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La incertidumbre tras Calais

 

Artículo escrito por María Agüera

 

La semana pasada el gobierno francés inició el desalojo del campamento de Calais, que acogía a miles de migrantes y refugiados de diferente procedencia. El proceso  no ha estado exento de polémica, no sólo por las condiciones de hacinamiento de los que allí vivían, sino por la situación de los menores no acompañados, que ha generado diferencias entre Francia y Reino Unido. El Inquirer trata de analizar el tema dando respuesta a diversas cuestiones suscitadas.

 

¿Qué es la ‘Jungla de Calais’?

 

El campamento provisional situado en la costa Noroeste gala, cerca de Calais, trataba de acoger a miles de migrantes y refugiados, instalados en las inmediaciones de la ciudad portuaria, a la espera de atravesar el Eurotúnel hacia Gran Bretaña.

 

La BBC británica hace un repaso de la historia del asentamiento y su evolución, desde que se abriera el centro de refugiados de Sangatte, localidad cercana a Calais, en 1999. Este centro de tránsito, administrado por la Cruz Roja, surgió como respuesta al creciente número de personas solicitantes de asilo y que esperaban alcanzar el Reino Unido.  En 2002 se procedió a su cierre ante la preocupación del gobierno inglés por el número de inmigrantes ilegales que pretendían llegar a sus costas. Este hecho motivó que muchos refugiados acamparan en los bosques colindantes, en condiciones de insalubridad, hasta que el campamento fuera desmantelado en 2009.

 

Los conflictos en Siria y en otros puntos de Oriente Medio motivaron la llegada masiva de personas en 2014, provocando la apertura de un centro de migrantes en la zona. Sin embargo, de acuerdo al último censo estimado por la ONG Help Refugees, en torno a 9.106 personas vivían en el campamento, en condiciones de hacinamiento, antes de proceder a su desalojo a finales del pasado mes de octubre.

 

¿Cuáles eran las condiciones de vida?

 

Las condiciones de vida en el campamento, en palabras de la máxima representante de Médicos sin Fronteras en el Reino Unido, eran las peores que había visto en sus 20 años de trabajo humanitario. Asimismo, de acuerdo al artículo publicado por el médico voluntario Jonathan Falconer en el diario de The Guardian, el equipamiento y las provisiones médicas no eran suficientes para asistir a todos los afectados, y asegura que todo aquello que presenció, en la frontera de dos de los países más ricos del mundo, debería avergonzar a Europa.

 

Ante esta circunstancia, el gobierno francés ya inició en marzo, mediante orden judicial, el desmantelamiento de parte del campamento. Las autoridades argüían que las condiciones de salubridad eran mínimas. La medida ha sido criticada por muchas organizaciones humanitarias, ya que consideran que no hay alternativas  para garantizar un realojamiento seguro a todos los damnificados por esta circunstancia.

 

¿De dónde provenían las personas instaladas en el campamento?

 

Según datos recogidos por la organización humanitaria Help Refugees, la población del campamento se  vio incrementada en un 29%  desde el pasado julio. De acuerdo al diario británico Independent, alrededor de un tercio de estas personas provenían de Sudán y el resto de países como Afganistán, Irak, Irán, Siria, Eritrea, Somalia o Pakistán.

 

Muchas organizaciones no gubernamentales han dado la voz de alarma por la situación de los más de 1.200 menores no acompañados. Entre ellas ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, que, aunque celebra el cierre de la ‘jungla’ acordado por el gobierno galo, muestra especial preocupación por el devenir de estos niños, urgiendo a que se pongan en macha las medidas pertinentes para su seguridad y bienestar.  En este contexto, la Organización de las Naciones Unidas, ha achacado a Francia y al Reino Unido de “no estar a la altura de sus obligaciones con la infancia”.

 

¿Qué postura mantienen los distintos actores implicados?

 

Como se comentara anteriormente, una de las principales problemáticas generadas tras el desalojo de Calais era el destino de los más de mil menores no acompañados, lo que ha suscitado polémica entre los dos países implicados, Francia y Reino Unido. Por una parte, el país galo urge a Londres a que acoja a aquellos menores que soliciten asilo en Gran Bretaña. La ministra de interior británica, Amber Rudd, por su parte, había sugerido que las autoridades francesas no estaban asumiendo todas las responsabilidades con estos niños.

 

En esta situación, un informe publicado por el comité de la Unión Europea, titulado “Niños en crisis: menores inmigrantes no acompañados en la Unión Europea”, publicado el pasado jueves 3 de noviembre, evidencia que todos los estados miembros de la Unión Europea habrían fracasado a la hora de cumplir con sus obligaciones para recibir y proteger a estos menores, bajo el amparo de las leyes internacionales y de la Unión. Asimismo urge a la cooperación entre todos los países miembros y los distintos agentes implicados, como autoridades locales, regionales y Organizaciones No Gubernamentales. En el siguiente enlace se puede consultar el informe completo.

 

Hace una semana que comenzaran las tareas de demolición del campamento. El pasado miércoles 2 de noviembre, todos aquellos menores inmigrantes que aún se encontraban en el campamento esperando a que las autoridades francesas dieran luz verde a su partida hacia el Reino Unido, fueron evacuados a distintos centros de recepción repartidos por la nación. Según la BBC, de los más de mil niños que esperan asilo, sólo 270, que cuentan con familiares en el país británico, han podido cruzar la frontera.

 

Asimismo, en septiembre de este año, Reino Unido anunciaba su intención de construir un muro fronterizo, arguyendo que eso podría prevenir que muchos inmigrantes y refugiados arriesgaran sus vidas tratando de cruzar el Canal de la Mancha. Esta medida fue criticada por distintas organizaciones humanitarias, que reclamaban otras alternativas.

 

¿Qué consecuencias acarrea todo el proceso?


La mayor parte de las personas desalojadas del campamento han sido repartidas en distintos centros de bienvenida alrededor de Francia, en los cuales se estudiará su cada caso particular, tal y como anunció el ministro de Interior francés, Bernard Cazeneuve. Muchos de ellos se resistieron a abandonar Calais, ya que veían que su posibilidad de conseguir entrar en Reino Unido se esfumaba. Toda esta situación acarrea  una enorme incertidumbre, puesto que debido al elevado número de personas con las que contaba el campamento, el espacio para todos ellos no es suficiente en los diferentes centros. Esto puede provocar que se improvisen campamentos más pequeños y también ilegales, de acuerdo a la información publicada en The World Post.

 

La crisis de refugiados más grande desde la Segunda Guerra Mundial ha puesto en jaque a las diferentes instituciones europeas,  y obliga a configurar políticas más seguras, en materia de inmigración y de asilo, para todas aquellas personas que lleguen al continente. 

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