Ciento y doce artistas de 45 países participan en la XI Bienal de La Habana, “la más abierta a los espacios públicos” que se celebró hasta la fecha y que se presenta en 34 espacios culturales y calles de La Habana. También se hace notar la libertad de elección de temas entre los creadores, que no dudaron en proponer obras que podrían ser incómodas para el gobierno del Partido Comunista, que lleva más de medio siglo en el poder. Es el caso de Glenda León, que propuso una instalación en la piscina del edificio Focsa con grandes mapas de las costas de Miami y La Habana y, desplazándose entre ambas, algunos nadadores. Los balseros y sus viajes entre un país y otro también marcan la obra de Alexis Leyva Machado (Kcho), que expone en la Fortaleza de La Cabaña un centenar de cayucos de diferentes tamaños que evocan las escapadas de los cubanos. Tampoco los dueños de galerías, coleccionadores de arte y hasta los artistas estadounidenses dejaron de acudir a causa del embargo económico que su país sigue imponiendo a Cuba. El estadounidense Andrés Serrano, por ejemplo, cierra la serie de encuentros con el público el próximo sábado.
