, mercados, iglesias, puestos de salud, comisarías de policía, ayuntamientos, subdelegaciones de gobierno, viviendas, etcétera.

 

El hábitat humano conformado

El hábitat humano en Guinea Ecuatorial queda pues conformado por asentamientos de distintas características y dimensiones unidos por carreteras y autopistas y el medio que les rodea y con el que interactúan. Todos los tipos de asentamientos han experimentado cambios. Pero generalmente los cambios experimentados por las aldeas y los poblados no han afectado mucho a su forma, como ha ocurrido con las ciudades[17]. En todo caso, la evolución de las aldeas y los poblados ha sido dispar: en unos casos, las características de las casas han mejorado, y en otras han empeorado: todo depende de si, en algún momento, los habitantes del mismo han podido reunir, por actividades diversas, recursos para ir mejorando sus casas; en otros casos, depende de si algún hijo del pueblo ha tenido una situación que le haya permitido manejar los recursos suficientes para construirse una casa en la aldea o poblado y/o para apoyar a sus allegados en el pueblo en la mejora de sus casas. Por su lado el modo de vida de sus habitantes sigue dependiendo mayormente del medio natural que rodea dichas aldeas y poblados y del que sus habitantes obtienen los recursos para su desenvolvimiento. El modo en que dicho hábitat se ha conformado, sin que se vea claro los criterios de su constitución ni los objetivos perseguidos para el beneficio de la comunidad, explica que el estado de elementos principales del mismo adolezca de importantes defectos.

 

Estado del hábitat y de algunos de sus elementos 

Cuando uno observa elementos importantes del hábitat de Guinea Ecuatorial, como son las ciudades y los edificios que los conforman, constata una importante irregularidad en su forma, fruto evidente de la falta de planificación y de unificación de criterios de construcción. Esta falta de criterios hace que, en la mayoría de las calles de ciudades importantes como Bata y Malabo, se vea edificios de varias alturas (tres o cuatro) y con una forma aceptable de disposición de los elementos de su fachada al lado de otros edificios bajos, hechos de cualquier forma u otros modificados también de cualquier forma, o al lado de otros edificios que no guardan ninguna alineación con los demás edificios. Y esta irregularidad en la forma, que no da precisamente una apariencia agradable a la calle y a la ciudad, se ve incrementada por la cantidad importante de construcciones inacabadas, cuya realización ha sido suspendida en alguno de los estadios de su ejecución. En esta situación encontramos tanto edificios privados como edificios y otro tipo de obra pública de iniciativa de las instituciones del estado.

Los particulares, porque el sistema no ofrece otras muchas vías de inversión y por la falta de regulación a que nos hemos referido, se lanzan a iniciar obras de construcción de edificios (vivienda propia o para alquilar, hoteles, etcétera) sin tener una idea clara de lo cuesta la construcción. Así, algunos inician sus construcciones cuando ven que tienen una cierta cantidad de dinero y se encuentran con que dicha cantidad no era suficiente para acabarla o que las expectativas de ingresos que tenían se frustraron antes de acabar de realizar su construcción y, en consecuencia, sus obras iniciadas se quedan paralizadas en el punto donde les alcanzó la cantidad de dinero que tenían. En este caso de los particulares la suspensión de las obras se explica por estas circunstancias. Así, los encontramos desde los que se han suspendido en los cimientos o simplemente después del desbroce y la acumulación de materiales, hasta los que se suspendieron a falta de la pintura, pasando por los que tienen partes acabadas y otras sin acabar.

Cuando hablamos de particulares, hablamos de individuos que van desde la persona que va sobreviviendo como puede y que, por la idiosincrasia que he señalado, procura ir haciendo su casa para vivienda a la medida de sus posibilidades, hasta los que hacen gala de manejar muchos recursos y las sociedades. Muchos de los que presumen de manejar muchos recursos son personas con gran influencia derivada de ostentar o haber ostentado cargos públicos o de otras circunstancias.

Muchas de las obras inacabadas son de los particulares de las dos primeras categorías y muy pocas obras inacabadas son de sociedades privadas. No obstante, también se puede encontrar en estado inacabado obras imponentes de esos inversores privados que parecían de sociedades y con apariencia de manejar grandes cantidades de recursos. Uno de estos casos es el del Hotel Media Luna Internacional, en las proximidades del aeropuerto de Bata. En el lugar donde había otro hotel del mismo nombre se inició la construcción del hotel (de media docena de edificios y pabellones) en un terreno de unas cuatro hectáreas, al lado del mar, con ínfulas de ser un hotel muy lujoso. Pero la construcción se paralizó hace más de 10 años (y no hay visos de que se fuera a reanudar) cuando apenas se había hecho las plantas bajas de algunos de los edificios.

Curiosamente también encontramos obra pública sin acabar y cuya realización se ve paralizada desde hace varios años. En esta situación encontramos edificios, asentamientos y otras obras públicas. Por citar unos cuantos ejemplos: el campus universitarios de Mondóng; el hospital militar, enfrente del destruido cuartel de Nkoantomá, que antes de las explosiones lleva años con las obras paralizadas (paralizadas cuando ya estaba colocada la carpintería de aluminio e iniciada la pintura); un grupo de edificios en la carretera que va del cuartel destruido (en las explosiones del 7 de marzo de 2021) hacia la urbanización de Mondóng, en los aledaños del cuartel, cuya construcción fue abandonada cuando ya se había encalado[18]; la ampliación del Centro Médico La Paz de Bata; el mausoleo en Monduasi; la rehabilitación de La Salle Enrique Nvo;[19] muchos edificios de Oyala; y un larguísimo etcétera.

A la derecha, obras paralizadas del mausoleo en Monduasi. A la izquierda, otro edificio cuya construcción está paralizada. Foto: Amancio Gabriel Nse Angüe
El mausoleo desde otro punto de vista. Al fondo, a la izquierda, el edificio donde estaba el Centro Laboral La Salle, cuya reforma está también paralizada. Foto: Amancio Gabriel Nse Angüe

La construcción de varios asentamientos, como las llamadas localidades urbanas (las cabeceras de las pedanías, creadas hace más de 10 años), está inacabada. Así se ha podido ver en reportajes difundidos en los informativos de las televisiones, en los que los habitantes o dirigentes de las instituciones locales de dichos sitios denuncian el abandono de las obras.

Hay muchas carreteras cuya construcción no se ha concluido. Por poner un ejemplo, hay una carretera que partiendo de Acurenam se anunciaba que iba a llegar hasta Minang, en el distrito de Kogo. Dicha carretera se ha asfaltado sólo hasta el pueblo de Alenasi, perteneciente al distrito de Acurenam. Por otro lado, en la realización de muchas carreteras éstas desviaron muchos pueblos, quedando pendiente la realización de los accesos a dichas localidades. Muy pocos de estos accesos se han realzado. El deterioro de las pistas de tierra que unen la carretera con dichos pueblos hace difícil el acceso mediante vehículos.

En una ciudad como Bata las macromanzanas son el resultado de no haber completado el asfaltado de otras muchas vías que deberían facilitar el acceso al interior de dichas macromazanas y reducir así su tamaño.

También podemos encontrar inacabadas las diferentes infraestructuras necesarias para la prestación de los servicios necesarios para el buen desenvolvimiento de las personas en las ciudades. Por mencionar sólo un par de ejemplos, es el caso del suministro de agua y del alcantarillado en la ciudad de Bata.

Del suministro de agua se puede ver que hay algunas fuentes públicas en varios puntos de las vías de la ciudad. Se puede deducir que hay una canalización a lo largo de estas vías. Pero apenas hay fuentes en el interior de las macromanzanas, por lo que hay que deducir que no hay canalizaciones en dichos lugares. Y los armarios para posibles conexiones futuras a las viviendas se colocaron en muy pocas zonas. Y sólo los que estuvieron atentos y con posibilidades (había que pagar para poner la conexión) en el momento de hacer las canalizaciones pudieron conectar agua a sus casas. Y si el objetivo era dotar de agua a la ciudad de Bata, con la posibilidad de que quien quiera pueda conectar agua a su vivienda en cualquier momento, resulta que dicho objetivo ha quedado muy lejos de cumplirse, por lo que parece que dicho proyecto no ha llegado a su término. Del mismo proyecto de suministro de agua a Bata, hay un depósito elevado construido en Nkoantoma que tiene el aspecto de no haber entrado en funcionamiento (y a mí me parece de una altura insuficiente para poder hacer llegar agua con suficiente presión a la mayor parte de los lugares), y por tanto de obra inconclusa.

Por su parte la ejecución del alcantarillado parece que se interrumpió en un estadio más temprano. Sólo se vio hacer unos pozos, como grandes arquetas, en algunos puntos de las calzadas de las calles de la ciudad de Bata; también se hicieron edificios en otros puntos (como si fueran a ser las estaciones de depuración). El estado de estos edificios, con los huecos abiertos, sin pintar, y sin que se vea ninguna actividad en ellos, denota que el sistema está inconcluso.

He descrito más arriba las razones que pueden llevar a la inconclusión de una obra emprendida por un particular. Pero tratándose de edificios y obras iniciadas por las instituciones públicas el hecho de que una obra quede inconclusa no es comprensible. En efecto, cuando una institución del estado inicia una obra se han debido realizar todos los estudios precisos para determinar la necesidad, la oportunidad, la disponibilidad de recursos y todas las demás circunstancias concurrentes y asegurarse de que la obra llegará a buen puerto, precisamente para cubrir las necesidades que aconsejaron su emprendimiento. Podemos, por tanto, inferir que cuando una obra del estado se paraliza (y a pesar de la gran cantidad de recursos que han manejado los gestores de los recursos del estado de Guinea Ecuatorial para poder financiar todas las obras emprendidas hasta su total conclusión) han debido fallar uno o varios mecanismos del proceso de su concepción.

 

Utilidad

Otro fenómeno que se puede constatar en los elementos construidos del hábitat es la dudosa o escasa utilidad de algunos de ellos. Este problema lo encontramos fundamentalmente en las obras realizadas por las instituciones del estado, es decir con inversión pública. Y en esta situación encontramos edificios, infraestructura urbana, asentamientos, vías…

La ciudad de Bata alberga las delegaciones de los diferentes ministerios que componen el gobierno. Con el boom de la construcción y de dotación de infraestructuras que estamos comentando se han construido en Bata muchos edificios para que fueran sedes de dichas delegaciones de los ministerios. Se han construido cuatro nuevos edificios para delegaciones ministeriales. Cada uno de ellos con más de 4.000 metros cuadrados construidos. A estos edificios hay que añadir el construido para las dependencias del primer ministro, que llaman Primatura. En este último (cuya superficie puede estar muy cerca de los 10.000 metros cuadrados construidos), además de las dependencias del primer ministro alberga algunas delegaciones ministeriales. Pero podría albergar la mitad de las delegaciones. La otra mitad podría caber en uno solo de los cinco edificios a que nos hemos referido. Resultando que sobrarían más de la mitad de los metros cuadrados construidos en dichos edificios, y por tanto son edificios de deficiente utilidad. Además, hay otro (edifico de la Primatura) exactamente igual en Oyala.

En la misma línea de sobredimensionamiento de los edificios están los terminales de los aeropuertos de Malabo y Bata. La terminal del aeropuerto de Malabo fue ampliada hace varios años, pero sin que se notara saturación alguna se ha vuelto ampliar. El de Malabo ya está funcionando y el de Bata aún está en construcción. El aeropuerto de Malabo está atendiendo ahora, como mucho, cuatro vuelos internacionales regulares al día y menos de diez nacionales. Pero el terminal que acaban de construir puede acoger quizás seis veces más de actividad. Tres cuartos de lo mismo pasa con la nueva terminal que se está construyendo en el aeropuerto de Bata.

Otro caso digno de mención de obras de poca utilidad son los paseos marítimos de Bata y de Malabo. En la isla de Bioko (antes Fernando Poo) la costa es, en su mayor parte, abrupta, con una profundidad tan importante a muy pocos metros de la costa de suerte que hay muy pocos tramos de playa en todo el perímetro de la isla. Los paseos marítimos son espacios para disfrutar del mar. En las ciudades donde hay importantes paseos marítimos casi siempre son contiguos a las playas en las que las gentes pueden disfrutar del paseo y del baño en el mar. En Malabo, al ser la costa abrupta no había playa de la que disfrutar desde un paseo marítimo. En cambio, para la construcción del paseo marítimo de Malabo hubo que rellenar, para ganar terreno al mar, una banda de unos 50 metros de ancho por una longitud de más tres kilómetros y una profundidad media que podía superar los ocho metros. Y, además, se hizo un relleno para hacer una plataforma de unos 500 metros por 300 metros en torno a los islotes Enríquez (que distaban en torno a 200 metros de la costa frente al hotel Bahía), mediante la cual dichos islotes han desaparecido al quedar unidos a la costa por esa plataforma de hormigón.

En Bata sí que había playa, pues casi toda la costa de Río Muni es playa. Pero curiosamente en la construcción del paseo marítimo de Bata en lugar de hacerlo preservando la playa para su disfrute desde el paseo marítimo se prefirió, al igual que se hizo en Malabo, ganar terreno al mar haciendo un relleno de piedras que acabó destruyendo la playa a lo largo de, prácticamente, toda la longitud del paseo. Antes, el paseo marítimo de Bata iba desde donde había una gran y simbólica ceiba (justo en la confluencia del paseo con la calle que viene de la catedral de Bata, calle de la Juventud Guineana), hasta el Hotel Panáfrica, unos 800 metros. Pero al hacerlo nuevo se amplió hacia el norte en torno a 1,5 kiómetros desde la desparecida ceiba, y hacia el sur hasta la desembocadura del río Ekuku, unos 5 kilómetros, totalizando unos 6,4 kilómetros. Una ampliación razonable del paseo podía haber sido prolongarlo hasta la rotonda de Correos, donde se ha construido una torre. En este sentido, y en mi opinión, unos dos tercios de la longitud del paseo marítimo de Bata son de muy dudosa utilidad[20].

Al igual que los paseos marítimos, se puede encontrar otras infraestructuras urbanas de dudosa utilidad. Es el caso de una especie de parque que hay en la avenida de Mbogo Nsogo de Bata, al lado de la agencia de Société Général des Banques en Guinea Ecuatorial, en el lugar donde había un edificio que se llamaba Ceiba. Desde que hace cerca de 20 años que fue construido dicho parque nunca vi a nadie dentro, ni niños jugando. Sólo hace cerca de dos años que se ha abierto un chiringuito-bar-restaurante en dicho parque. En la inauguración se habló de un coste de unos 1.000 millones de Francos CFA de inversión en la construcción de dicho parque.

En los años 2015 y 2016 se empezó a construir una especie de pequeñas urbanizaciones en los aledaños de los pueblos señalados como cabeceras de las pedanías a las que me he referido. Además de los edificios públicos (escuela, centro de salud, comisaría de policía, ayuntamiento, mercado, etcétera) también se construyeron 20 viviendas en cada una de ellas. He comentado que la construcción de varias de dichas urbanizaciones está interrumpida. En cambio, se ha concluido la construcción de otras muchas, pero en las que no se ve actividad: es decir, no se realiza ninguna actividad en los edificios públicos, ni las viviendas están ocupadas. Y así, las que se han inaugurado, llevan más de dos años en esta situación.

El culmen de obras de dudosa utilidad es la llamada Ciudad de La Paz de Djiblóhó. Una ciudad de nueva planta al lado de un poblado que estaba enclavado en mitad de la selva, llamado Oyala. Sobre una superficie de unos 50 kilómetros cuadrados, en Oyala, se proyectaron una gran cantidad de edificios públicos y otros privados[21] de los que algunos están acabados, y otros están sin acabar. En Oyala está la Universidad Afro-Americana de África Central (AAUCA), que durante su construcción se decía que iba a ser una universidad americana implantada en Guinea Ecuatorial (las siglas se corresponden con la African-American University of Central Africa). Es uno de los pocos conjuntos habitados de La ciudad de la Paz de Djiblóhó. Pero en realidad no es el centro universitario de gran calidad que se anunciaba; y lo de Americana sólo queda en el nombre. Con decir que en las residencias hay problemas de agua y a veces de electricidad y que muchos profesores sólo pasan tres días en el centro y prefieren pasar los días que no tienen actividad en otras ciudades de su residencia, generalmente en Bata. La Universidad y el Instituto Superior de Telecomunicaciones, Tecnología, Información y Comunicación (INSTTIC) parece ser las únicas instalaciones que funcionan. El resto parece que sólo tienen vida cuando el gobierno organiza un evento ahí (y ante la falta de actividad, se procura organizar eventos como desfiles, reuniones de organismos, etcétera). Tal es caso del Gran Hotel Djiblóhó, un establecimiento de cinco estrellas con 380 habitaciones, 72 suites y 50 villas, que a lo largo de sus cerca de 10 años de existencia no parece haber disfrutado de un 10 % de ocupación en temporada alta.

Igualmente hay carreteras de poca o insuficiente utilidad. La carretera que he mencionado, Acurenam- Minang (Kogo) no pasa por ningún pueblo en sus más de 30 kilómetros. En cambio, hay una carretera (por llamarlo de alguna forma) que va hacia dicha zona y que sale del pueblo de Ngolensok y va hasta Efulan-Esenvus (último pueblo del distrito de Acurenam, antes de su límite con el de Kogo). Ngolensok es un pueblo del distrito de Acurenam, situado al norte de la ciudad de Acurenam, a unos 34 kilómetros de Acurenam, en la carretera asfaltada que une Acurenam con Evinayong. Es el pueblo desde donde sale una carretera que pasa por seis pueblos antes de llegar a Alenasi (adonde ha llegado la carretera asfaltada que sale de Acurenam y no pasa por ninguna localidad).

La autopista Bata–Mongomo es otra de las infraestructuras de deficiente utilidad. Corre relativamente paralela a las carreteras existentes (donde hay pueblos), pero a una distancia suficientemente grande como para que sea prácticamente imposible acceder a dichos pueblos desde la autopista. A la autopista pueden derivar los vehículos que proceden de otros puntos del interior de Río Muni. Siendo el tramo Niefang–Bata el que teóricamente pueda tener mayor tráfico, un domingo por la tarde, regresando yo de mi pueblo, tomamos dicha autopista en Niefang, rumbo a Bata. Se me ocurrió contar los coches en los dos sentidos desde Niefang a Bata y en lo poco menos de una hora que duró el trayecto contabilicé unos 60 coches en ambos sentidos. La utilidad de una inversión de este calado es, cuanto menos dudosa. Y encima, se está iluminando.

Hay que mencionar también, en este apartado de inversiones de muy dudosa utilidad, la construcción de sendos campos de golf en Oyala y el Sipopo. En la emisión de ‘La paradoja de la abundancia’, del programa de RTVE En portada del 16 de abril del 2015, Plácido Micó dijo que la construcción de un campo de golf en Sipopo (otro ha sido construido en Oyala) había costado 18.000 millones de XAF. Decían que atraería torneos internacionales. Pero el de Sipopo lleva ochos años construido y, salvo alguna noticia para la propaganda, no hay noticias de la utilidad de dichos campos de golf.

 

El empleo de los recursos

Del estado del hábitat descrito se puede deducir un empleo muy poco racional de los recursos de los que se ha dispuesto, que han sido invertidos fundamentalmente en la construcción, en el mantenimiento de la clientela (sobrepoblación de la Administración), en algunos servicios y actividades relacionadas con dicha construcción y en proyectos cuya finalidad parece ser, sobre todo, para dar una imagen de un supuesto desarrollo.

Por mis circunstancias personales[22], apenas he tenido contacto con el mundo oficial de la construcción, sobre todo desde el boom del petróleo. Sólo le hice un presupuesto a una persona. El individuo no tenía experiencia en el mundo de la construcción. Pero parece que se le iban a agradecer los servicios prestados (y también para mantener su fidelidad) adjudicándole varias obras, entre ellas el edificio del que me había pedido un presupuesto. Crearía una empresa ad hoc para ello. Después de hacerle el presupuesto y ver el monto que resultaba me pidió que incluyera un monto de imprevistos igual al 50 % del total del presupuesto que había calculado. Después de entregarle el presupuesto no supe luego en qué derivó el asunto. De estas orientaciones que dicho señor me dio para el presupuesto (inflarlo) y de las otras informaciones al alcance de cualquiera se deduce claramente el modus operandi relacionado con la construcción: los influyentes tienen o crean empresas de construcción o de otros servicios (o tienen empresas de las que son socios-conseguidores cuya aportación es sólo sus supuestas influencias), y haciendo uso de sus influencias consiguen la adjudicación de obras para sus empresas, evidentemente sin pasar por ningún concurso. Y los precios que se presentan como coste de dichas obras suelen ser el doble o incluso el triple del que los técnicos elaboradores de los presupuestos hubieran indicado[23]. Ocurre no pocas veces que, una vez conseguida la adjudicación y la financiación de la obra, se vuelve a reducir, en la ejecución, el coste que se hubiera estimado en el presupuesto. Es decir, del dinero sacado de las arcas del estado, en el mejor de los casos, sólo se dedica a la obra el 40 % del mismo y el resto se diluye en los repartos de todos los que intervienen en la consecución del proyecto. Y tanto se diluyen los recursos asignados a algunas obras que varias de ellas resultan inacabadas, e incluso hay obras de las que desaparecen las asignaciones sin que ni siquiera se hubieran empezado a ejecutar[24]. Por otro lado, y en la misma línea, se deduce que las obras que llegan a realizarse se ejecutan con un control de calidad muy laxo.

Se ve claramente que, en el planteamiento de muchísimos proyectos de obra pública, tanto de edificios como de otra índole, lo más importante era la aprobación y adjudicación de la propia obra para, con independencia de la utilidad y de la necesidad, derivar el dinero del erario público a los erarios particulares de los diferentes actores. Estos mecanismos de extraer dinero del uso que se le debía dar para beneficio particular se realizan en todos los niveles y sectores, tanto en el ámbito público como en el privado, y la envergadura y calado de las obras y de las derivaciones de los recursos son proporcionales al nivel de influencia del actor de que se trate. Estos modus operandi han animado todas las prácticas viciosas habidas y por haber y en todos los niveles. Y evidentemente, cada uno en su nivel, procura hacerse con recursos extras[25], mediante todo tipo de corruptelas.

En la extensión, a todas las capas, de estas prácticas para extraer recursos extraordinarios para beneficio personal y para dedicarlos fundamentalmente a la construcción influye también el hecho de que no hay instituciones que canalicen el ahorro y la inversión, ni empresas promotoras inmobiliarias que posibilitaran que una persona pudiera acceder a una casa terminada, en condiciones de habitabilidad adecuadas y repartir, en el tiempo, el esfuerzo económico que supone la construcción de la misma.

Así, con independencia de la seguridad que se tenga en la consecución regular de recursos, animados a la construcción al ver lo que se hace a nivel público y con la idea de que la construcción es una inversión que puede ser rentable, muchos particulares se lanzan a iniciar obras de construcción de edificios (vivienda propia o para renta, hoteles, etcetera), de las que otras muchas, como hemos dicho, se quedan sin terminar. Esto implica que los recursos que podían haber servido para cubrir otras necesidades, o se podían canalizar en otro tipo de inversiones, quedan inmovilizados en construcciones que no producen el rendimiento esperado, y a las personas que las han realizado con menos recursos para atender las otras necesidades.

Algunos de los edificios de particulares que están inacabados, tanto si son de viviendas o para alquiler, están en una fase en la que pueden ser utilizados parcialmente. Y se puede decir que la inversión está siendo parcialmente rentable.

Pero muchos otros edificios, para viviendas, locales comerciales y otros posibles usos, que se construyeron durante el boom fueron terminados. Dichos edificios se construyeron con mirada puesta en una fácil y muy onerosa puesta en alquiler, a los extranjeros (empresas o particulares). Pero resulta que con la estabilización e incluso regresión de la actividad económica, consecuencia de la conclusión de muchas obras, de la reducción de la producción del petróleo y la falta de consolidación de una economía productiva menos dependiente de la extractiva, no sólo no ha habido más inversión extranjera y, por tanto, no han llegado al país más empresas extranjeras, sino que muchas de las que había se han marchado, están marchándose o están a punto de marcharse. Y muchos de los edificios construidos con la mirada puesta en dichos inversores, se han quedado desalquilados y otros ni siquiera han podido ser alquilados o explotados

Este es el caso de muchos hoteles, sobre todo los que se pretende de alto standing, construcciones en las que han invertido muchas personas que han manejado mucho dinero. Llama la atención que en un país como Guinea Ecuatorial, donde los nacionales apenas viajan por turismo y cuando viajan no buscan hoteles sino algún conocido en cuya casa querrán alojarse; donde esos que manejan muchos recursos, y que han invertido en la construcción de hoteles, tienen sus propias viviendas en la mayoría de los destinos (nacionales) de sus desplazamientos; a donde vienen pocos extranjeros, y un largo etcétera… digo que llama la atención que muchos de éstos hayan invertido precisamente en hoteles de un pretendido alto standing. Es posible que la ocupación anual de más del 80 % de los establecimientos hoteleros de más de tres estrellas no estén superando el 25 % de su capacidad.

En definitiva, de todos los recursos que se ha dedicado a la construcción es posible que sólo un 30 % de ha podido ser empleado y canalizado para cubrir necesidades reales y contribuir a la construcción del hábitat. Un hábitat, por tanto, tan caótico que el desenvolvimiento de los individuos en el mismo absorbe aún más recursos.

A los recursos empleados en la construcción de los elementos del hábitat descritos hay que añadir los recursos necesarios para su mantenimiento.

En general, el mantenimiento de las construcciones no parece ser un aspecto que los guineanos hayan interiorizado y que consideren que precisa el establecimiento de previsiones para que se pueda realizar periódica y regularmente y de forma preventiva; sino que parece que sólo se concibe para la reparación de los desperfectos. Con esta actitud, muchas veces se agrava el deterioro, por lo que la reparación consume más recursos de los que se hubiera dedicado si se hiciera de forma preventiva. A nivel particular, cada uno hace lo que puede. A nivel del empleo de los recursos se puede observar que las construcciones de particulares acabadas y no puestas en renta, además de los recursos empleados en su construcción, demandan recursos adicionales periódicos para su mantenimiento.

En el ámbito público, los recursos que se dedican al mantenimiento están en la misma línea de recursos de deficiente aprovechamiento, puesto que el planteamiento parece que tiene como única finalidad la extracción de dichos recursos de las arcas del Estado.

Los recursos empleados para el mantenimiento de los edificios sobredimensionados y los de nula utilidad entran en el paquete de recursos malempleados.

Por su parte, las adjudicaciones de mantenimiento se hacen a empresas del mismo modo que se hace para la construcción, es decir a empresas cuyos propietarios son personas influyentes o los propios altos cargos de los diferentes departamentos en cuyos edificios se va a realizar en mantenimiento; y además de los edificios se les adjudican el mantenimiento de otras construcciones (carreteras, calles, plazas, jardines, etcétera). Ocurre no pocas veces que un adjudicatario lo es sólo para cobrar la factura. Pero no realiza el mantenimiento y no se le puede rescindir el contrato porque está muy bien enchufado. Y para realizar las tareas de mantenimiento necesarias se tiene que contratar a otra empresa, por lo que el gasto se duplica.

Un caso muy notorio del deficiente mantenimiento de un edificio público en Bata es la situación del vestíbulo principal del edificio del Centro Nacional de Emisión de Documentos Oficiales, cuyo techo tiene un boquete y las placas cerámicas del suelo están despegadas y rotas desde hace más de un año. En la misma situación estuvo el edificio de la delegación en Bata del Ministerio de Asuntos Exteriores. Es impensable que no se haya suscrito contratos de mantenimiento para dichos edificios. Pero podría ser de esos contratos que tienen como única finalidad favorecer a una persona con grandes influencias sólo para que cobre el dinero, y puede que, por las razones que sea, no se pueda contratar a otra empresa para que realice el trabajo.

 

Era posible la construcción de un hábitat de mejor calidad

Una forma más racional de empleo de los recursos para la constitución de un hábitat de más calidad y sostenible habría sido una inversión en cuatro direcciones: la formación, la atención al área rural, un buen diseño urbano, y la construcción de un tejido productivo.

Es de Perogrullo decir que la mejor inversión para el desarrollo de una comunidad o de un país es la inversión en la formación integral de los recursos humanos. Debería haberse hecho con una selección y orientación en las diferentes áreas profesionales y de ocupación y del conocimiento, adecuadas y necesarias.

Prestar mucha atención al área rural tiene ventajas para una mejor gestión del hábitat: es donde vive la mayoría de la población, y a partir de sus estructuras de hábitat existentes se podría transformar y mejorar, tomando como base su forma de vida, la manera de apropiarse del medio, de manejarlo y la forma en que en el pasado inmediato iniciaron su inserción en el mercado. Voy a dar una somera explicación.

En Río Muni (región continental), la mayor parte de los pueblos son de menos de 500 habitantes, y están rodeados de terrenos de considerable extensión (que la Constitución reconoce de libre disposición de los moradores para sus actividades agrícolas, de supervivencia o de explotación). Estos pueblos están agrupados administrativamente en distritos, con sus ciudades capitales. Algunos distritos han sido subdivididos en municipios, también con sus capitales. Generalmente el pueblo más recóndito está a menos de 90 kilómetros de la capital de distrito o de municipio de su jurisdicción. Antaño, antes de la independencia, los moradores de los pueblos cultivaban café, cacao, cocos y palmiste, fundamentalmente para la exportación (los intermediarios para la exportación eran los españoles) y productos locales para consumo. La demanda de estos productos locales de consumo, con el aumento de la población de empleados y funcionarios venidos de otros lugares y que no cultivaban, hizo que también se empezara a producir en cantidades mayores para su venta en el mercado local.

En la isla la estructura de asentamientos era diferente. Los pueblos son más grandes. Y como la actividad principal era la explotación del cacao los grandes plantadores disponían de patios en medio de sus fincas, donde había barracones para los obreros, residencias para otros empleados y, generalmente, una casa señorial para el propietario. Y los moradores de los pueblos también disponían de los terrenos de alrededor para sus cultivos. La estructura de los asentamientos cambió cuando las fincas fueron abandonadas y se llevó a Malabo a un gran número de riomunenses para trabajar en las plantaciones de cacao. Cuando definitivamente la actividad del cacao fue relegada muchos de estos se quedaron en asentamientos más perecidos a los poblados de Río Muni, con los que definitivamente ha quedado salpicada la isla. Del mismo modo que en el continente, antaño, los moradores de los pueblos cultivaban, además de productos para su consumo, fincas de cacao a su medida, cacao que vendían a los grandes propietarios que son los que exportaban el producto.

Con estas estructuras, muchos moradores de los pueblos mejoraron mucho tanto sus casas como sus formas de consumo; en consecuencia, como estaban en un medio natural, se puede afirmar que consiguieron así importantes mejoras de su calidad de vida (años 60 del siglo pasado).

Con esta base se podía haber dirigido la inversión en el ámbito rural en dos pilares:

—Prestar un decidido apoyo a la actividad agropecuaria que consistiera en: a) canalizar adecuadamente la comercialización de los productos de los moradores de las áreas rurales (incluida la aplicación de sistemas de transformación y de conservación de los productos); b) la formación en nuevos mecanismos de producción y/o en la introducción de algunos productos estratégicos que pudieran adaptarse a las condiciones de producción del lugar.

—Dotar a los pueblos y cabeceras de distritos y municipios, de servicios de calidad (eficientes y eficaces) en sanidad, educación y otros servicios administrativos y mercantiles.

—La tercera dirección de la inversión debería haber consistido en un diseño urbano pensado, que tuviera en cuenta la funcionalidad de las ciudades (abarcables), y con una dotación de infraestructuras urbanas y sociales adecuadas, espacios públicos y una adecuada prestación de servicios urbanos.

—Por último se podría haber invertido en la construcción de un tejido industrial productivo, de bienes y servicios, aprovechando las condiciones del país (mar, bosque, naturaleza).

Si se hubiera actuado así y la inversión en las infraestructuras viales y de comunicación hubiera sido más racional (interconectar adecuadamente los pueblos y ciudades, y no construir infraestructuras de dudosa utilidad) lo más probable es que se hubiera terminado de cerrar un círculo virtuoso en la construcción de un hábitat más sostenible y de buena calidad.

Pero, como he señalado, los ingentes recursos públicos de los que se ha dispuesto, procedentes de la explotación del petróleo, se han invertido en la construcción de las famosas infraestructuras, para extraer dinero público para beneficio particular, que asimismo se ha dedicado mayormente a la construcción.

Y ante la falta de actividades productivas organizadas, de una comercialización asegurada de lo que se produce y de servicios sociales públicos en los pueblos, circunstancias a las que añadimos el imaginario de una mejor vida en la ciudad y la tendencia a medrar en la administración, la gran mayoría de la gente ha emigrado y está emigrando a las ciudades.

Con la emigración a la ciudad, sobre todo de los jóvenes, las áreas rurales van degradándose progresivamente: sólo quedan las personas mayores, que progresivamente van envejeciendo; las casas de los emigrados se quedan abandonadas y la exigua actividad productiva también se va reduciendo considerablemente.

Estos recién llegados a la ciudad se unen a los que les precedieron. Y vamos a ver cómo todos ellos se desenvuelven en la ciudad y la incidencia del hábitat en su desarrollo personal y colectivo.

 

Las condiciones del hábitat en el que se desenvuelven los individuos

Los cambios producidos en las condiciones del hábitat (casa e interacción con el entorno) de las aldeas y los poblados han sido más progresivos, fundamentalmente en lo que se refiere a la configuración de los asentamientos: las condiciones de habitabilidad de las casas han ido mejorando en los casos en los que los habitantes u originarios han podido contribuir a ello.

Pero los cambios más notorios se han producido en las ciudades grandes. Uno de los elementos importantes del hábitat humano es la vivienda. Cuando analizamos las condiciones de la vivienda en Guinea Ecuatorial es importante señalar las condiciones de partida, es decir, de las características de las viviendas de los nativos antes de la colonización. He mencionado más arriba que la vivienda de los originarios de Guinea Ecuatorial era precaria. Pero ha ido mejorando y, en algunos casos, ya es igual a la casa del blanco. No obstante, estos antecedentes de viviendas precarias y las condiciones climáticas benignas del medio favorecen que las personas puedan tener la capacidad de adaptase a unos niveles de habitabilidad muy bajos, si los miramos desde los estándares urbanos modernos (casa de los blancos). Esta adaptabilidad incluye también la capacidad de poder vivir sin electricidad ni agua corriente y sin saneamiento ni servicio de recogida de residuos.

Por otro lado, y como he dicho, no hay regulación para determinados aspectos más aparentes del diseño de los elementos del hábitat (como dejar suficiente espacio para la circulación y ventilación entre las casas). Se entiende que no habrá regulación para otros aspectos de las casas, tales como determinar las condiciones que debe cumplir un espacio para que tenga una calidad de habitabilidad aceptable para las personas: luz natural, posibilidad de tener una ventilación natural, volumen de aire (especialmente importante para escuelas y hospitales). Y un largo etcétera de aspectos que se regulan para el diseño de los espacios a ser vividos por las personas en unas adecuadas condiciones de habitabilidad.

También he señalado más arriba que en barrios de una ciudad como Bata, con las macromanzanas que hemos descrito, se mezclan casas de todo tipo y tamaño, de suerte que es normal encontrar una chabola de mala vida al lado de una mansión o un palacete. Las condiciones interiores de las casas siguen este gradiente; así encontramos a gente que vive en casas de tablas o de material más sólido, con una o pocas habitaciones medio hechas, sin revocar, con suelo de tierra, sin cielorraso, y sin otras muchas condiciones que la harían más confortable. Al estar apiñadas las casas y no haber suficiente espacio entre las mismas, nos encontramos que aun cuando en el interior de estas hay elementos y condiciones de un pretendido confort éste se ve seriamente mermado por las dificultades de acceso, la proximidad con la casa del vecino (muchas veces de sólo un metro), y por la inexistencia de mecanismos adecuados para el saneamiento y la gestión de los desechos. A esto hay que añadir que muchas casas se han construido en las riberas de algunos de los ríos que corren por las ciudades (Malabo, Bata), ríos convertidos en cloacas y vertederos, y otras en terrenos pantanosos e inundables, con aguas sucias estancadas.

Los barrios que conforman estas viviendas, la mayoría en el interior de las macromanzanas, son el resultado del desarrollo espontáneo e irregular que he descrito. Este tipo de desarrollo de un asentamiento no favorece la prestación de los servicios urbanos como son los del suministro de electricidad, de agua, la recogida de los residuos urbanos, el alcantarillado y el transporte[26]. Del mismo modo que las casas no dejan sitio siquiera para la circulación de las personas, tampoco hay espacios comunes en los barrios, como puedan ser parques, plazas. Ni hay una dotación adecuada de edificios públicos para servicios sociales como puedan ser escuelas, centros de salud, etcétera. Muchos vehículos tienen que quedarse a varios cientos de metros de las casas de sus propietarios, porque las casas no tienen acceso para vehículos.

La ciudad de Bata, nuestra principal referencia de análisis, como he dicho, tiene una parte planificada y urbanizada en el periodo colonial, donde se situó el grueso de los edificios administrativos, sociales (escuelas y centros sanitarios), los comercios y las viviendas de los blancos. Los nativos se fueron estableciendo en los aledaños. En su crecimiento hasta la actualidad resulta que los nativos apenas han establecido su vivienda en el casco antiguo colonial, sino que la grandísima mayoría vive en los barrios, incluidos los altos cargos y prohombres del régimen, donde han construido mansiones en medio de otras casas de cualquier tipo. Pero sí se mantienen en dicho casco los edificios administrativos (gobierno provincial, delegaciones de algunos ministerios, etcétera) y los principales comercios y mercados.

 

El desenvolvimiento de los individuos

En las aldeas, poblados y ciudades cabeceras de distritos, las gentes siguen desenvolviéndose como desde hace mucho tiempo, realizando actividades de recolección, caza, agrícolas y ganaderas de supervivencia, con mercadeo de los excedentes y también realizando algún trabajo eventual en alguna empresa o combinando, si son del lugar o se han asentado en el sitio, el trabajo en la Administración con labores propias de los habitantes de los poblados. Pero para la mejora de sus casas y entornos, su desenvolvimiento es dependiente de los recursos que puedan obtener de estas actividades y de los cambios que se han producido en la estructura y manejo del hábitat en general. Se observa, sin embargo, que las condiciones de salubridad de su hábitat no han variado como en las ciudades. En cualquier caso, y como he señalado, la falta de atención a dicho ámbito de los pueblos y la periferia del país (en general) ha tenido, como consecuencia, la depresión de la mayor parte de la periferia y el éxodo de las gentes a las grandes ciudades.

Ya en la ciudad, las gentes viven en los tipos de casa que he descrito. En su desenvolvimiento en estas casas podemos notar que las malas condiciones de salubridad de muchas de ellas, y según los grados de acabado de las casas y el lugar en que están situadas, suponen, en muchos casos, un riesgo importante para la salud de sus habitantes.

Como buena parte de los emigrados no tienen ni ejercen oficio urbano combinan los destajos y las chapucillas que van encontrando, con actividades propias de las gentes de los poblados.

Tanto los que tiene oficio urbano (cargos y empleados de administración y de las empresas) como los que viven de la combinación de destajos y chapucillas, tienen que desplazarse a uno y otro sitio (sobre todo al centro) para sus quehaceres cotidianos (colegio, trabajo y gestiones en los centros administrativos, comercio, ir a centros sanitarios, etcétera). Estos desplazamientos resultan bastante incómodos por la deficiente urbanización que he descrito, y por la carencia de un transporte público. La mayoría de las personas que tienen que coger transporte para desplazarse debe haber hecho a pie una parte del camino (hasta poder coger un taxi colectivo); este camino que hacen a pie puede llegar a tener una duración de hasta la media hora, e incluso más. Y como la mayoría vive en los barrios y van a los otros lugares para sus actividades (muchos al casco antiguo), resulta que de día el centro de la ciudad está relativamente concurrido y los barrios están muy desangelados, y que por la tarde las cosas se invierta la tendencia: como en tiempos de la colonia, el centro para los blancos y los barrios para los negros. Y como hay menos blancos, el centro se queda totalmente desangelado por la tarde a partir de las 7. La forma de configurarse y de usar la ciudad que hemos descrito explica que incluso los espacios urbanos (parques, plazas) que tienen dimensiones razonables no sean utilizados. A lo que tampoco favorece la forma en que se han diseñado. En un lugar tan caluroso como Guinea Ecuatorial llama mucho la atención que no se planten árboles en las calles para dar sombra[27] a los usuarios de la ciudad. Los paseos marítimos kilométricos que he descrito son ejemplo de lo inhóspitos que son algunos lugares de nuestras ciudades.

 

Los efectos del hábitat construido

El hábitat resultante del empleo de recursos que he descrito es un hábitat relativamente degradado, en el que el desenvolvimiento de las personas en él implica la necesidad del empleo de recursos adicionales que les resulta cada vez más difícil de conseguir:

La falta de confort de las viviendas inacabadas es evidente. Pero en las acabadas (incluido las mansiones y los palacetes) y algunas habitaciones de las no acabadas la necesidad de paliar la falta de ventilación y de luz naturales y el exceso de calor suponen la necesidad del empleo ventiladores y acondicionadores de aire que a su vez consumen electricidad. Dicho consumo de electricidad, y cualquiera que sea el nivel de standing de la casa, está muy por encima de lo razonable si se hubiera diseñado adecuadamente la ciudad y las casas. Y esto supone un empleo extra de recursos. Y lo que sucede, también en todos los niveles, es que la mayor parte de este consumo extra de electricidad se obtiene por medios fraudulentos, lo que a su vez supone una fuga de recursos que sufre la empresa que suministra electricidad (que es pública).

Esta falta de confort y la insalubridad derivada de la situación de muchas casas en lugares pantanosos, del apiñamiento de otras, de la falta de saneamiento y recogida de residuos, suponen, para los habitantes, una exposición permanente a enfermedades. Y, efectivamente, si hubiera estadísticas, la población de Guinea Ecuatorial es una población con un alto grado de morbilidad y mortalidad. Y esto implica, por su lado, que una parte importante de los recursos de los que puedan disponer las gentes se deben dedicar a la salud; por otra parte, una población enferma es una población menos productiva.

Aunque a nivel general no hay una gran preocupación por el uso que se hace del tiempo, quiero señalar en esta reflexión que en el uso de la ciudad que hemos descrito se desperdicia mucho tiempo, tiempo que debiera poder tener mejor uso. En los países y sociedades desarrolladas, cuando hay un parón de actividad, por huelga o por otra razón, se suele contabilizar las pérdidas por las horas no producidas, ni para el trabajo ni para el ocio. En el desenvolvimiento de las personas en el hábitat, y como hemos señalado, el tiempo empleado en los desplazamientos y en otras esperas derivadas de la falta de organización puede suponer una merma importante del tiempo que una persona necesita para otras actividades.

El último aspecto que voy a mencionar, relativo a la funcionalidad del hábitat, es el de la seguridad. Desde hace varios años, y a medida que se va poniendo en práctica la construcción de los elementos del hábitat que estamos analizando, la seguridad de los ciudadanos en su desenvolvimiento en dicho hábitat se va resintiendo cada vez más. Nos referimos a la seguridad de la integridad física de las personas y de la seguridad para acceder a la necesaria protección o socorro en caso de amenazas. En la configuración irregular de asentamientos como Bata y Malabo los estrechos y oscuros senderos que llevan a las casas favorece que la creciente población de delincuentes pueda agredir a las personas; y la precariedad de muchas de las casas facilita el acceso de malhechores a las mismas para sustraer bienes e incluso para cometer agresiones y violaciones a las personas que viven en las casas atacadas. Por su lado esta configuración dificulta el acceso de ambulancias para el desplazamiento de enfermos y de bomberos o de otros servicios de protección para asistir a la población. Y por la misma configuración de los asentamientos también hay inseguridad ante fenómenos naturales. En Bata y Malabo, en épocas de lluvias, muchísimas personas sufren daños o pierden sus bienes por inundaciones. Y todos estos fallos de seguridad suponen otra pérdida de los recursos con los que los ciudadanos podrían dar otro uso para la mejora de sus vidas.

 

Sostenibilidad

En el contexto de estas reflexiones entendemos la sostenibilidad como preservación del medio ambiente y una gestión de recursos que posibilite su regeneración. En la exposición hecha se puede deducir que en la construcción del hábitat humano en Guinea Ecuatorial no se ha prestado ninguna atención a este tema.

Antes de pasar a reflexionar sobre la sostenibilidad del empleo de los recursos en la construcción del hábitat, conviene señalar la situación de los habitantes de los antiguos pueblos absorbidos por las ciudades en su crecimiento. Ésos se vieron presionados a vender los terrenos que cultivaban y de los que obtenían los recursos para su subsistencia y la comercialización. En la grandísima mayoría de los casos, el dinero obtenido de dicha venta no ha servido para generar una actividad que les pudiera permitir seguir obteniendo recursos para la mejora progresiva de su nivel de vida. En cambio, muchos han invertido en construcciones (con la evolución negativa que he dicho) o simplemente en un consumo desordenado de bienes y servicios. Resultando que muchos de los vendedores de terrenos se han quedado sin un sitio donde caerse muertos.

La gran mayoría de los recursos que se han empleado en la construcción del hábitat en Guinea Ecuatorial proviene del petróleo, un recurso agotable. El propio hecho de no haber hecho inversiones de dichos recursos en actividades no basados en la simple extracción, pero que pudieran producir bienes y servicios, ya supone de por sí que la inversión no es sostenible.

Ocurre también que, aunque haya sido el petróleo el principal producto del que se ha obtenido el grueso de los ingentes recursos que se ha manejado en Guinea Ecuatorial, no por eso se han dejado de explotar los bosques y los mares. De los bosques ha habido momentos en que se ha exportado en un mes la cantidad de madera que en otros tiempos se explotaba en un año. Y en el caso de los mares, ni siquiera puede obtenerse información visual como ocurre con la madera. Pues los barcos de potencias pesqueras (con las que las autoridades de Guinea Ecuatorial hubieran suscrito contratos) pueden pescar perfectamente en aguas territoriales en alta mar, sin que los ciudadanos de a pie se enteren.

En la propia construcción nos encontramos con que mucho de lo que se ha construido no produce los resultados esperados y en consecuencia no generan recursos para otros usos y muchas veces ni para su propio mantenimiento; en consecuencia, ha sido un uso de recursos no sostenible.

En cuanto al propio medio ambiente, a nivel general, la extensión de las ciudades, el desbosque de un área importante de la selva para la creación de la ciudad de Oyala, la explotación de los bosques y los mares, son otras tantas actuaciones con importante incidencia negativa en el medio ambiente.

La falta de una actividad organizada para que los moradores de los pueblos e incluso de algunos emigrados a la ciudad puedan tener un medio para ganarse la vida hace que tengan que dedicarse a actividades de supervivencia, entre ellas la caza y la pesca (no sólo para el consumo propio sino para comerciar), lo que supone un agotamiento progresivo de los recursos y un riesgo para la supervivencia de algunas especies.

Finalmente señalar, en este aspecto de la sostenibilidad, la propia contaminación ambiental que supone el defectuoso tratamiento de los residuos urbanos, sobre todo en las ciudades de Malabo y Bata. En efecto, como he señalado, en Bata la recogida de residuos es deficiente. Hay contenedores sólo en las vías principales, contenedores cuya recogida también es irregular, por lo que se llenan con facilidad y se convierten en vertederos; igualmente hay vertederos en los interiores de las macromanzanas. Es en estos mismos interiores de las macromanzanas donde no hay fuente de agua corriente, por lo que muchos tienen que aprovisionares de los pozos (más bien superficiales) que excavan al lado de sus casas, cuyas aguas serán igualmente contaminadas. Los residuos no se clasifican y están llenos de materiales plásticos. Y, a pesar de que se construyó[28] un edificio que tiene el rótulo Centro de tratamiento de Residuos Urbanos, la basura se transporta y se llevan a un vertedero, al que periódicamente se prende fuego, lo que supone una fuente de contaminación ambiental para los habitantes  de los asentamientos cercanos a dichos vertederos.

 

La gestión del hábitat para la depauperación

El hábitat en el que las personas se desenvuelven es tan importante que determina la realización de los objetivos vitales de los individuos que forman la comunidad y, por extensión, el desarrollo de dicha comunidad en su conjunto y ámbito. Y estos objetivos deben poderse alcanzar con el adecuado uso y la rentabilidad de los recursos empleados para construir dicho hábitat, la funcionalidad y la sostenibilidad del mismo.

De la descripción que he hecho relativa a mentalidad de tener una casa y a la adaptabilidad los guineanos de vivir en casas de muy precarias condiciones de habitabilidad se puede deducir fácilmente que en Guinea Ecuatorial no hay personas sin techo (expresión con la se designa a las personas en extrema pobreza). Pero las condiciones en las que vive mucha gente y la proporción de personas que viven en las condiciones de precariedad, exposición a riesgos e inseguridad que también he descrito es tan importante que supera a la proporción de personas que en muchos países viven en situación de extrema pobreza.

Evidentemente se puede observar que determinados elementos del hábitat han mejorado. Es el caso de muchas carreteras y también de muchas casas. Pero en este último caso, aunque muchas casas hayan mejorado, las condiciones del entorno y la carencia, para muchos habitantes, de actividades productivas seguras, contrarrestan sobradamente dicha mejora; pues, estas circunstancias producen un desasosiego en las personas parecido al que produce la situación de los sin techo en otras sociedades.

Son las condiciones que se han expuesto aquí, y que se reflejan en los Informes de Desarrollo Humano.

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2022/23 evalúa a 193 países (he obviado las tablas de otros territorios cuyos datos también recoge). Un total de 69 países se considera de desarrollo Muy Alto; 49 países de Desarrollo Alto; 41 países de Desarrollo Medio, y 34 países de Desarrollo Bajo. Guinea Ecuatorial está en el puesto 133, es decir, en el grupo de Desarrollo Medio. A la vista del IDH, se puede observar que, de los 41 países clasificados en el grupo de Desarrollo Medio, Guinea Ecuatorial está en la parte baja del primer tercio de la tabla, con 14 países clasificados encima de él, y 25 por debajo de Guinea Ecuatorial. Y tiene una esperanza de vida 61,2 años, por debajo de la media del grupo que es 68,0 años: y por detrás de Guinea Ecuatorial, en lo que respecta a la esperanza de vida, sólo hay tres países. Cuando miramos la renta per cápita, vemos que Guinea tiene una renta per cápita en PPA, de 10.663 dólares estadounidenses, uno de los cinco países de este grupo cuya renta supera los 10.000 dólares y que supera en renta a 12 países de Desarrollo Humano Alto. El diferencial entre el puesto 74 de renta per cápita según proyección del Fondo Monetarios Internacional (2022) y el puesto en el Índice de Desarrollo Humano es de 59, uno de los mayores. Se deduce de esto que es la renta per cápita la que ha tirado hacia arriba el puesto de Guinea Ecuatorial en la clasificación de Índice de Desarrollo Humano (siempre ha sido así desde la explotación del petróleo), pues sus otros estándares de desarrollo (sanidad, educación, esperanza de vida, etcétera) están muy por debajo de países cuya renta es el tercio de la renta de Guinea Ecuatorial.

Estos datos del IDH ilustran, como digo, que a pesar de los ingentes recursos con los que ha contado el país, los habitantes de Guinea Ecuatorial no han alcanzado unos niveles de desarrollo correspondientes; y si uno de los determinantes del desarrollo es el hábitat se puede deducir que los recursos de los que se ha dispuesto en el país no han servido para crear en Guinea Ecuatorial unas condiciones de hábitat que posibilitaran un buen desenvolvimiento de las personas y el consiguiente desarrollo de la sociedad. En definitiva, de la cantidad ingente de recursos de los que ha dispuesto el país es posible que sólo un 20 % de la inversión realizada se haya dedicado a la construcción de elementos del hábitat que se puedan considerar realmente útiles para el desarrollo.

 

Epílogo

Empecé a tomar apuntes para este artículo hace en torno a dos años. Lo desordenado de las notas y el cruce de temas que necesitaba atender con mayor prioridad explican el retraso. En este tiempo, los medios de comunicación de Guinea Ecuatorial han ido dando noticias de varios asuntos referentes a lo que se ha dado en llamar lucha contra la corrupción, emprendida por el vicepresidente Teodoro Nguema Obiang Mangue. Varios casos se refieren a los temas tratados en este artículo. De estos temas voy a comentar tres: la situación de deterioro de las mal llamadas viviendas sociales, el estado inacabado de varias obras, y varias irregularidades encontradas en los contratos de mantenimiento de los elementos de las infraestructuras.

Una noticia de realequatorial.com del 1 de junio de 2023 se titula ‘La empresa china Dalian obligada a hacer arreglos en unas 6.000 viviendas sociales en mal estado’. Antes se había informado de reuniones entre el vicepresidente de la República y los responsables del Ministerio de Obras Públicas, Geproject (empresa pública dedicada a la gestión de los proyectos financiados por el estado) y otros departamentos, en las que se trataba del estado de dichas construcciones. En realidad, y como he comentado, la gran mayoría de las obras se han ejecutado sin el suficiente control de calidad. Y muchas construcciones se han hecho en emplazamientos inadecuados. Y es que, como también he apuntado, parece que en todo el tema de la construcción de las infraestructuras lo único que importaba era construir, sin atender a otros muchos condicionantes conexos. Y tratándose de construcciones con empresas chinas un joven me decía que si el chino hace un presupuesto de 100 y le dices que tienes 50 acepta hacer la obra. El resultado es que tendrá todas las apariencias de lo proyectado, pero la calidad se reducirá a la mitad.

En ahoraeg.com del 26 de mayo de 2023 hay una noticia titulada El gobierno pretende reactivar las obras sociales del país paralizadas desde hace años’. En el desarrollo de la noticia atribuyen la parálisis a la covid-19. Pero la realidad es que varias de ellas se paralizaron antes de la epidemia, por otro lado lo que paralizó el covid-19 debía retomarse automáticamente después del fin de la pandemia. El hecho de no haberse retomado es porque la covid-19 es sólo una excusa y la paralización se debe a otras causas.

Del tema del mantenimiento han salido varias noticias. La última es que se está analizando la situación de las empresas adjudicatarias del mantenimiento de la Universidad Afro-Americana de África Central de Oyala. En la noticia se publica que se paga una factura mensual global a dichas empresas de 327.000.000 de francos CFA (unos 480.000 euros). Se denunciaba que el mantenimiento es insuficiente y que había duplicidades. Y es que, después de las construcciones, el mantenimiento es el mecanismo perfecto para trasvasar dinero público a bolsillos privados de los que ocupan o han ocupado cargos. He explicado cómo funciona.

Estas noticias que han salido en los medios de comunicación, relativas a la situación de algunos elementos del hábitat (y puede que sean la punta del iceberg de lo que realmente pasa), certifican mi opinión de que la gestión de los recursos que ha tenido el país no ha favorecido la construcción de un hábitat favorable al desarrollo. Todo lo contrario, como se puede deducir del análisis y de las reflexiones que preceden.

 

Notas:

[1] https://www.huffingtonpost.es/entry/aznar-entre-guinol-y-farsa_es_60d95e05e4b072e7c988c636

[2] Icosaedro, el poliedro de veinte caras triangulares.

[3] Nze Abuy, Rafael María: Breves datos históricos del pueblo fang. Instituto Politécnico Salesiano. Madrid 1984.

[4] Al modo que para el poeta cubano José Martí “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”.

[5] Los bisió es una de las etnias de Guinea Ecuatorial y que, a la llegada de los fang, habitaban la zona costera o aledaña.

[6] Denomino personas con influencias a aquellas personas que han ostentado u ostentan cargos en la Administración o en el partido en el Gobierno, el Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE). Y según su posición cualquier persona con una relación familiar o clientelar con aquella, también tiene su área de influencia, de suerte que incluso puede tener más influencia que cualquier cargo inferior al de su valedor.

[7] En efecto, en los países cuyas institucionales están dirigidas por personas que tienen conciencia de su responsabilidad en la necesidad de proporcionar un hábitat adecuado a sus conciudadanos se dotan de regulaciones que van desde la ordenación general del territorio y las normas técnicas y tecnológicas que regulan diversos aspectos del mismo hasta las condiciones de habitabilidad de las viviendas y de los locales de los demás edificios para los diversos servicios y usos, pasando por los planes urbanísticos de los diferentes asentamientos (que determinan los lugares edificables para determinado tipo de edificios, las calles y sus dimensiones, los espacios para parques y plazas, etcétera) y las ordenanzas municipales que desarrollan normas de rango superior y que determinan los detalles en la organización de los edificios y los asentamientos (como la altura de cornisa de determinadas zonas de la ciudad, la alineación de calle de los edificios, las zonas de estacionamiento de los vehículos, etcétera).

[8] Hay un barrio en Malabo llamado Nkandáng, que es una palabra fang que significaría indoblegable; es decir que los terrenos se han ocupado casi por la fuerza, y no se ha podido doblegar a los ocupantes para que se avinieran a la racionalidad y a las normas de ocupación.

[9] Ela Nguema, llamada en tiempos de la colonia San Fernando, fue construida al este de La ciudad de Malabo (antes Santa Isabel), como una ciudad anexa para viviendas de los funcionarios nativos.

[10] En urbanismo, llamamos manzana al espacio urbano edificado o destinado a la edificación…, delimitado por calles por todos sus lados. En ciudades planificadas la mayoría de las manzanas difícilmente superan la hectárea y media, es decir que el perímetro sería de en torno a medio kilómetro. Y así es en el casco urbano de Malabo y en el casco antiguo de Bata. Pero en Bata, fuera del casco urbano he medido manzanas que van desde los dos kilómetros hasta los 11 kilómetros de perímetro. En estas macromanzanas se internan caminos de tierra, la mayor parte de los cuales mueren en el interior de la macromanzana y no tienen salida a otras calles o vías.

[11] El hecho de que no haya ninguna regulación ni jerarquía institucional alguna en la determinación de lo que se debe hacer lleva a la situación de que para la construcción de los edificios no se precise la aprobación de ninguna entidad (municipal, por ejemplo). Así, cada uno se autoconstruye su casa como quiere. De modo que incluso los que tienen la posibilidad de construir edificios más grandes (los que tienen medios para ello también tienen influencias que están por encima de cualquier ayuntamiento, como hemos dicho), también se puede considerar como autoconstruidos, por cuanto que no hay promotores inmobiliarios y el recurso a un arquitecto y otro profesional sólo depende de la voluntad del propietario.

[12] La sugestión que produce en los guineanos la forma de vida de los blancos los lleva a un consumismo desordenado. Y uno de los bienes por los que los guineanos se obsesionan es el coche. Uno de los aspectos que denota la falta de diseño y planificación de las ciudades es que no hay lugar para los coches en las ciudades de Guinea Ecuatorial: no hay vías asfaltadas que lleven a los interiores de los barrios donde vive gente con coches, ni las vías asfaltadas son suficientemente anchas, ni hay aparcamientos.

[13] Aquí se ha dado en denominar las construcciones según los materiales empleados, sobre todo en la conformación de las paredes, en la cubierta y el suelo. Así, llaman casa de material semipermanente a las de paredes de tablas, y permanente a las de paredes de bloques de morteros de cemento. Entre estas hay otro tipo hecho con la parte baja de la pared de bloques y la parte superior de tablas de madera. Y también puede variar entre los que lo hacen en todas las paredes y los que lo hacen sólo en las paredes exteriores.

[14] Hay una ampliación de la ciudad de Malabo llamada Malabo 2; así mismo hay Bata 2, Evinayong 2, Mongomo 2, y así casi todas.

[15] En el caso de Malabo es una autopista que va desde Sipopo (al sur de Ela Nguema) hasta el aeropuerto (oeste de Malabo). Y en Bata es una autovía que va desde Asonga (cerca del aeropuerto norte) hasta el puerto (sur).

[16] Las llamadas viviendas sociales son urbanizaciones o bloques de viviendas que se han construido, con inversión pública, en Malabo, Bata y otras ciudades cabeceras de los distritos. El caso es que las han adjudicado a los que pueden pagarlas. Este planteamiento estaría en el origen del proyecto, es decir, no se han concebido para que puedan ser adjudicadas a personas que realmente tuvieran necesidad y en consecuencia no se ha establecido ningún mecanismo ni realizado estudio alguno para que se pudiera identificar a las personas que realmente estaban necesitadas de las mismas. Dándose el caso de que muchos de los adjudicatarios son los que disponen de muchos recursos, tienen influencias y ya tenían sus propias viviendas, como he señalado en esta reflexión. Se adjudicaron muchas de ellas a ministros, diputados, senadores y otros muchos altos cargos del régimen. Y como muchos de ellos poseen sus propias viviendas las tienen para alquilarlas. Así que de sociales sólo tienen el nombre.

[17] Las ciudades, como hemos señalado, han crecido en mancha de aceite y han invadido las áreas rurales cercanas.

[18] Son 26 edificios que aparentemente se iban a dedicar a viviendas. Son todos iguales y cada uno tiene tres plantas, y se ve que en cada planta habría seis viviendas. En total serían 468 viviendas las que se proyectaron, se construyeron y se empezaron a encalar. Pero la obra estaba paralizada cuando las explosiones del 7 de marzo destruyeron varios de dichos edificios. Evidentemente el conjunto sigue sin visos de que se vayan a retomar las obras para su terminación.

[19] El edificio La Salle Enrique Nvo fue uno de los emblemáticos de la ciudad de Bata. Construido en la época colonial, para el llamado Centro Laboral La Salle, albergó la comunidad de los hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle, con un internado. Después de la Independencia y la marcha de los Hermanos de La Salle el edificio lo ocuparon por un breve tiempo los padres escolapios. Después del golpe de Estado de 1979 volvieron los hermanos de La Salle. En los años 90 del siglo pasado albergaba una comunidad de los hermanos de La Salle: un internado para los alumnos que estudiaban para maestros diplomados (internado que gestionaban dichos religiosos), el colegio nacional Enrique Nvo y una iglesia, convertida en la parroquia de San Juan Bautista de La Salle. Fueron siendo desalojados progresivamente del edificio, el colegio nacional Enrique Nvo, el internado para alumnos de magisterio y la comunidad de La Salle. Después de la marcha de éstos se iniciaron unas obras de rehabilitación y adaptación de dicho edificio, supuestamente para convertirlo en un centro juvenil. Dichas obras llevan más de 10 años paralizadas, y de todo el conjunto, sólo funciona la iglesia.

[20] El paseo marítimo de Bata tiene unos 6,4 kilómetros y una anchura media de unos 25 metros. En un día de mucha afluencia, es decir un domingo por la tarde (más precisamente el domingo 19 de mayo de 2024), he contado poco menos de mil personas que estarían disfrutando del paseo marítimo, es decir, una persona por cada 220 metros cuadrados. Y el mismo domingo por la mañana, en una hora que las gentes podrían utilizar el paseo marítimo para hacer caminatas, he contado menos de 200 personas.

[21] El hecho de que la llamada Ciudad de la Paz de Djibloho (Oyala) sea una ciudad de nueva planta cuya construcción es iniciativa del gobierno me hace pensar que casi todo lo que se ha construido ahí ha sido con dinero público, incluso lo que tiene apariencia de privado.

[22] Por mi compromiso político (fui cofundador y miembro de la comisión ejecutiva nacional del partido político de la oposición Convergencia Para la Democracia Social, CPDS) sólo pude trabajar en mi profesión de arquitecto para algunos particulares que contrataron mis servicios.

[23] El Ministerio de Obras Públicas tiene una base de precios (Base de Precios de Obras del Estado de Guinea Ecuatorial 2010). En muchísimos elementos de dicha base ocurre que los precios que se indican como base son iguales o incluso superiores a los precios que ofertan las empresas. Es decir que, en lugar de tirar los precios a la baja, el Ministerio los tira al alza: por ejemplo, en el código E05HSA020 he encontrado que el coste del hormigón para pilares en encofrado de madera es de 478.276 F CFA (en 2010) cuando tengo presupuestos de hace cuatro años a 450.000 F CFA.

[24] Plácido Micó, en su etapa de diputado, denunció que los recursos asignados para construir un tramo de carretera de un barrio de Malabo (Paraíso) desaparecían de los presupuestos, ejercicio tras ejercicio, sin que dicho tramo fuera construido.

[25] Los trabajadores del sector público establecen mecanismos para desviar los recursos públicos o para realizar cobros extras a los administrados; y los del sector privado también establecen mecanismos para sustraer los recursos o mercancías que manejan para su beneficio personal.

[26] El estado de los servicios urbanos en Bata es el siguiente: Electricidad: Se hizo el tendido en toda la ciudad, incluido en interior de los barrios y de las macromanzanas: es el único servicio que puede decirse que tiene un alcance de casi 100 %. Agua: Como he explicado, y por la falta de urbanización, la canalización de agua sólo se ha realizado en unas arterias importantes, y la posibilidad de que una persona pueda conectar agua a su casa es muy reducida. Posiblemente no llegue al 10 % los habitantes de Bata que puedan tener agua en sus casas. Muchos tienen que proveerse de las fuentes públicas, de las que algunas distan cientos de metros de las casas. La recogida de basura: se realiza sólo en las vías asfaltadas. Y como muchas personas viven en el interior de las manzanas y la vía más cercana donde pueda dejar las basuras en unos contenedores convertidos en pequeños vertederos (por la acumulación de basura en ellos) está a muchos cientos de metros, se forman unos vertederos en los interiores de las manzanas, en solares abandonados. No hay alcantarillado: Quizás en la zona del antiguo casco colonial. El resto de la población, e incluso en el mismo, las gentes tienen que valerse de fosas sépticas o simplemente pozos negros.

[27] En el paseo narítimo de Bata hay plantados árboles y arbustos, pero son de especies no autóctonas y no se adaptan al lugar o su adaptación precisa de medios y de cuidados que no se dan. Resultando que muchos de dichos árboles y arbustos son de una palmaria escualidez, y en muchos casos se están secando.

[28] Lo más importante era construir para que algunos se repartieran el beneficio de la construcción y las correspondientes comisiones.

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