Home Frontera Digital La lengua de la horda

La lengua de la horda

Considero un ejercicio de gratitud y de absoluta justicia rendir de vez en cuando homenaje a las lecturas juveniles de las novelas de Emilio Salgari, una de cuyas principales bendiciones consistía en el caudal léxico que aportaban a los niños que las leían. Yo fui uno de aquellos niños
Este artículo es una nueva glosa jenízara, pero esta vez evocaremos otra fuente lexicográfica del castellano, las traducciones de las novelas de Julio Verne, ya que fue leyendo Miguel Strogoff cuando me di de bruces por primera vez con la palabra horda. Horda ya existía en español antes de que se tradujese la novela de las aventuras del correo del famoso correo del Zar que atravesó Siberia hasta llegar a Irkutsk, en el lago Baikal. En la novela, la horda tártara del kan uzbeko Feofar Khan de Bujara se presenta con sus yurtas en la ciudad siberiana de Oms, punto de concentración de la coalición de pueblos asiáticos que se había creado para expulsar a los rusos de toda Asia. Allí se produjo el famoso episodio de la condena a ser cegado que Miguel Strogoff recibió después de que Feofar Khan abriera al azar el sagrado Corán y el versículo señalado fuera interpretado en ese sentido.
Corominas nos informa de que la palabra horda se incorpora a nuestra lengua en 1830, a través del francés horde. La palabra llegó al francés procedente del tártaro urdu, «campamento», o propiamente «(tiendas) ancladas o montadas», derivación del verbo urmak, «hincar, clavar». La horda más famosa en toda Europa fue la Horda de oro, el kanato mongol que se estableció en la parte occidental del imperio formado por Gengis Khan y dilapidado en un brevísimo lapsus temporal por sus descendientes. Los rusos denominaron a la horda mongol que los sometió a severísimo yugo Zolotaya Orda (Horda de oro), un calco del tártaro Altin Urda.
¿Por qué razón la Horda de oro era, precisamente, dorada? Hay tres tesis principales al respecto. Según la primera el término oro podría proceder del sistema de colores utilizado por los pueblos de las estepas para designar los puntos cardinales. Negro sería el color del norte. Azul el del este. Rojo el del sur. Blanco el del oeste. Y amarillo (u oro) el color que designaría el centro. Según otra tesis, el nombre vendría de la imponente tienda dorada que uno de los nietos de Gengis Khan, Batu Khan, instaló en mitad de su campamento a orillas del río Volga para señalar el centro neurálgico de su imperio. La última teoría vincula el nombre de la Horda de oro con el sobrenombre que recibía el clan dirigente de los mongoles: «la familia dorada».
Nuestra lexicografía se ha enriquecido profundamente con el monumental trabajo de Juan Carlos Moreno Cabrera El universo de las lenguas, en donde encontramos un esfuerzo definitivo de sistematización de los nombres de todas las lenguas del mundo en nuestra propia lengua. El urdu es el nombre de una lengua del subgrupo indostánico de la familia indoaria hablada por más de cincuenta millones de personas localizadas en Pakistán (donde es lengua oficial), India y Bangladesh. En esencia es la misma lengua que el hindi, con la particularidad de que se escribe con caracteres arabo-persas. Sus principales fuentes de expansión lexicográfica son el Corán y la literatura clásica persa.
El nombre de la lengua urdu formaba parte de la expresión persa zabān-i-urdū, «la lengua de la corte», unión de las palabras persas zabān, «lengua», y urdū, «campamento», y más concretamente «corte». La palabra urdu tiene el mismo origen altaico (la familia lingüística a la que pertenecen el turco, el mongol y el tártaro) que horda. El urdu, por consiguiente, era considerado en el subcontinente indio una lengua de cultura, ya que era la lengua oficial de las cortes del sultanato de Delhi y del Imperio mongol.
Resulta curioso que las connotaciones que tiene en nuestra lengua la palabra hermana de urdu —horda— no sean precisamente de civilización o cortesanas, sino de barbarie, desenfreno y violencia.  Aunque, bien pensado, un campamento que acogiese a miles de guerreros en buena lógica debió de estar sometido a un riguroso orden para evitar la anarquía. Paradojas de la evolución semántica de las palabras.
Salir de la versión móvil