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Pero el muchacho, cuando se encuentra ante el califa, adquiere una inusitada arrogancia. Sé cantar lo que otros saben, dice, pero además sé lo que otros no saben. Si tú quieres, cantaré lo que jamás ha escuchado nadie. Harun al-Rashid quiso escuchar.
Córdoba de los omeyas, A. M. Molina
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Inicio este blog.
Antes y después de que el partido político Vox obtuviera doce escaños en las elecciones andaluzas estuvimos en la mezquita de Córdoba, levantada inicialmente en el año 786. A las ocho y media abren sus puertas para que cualquiera pueda entrar. Cruzamos el patio de naranjos, cogemos unas cuantas para morderlas ácidas y salvajes y escupirlas; sirven para hacer mermelada de naranjas amargas, con mucho azúcar. Despiertos ya. Dimos vueltas bajo los infinitos arcos teniendo el muro de la quibla al sur, hacia el mar. Contemplamos el mihrab vacío, lleno de aire, imaginación y recuerdos. La mezquita se fue ampliando hasta el 991, cuando quedó la estructura rectangular que recorremos hoy. Vimos cristos y vírgenes en los laterales y el centro, donde está la catedral incrustada, donde se preparan los curas para la misa. Córdoba fue conquistada por otros, por los cristianos viejos, en 1236. Hablamos con la persona de la limpieza, una mujer que lleva un carro lleno de productos y utensilios para su trabajo. Dice que hoy está tranquila. Nos sentimos aquí casi infinitos, buscando el final a lo largo de los tubos de arcos, sin encontrarlo. La pura extensión vacía, un itinerario de penumbra y luces de teléfonos móviles, fotografías para todos y para siempre. Cientos de personas deambulando entre los siglos hechos por otros, por nuestros antecesores. Vemos mujeres musulmanas con el velo echado y nos preguntamos qué pensarán.
Viajar por este lugar lleno de siglos y los que vivieron entonces es maravilloso. Este rectángulo que antes fue una basílica visigoda, cuando los godos vencieron a los romanos, que luego fue una mezquita, cuando aquellos vencieron a los otros, que luego fue una catedral dentro de la mezquita, cuando los otros vencieron a los otros, que hoy es un lugar para el turismo y para nosotros, cuando después de las nueve y media la entrada pasa de ser gratuita a costar diez euros.
Salimos los últimos ya, a caminar por la ciudad, a cruzar el Guadalquivir. Medineamos por Córdoba, por las calles estrechas y serpenteantes, blancas, bonitas, largas. Llegamos al final de muchas calles sin salida, los adarves. Desayunamos tostadas con salmorejo y miel de caña, y un café con leche, no torrefacto.
Mañana serán las elecciones en Andalucía.
Ayer fueron las elecciones, en Córdoba el PSOE obtuvo 4 escaños, 3 el PP, 2 Ciudadanos, 2 Podemos y 1 Vox.
Creo que es un buen inicio para este blog.
Un final e inicio lo he titulado.
A ver qué tal…