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Mientras tanto'La huida' que no es de Peckinpah

‘La huida’ que no es de Peckinpah


 

¿Conocen a Robert Mulligan? ¿A William Inge? ¿A Sam Peckinpah? ¿Han leído Tres hermanas? ¿Han visto algo de Tennessee Williams? ¿De Berlanga? ¿Alguna de las primeras películas de Goldie Hawn? ¿Qué demonios tiene todo esto que ver entre sí? Durante siglos seguimos hablando de lo mismo, pero lo interesante es que nos lo vuelvan a contar. Porque necesitamos verlo de nuevo y que nos interese, pues quizá esta vez revele un estilo distinto, una idea valiosa, un giro conocido pero sorprendente por razones insospechadas. Recuerdo haber puesto el mismo VHS cientos de veces para ver los diálogos repetidos hasta la saciedad y aprender bien lo que contaba cada película cuando era una niña. ¿Acaso no seguimos haciendo lo mismo?

 

La Pilarcita

 

La decadencia en la vida de un lugar que carece de oportunidades era un escenario común en los dramas de los años cincuenta en EEUU, en un mundo que vivía a la zaga de la construcción mediática de un ficticio renacimiento después de la Segunda Guerra Mundial. Llegar a Moscú es lo mismo que llegar a Madrid para una chica de la España profunda, cuando la dificultad para abandonar su vida en provincias es manifiesta. Los deseos de Daisy Clover por tener otra vida y escapar de lo que se le viene encima en el lugar en el que ha caído, bien pueden ser los de cualquier chica de un pueblo de Almería, por poner un ejemplo. ¿Y por qué todo esto es atrayente? Como en un maravilloso juego especular, nuestros ojos, que ya han pasado por todo lo anterior, experimentan el placer de la reminiscencia al tiempo que el del descubrimiento de ciertos detalles inéditos. El espectador del siglo XXI ya no puede borrar todo lo que conforma el imaginario visual colectivo, las colecciones de referentes y los lugares ya visitados por otros creadores. Y no obstante, aparecen las sorpresas, y la ternura, y la ingenuidad, y lo extremadamente personal y lo bello. Porque en ese tremendo homenaje a las creaciones del mundo dramatúrgico estadounidense de los realistas contemporáneos que es La Pilarcita, aparece la comedia y el traslado genialmente adaptado a lo rematadamente local. Un personaje creado para representar la huida del campo a la ciudad, las ganas de escapar, de conocer mundo y la necesidad febril de aprender lo ajeno es algo que todos, a día de hoy, podemos entender. Lo estupendo es que, con referentes o sin ellos, el contenido llegue intacto y directo al público, apelando a lo más sencillo y humano. Y si, de paso, vemos que las actrices se ríen porque no pueden contenerse durante las escenas, será que lo están pasando bien. Lean Tres hermanas, vean Inside Daisy Clover, Baby the Rain Must Fall, The Pursuit of Happiness, Picnic, Splendor in the Grass, Cactus Flower, Orpheus descending, Suddenly, Last Summer… Pero también vean La Pilarcita.

 

Pelma y gris

 

La Pilarcita

 

La Pilarcita de María Marull
con Anna Castillo, Fabia Castro, Álex de Lucas y Mona Martínez
Dirección: Chema Tena

En el Teatro Lara, sábados, 19’15h., y domingos, 20’15h. 

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