Publicidadspot_img
-Publicidad-spot_img
ArpaLa nube habitada. Verbo oscuro, de Teixeira de Pascoaes

La nube habitada. Verbo oscuro, de Teixeira de Pascoaes

Verbo oscuro

Teixeira de Pascoaes

[Traducción de Antonio Sáez Delgado]

LA NOCHE LUSÍADA

I

El Sol de los Descubrimientos se puso por el poniente;

atardeció el canto heroico y ardiente; mística y nebulosa

canción, dispersa en el crepúsculo; y la primera estrella

brilla, a través de su ritmo sombrío...

II

Nubes de mármol, llenas de otoño, recuerdan aladas

Perspectivas de un mundo que se dibuja...

III

Presentimientos, figuras, apariciones,

dibujan en el aire sus formas ardientes…

Los árboles hablan en el erial, y la
noche

parece que los escucha… Extáticos bultos montañosos

esculpen el rostro de la distancia, marejada de estrellas.

Hay rastros de almas en el paisaje...

IV

¡Oh, noche de Portugal, por donde vaga la sombra del

Encubierto! Su voz es el viento, y su espada

brillante incendia los negros horizontes.

El luar viene de la plata pulida

de su escudo, que refleja tristezas y recuerdos…

Y la niebla, que Sube desde los valles,

es la perturbación de las cosas que lo presienten…,

su presencia, fantástica, que cobra color y relieve.

V

Es él, el rey de la Saudade, coronado de estrellas,

que regresa...

EL DEMONIO

I

El Demonio existe. ¿Quién no ha visto, por todos lados,

su figura?

II

Las raíces de los árboles recuerdan garras diabólicas,

viradas hacia el Infierno.

El río más idílico, de vez en cuando, se toma pálido, como

si se parase, turbado y ennegrecido en su intimidad...

El mismo sol, en su más vivo esplendor, dice palabras

malvadas a nuestra sangre;

y le inyecta filtros tenebrosos.

La flor es hermana del crimen.

III

¿Y la sonrisa de la tiniebla? ¿Y la ironía satánica
de las cosas,

que nace, por contraste, de nuestro dolor? ¿Y lo que

hay de castigo, de pena infligida, en la roca en bruto?

El Demonio existe...

IV

En mis horas de meditación, cuando mi ser se hace tras-

cendente y se emociona, y es más un quejido de súplica

que una presencia enigmática, devorándose a sí misma,

veo, por todas partes, vagas visiones de Demonios es-

piando mi sombra, que les sonríe...

V

Hay otros momentos en que mi alma, iluminándose,

imagina iluminar… y descubre, en un delirio hechizado,

perfiles angélicos de luz, blancos temblores de alas,
floridas

lejanías paradisíacas… todo el cielo empieza a clarear...

VI

En las horas vulgares, adoro las puestas de sol, la
noche,

el luar, los valles y los pinares; soy también una cara del

Demonio, y un amor fraterno me ata a todo.

VII

¡Yo también te amo, Satanás! Eres un Dios de luto, un

Dios que sufre… Tus alas, al abrirse, cubren de negro el

cielo, y tus lágrimas ardientes hieren la oscuridad,

que sangra fuego.

VIII

¡Oh, cosas yermas de la Naturaleza, expresiones

demoníacas de la Vida, quien os ama de verdad no soy yo:

es mi sombra, que lucha con mi espíritu!

IX

¡Y vosotras, sombras de la noche, bailad con mi fantasma

a la luz de la luna!

¡Él vive dentro de mí, en un monólogo, extasiado en tu

imagen, Ofelia!

Pero sus palabras se me mueren en los labios; son como

señales de silencio, separadas de las otras, las que tienen

sonido y relieve.

X

Oh, pobre sombra mía, cómo te fundes con la tierra,

mientras la luz de mis ojos, luminoso anhelo del alma,

huye hacia los astros...

¡Me debato entre mi sombra y mi alma!

Esa fragilidad que hay dentro de mí, esa aventura,

ese dolor, ¡me seduce!

Adoro a la mujer en mí mismo.

XI

Lo que pasó, lo que ha de venir, es la sustancia de la

Saudade.

Lo eterno está compuesto de formas transitorias.

XII

La Presencia se torna Ausencia, para conquistar la

Eternidad. Por eso, el hombre se esconde de sí mismo.

Le repugna estar presente, es decir, ser mortal.

XIII

         …
ausencia de la criatura

Pero presencia de Dios.

(Las Sombras)

Sí: Dios es la Ausencia infinita y Satanás la infinita

Presencia.

Por esto amo también al Demonio. Lo amo en las nubes,

en los árboles, en las flores, en la tierra y en mi cuerpo...

¿Qué seré yo? Quizá una señal en su cabeza. ¿Y el sol?

Quizá la risa en sus labios.

XIV

Sólo a Dios pertenece mi fantasma. En él vivo

en saudade.

 

 

 

 

 

 

EL POETA

I

El Poeta alcanza las cimas de la Vida; y, después, viene
a

contar a los otros hombres el paisaje contemplado.

II

Algunos, con entusiasmo, gritan sus impresiones, como
los

niños; otros susurran y rezan… Voz de humildad.

III

Yo amo el grito, el susurro, la oración, nacidos del
alma,

describiendo con firmeza su ritmo intacto y desnudo.

IV

¡Oh frase de la media luz!… Verbo oscuro. . . Místico
pudor...

V

¡Benditas las almas discretas y las horas del crepúsculo!

VI

Poetas, cantad al ser humano, al redentor de las cosas,
al

viejo Adán que aprendió, en el desierto, a mejorar la obra

de Jehová.

Cantad al hombre describiendo, con formas de vida

elegida, a su fantasma secular.

VII

Poetas, cantad a los fantasmas; quiero decir a lo que
es

eterno.

VIII

La gran ilusión de la vida moderna, compuesta de humo

y ruido, puede ser interesante para la pupila de vuestros

ojos, pero no para la luz de vuestra mirada.

IX

Humo de fábricas, gritos de sirenas, velocidades: sois

actitudes de la Materia, impuestas por el espíritu
imitativo

y simiesco.

X

El hombre huye del hombre. Quiere volar como las aves,

correr como las liebres, penetrar en las olas como los
peces.

¡El hombre pájaro es hoy el superhombre!

Es esta la victoria del Pesimismo.

XI

Fui entregado a la luz eléctrica de este siglo; el denso

humo industrial me satura los pulmones; el ruido

mecánico hace que sangren mis oídos, y yo no comprendo,

¡no asimilo este Vértigo que es de hierro!

XII

Humo de fábricas, gritos de sirenas, velocidades, ¿cuál
es

vuestra entonación espiritual, vuestro significado etéreo?

¿Cuál el sentido de las palabras Fuerza, Victoria,
Actividad,

que modernos vates pregonan? Sois huecas palabras de

metal… la bruta materia que se vuelve nebulosa,

sin comprenderse.

Hulla negra hecha nube de polvo.

XIII

Poetas, dejad que cante vuestro corazón. La
inteligencia

conoce la Liturgia, pero ignora la Divinidad.

XIV

Cantad a los Fantasmas y a los Ángeles; cantad a los

obreros de la nueva Redención, los que trabajan, en

nieblas de alma, el Relámpago futuro.

Cantad a lo que no existe… El resto es ceniza.

DESLUMBRAMIENTO

La vida es sueño, amor, exaltación.

Flama que irrumpe de la eterna oscuridad.

Es fuego la flor y la sombra que amanece.

La tierra es carne, la luz es sangre ardiente.

Gira líquida llama en cada vena

y qué alegría las nubes incendia!

¡Contemplad, bajo los rayos matinales,

El delirio y el vértigo de los cristales,

Entre esplendores, gritando y riendo,

Abrasados de luz, centelleando!

En el albor de la aurora las aves resplandecen,

En el corazón del rocío, soles florecen,

En el corazón de los hombres solitarios

Hay Cristos que suben yermos calvarios.

Cantan las fuentes, locas de ternura;

¡Su canto llena los montes de verdor!

Y ese infinito Vacío tenebroso,

Cuando lo sensibiliza el sol radiante,

Siente gran placer, una gran alegría

¡Y así nos comunica la luz del día!

¡Y qué locura las olas levanta,

Cuando el luar misterioso canta!

¡Oh mar, a la luz del luar! ¡Oh, mar profundo,

En llantos que se reparten por el mundo!

¡Oh, ángel inmenso, que en la mano sostienes

El cáliz de la amargura y las tormentas!

Todo es sueño y deseo; cielo e infierno.

Abrasa todo el mismo fuego eterno.

 

Vive una estrella oculta entre las rocas,

Crepita la savia ardiente de la arboleda.

Tiene pétalos en llamas la rosa, el lirio.

La sustancia de las cosas es el delirio.

La vida no es más que sentimiento;

¡Un gran incendio avivado por el viento

Del misterio sin fin que esconde Dios

Y viste de luto el azul de los cielos!

La vida es una ráfaga esplendorosa

Que pasa y anima todas las cosas.

Es loco torbellino que se eleva

Y corta, de arriba abajo, la fría tiniebla,

Descubriendo figuras impensadas,

Formas del amor, apariciones divinas!

¡Poetas, cantad, bañados en la luz

Que amanece de la infinita emoción,

Que de estrellas rocía la Inmensidad

Y en mis ojos es lágrima y saudade.

Poetas, cantad a la vida, al bien y al mal!

¡Consumíos en el incendio universal

Que colma de llamaradas el infinito!

Y es Dios, tal vez, desesperado! ¡Un grito

De Dios! ¡Grito de dolor incandescente,

En la eterna oscuridad, eternamente!

MI SOMBRA

Mi sombra me perturba.

Penetra en mi alma,

Oscureciéndola,

Que mi alma es paisaje

Y es noche mi sombra.

Veo la profundidad

En la superficie,

Y la superficie en los abismos,

Y en el plural el singular

Y a Dios en los Dioses.

¿No hay cegueras visionarias

En que alcanzamos

La plena luz?

Y el negro del pasado

Se desvanece,

Y el del futuro.

Nuestra alma

Tiene dos alas,

Una de búho,

Otra de alondra:

Aquella se extiende a través

Del tiempo que pasó;

Y esta, a través del tiempo

Por venir.

El luar pinta de plata nuestra cuna

Y la aurora de dorado la tumba.

Tumba y cuna, luar y aurora,

principio y fin, ¿quién los distingue?

Pero, en esta confusión

Yo adivino

Que tengo, en vida, la eternidad

Y el infinito…

DESEO

Todo cuanto existe existe sólo

Como deseo de existir.

Y este deseo

Es todo nuestro ser...

No más ‘que un esbozo,

O humo o niebla.

Y en sí contiene

El Cielo y la Tierra,

Que nuestros pies

Pisan el suelo,

Y en el aire andamos

Con la cabeza.

Y nuestro pensamiento

Deja atrás las últimas estrellas.

A NOITE LUSÍADA

I

O sol das Descobertas sumiu-se, no poente; o canto

heróico e aceso entardeceu; é mística e nublosa canção,

esparsa no crepúsculo; e a primeira estrela brilha, através

do seu ritmo sombrio.

II

Marmóreas nuvens, cheias de outono,.recordam aladas

perspectivas dum mundo que se esboça.

III

Pressentimentos, ngras, aparições, desenham, no ar,

as suas formas-incendidas… As árvores falam, no ermo,

e a noite parece ouvir as árvores…

Extáticos vultos montanhosos

esculpem a face da distância, marejada de estrelas.

Há rastos de almas na paisagem.

IV

Ó noite de Portugal, onde vagueia a sombra do Encoberto!

A sua voz é o vento, e a sua espada, fulgindo, incendeia os

negros horizontes. O luar vem da pratapuída do seu

escudo, reflectindo tristezas e lembranças…

E o nevoeiro, que sobe dos vales,

é a turvação das cousas que o

pressentem… a sua presença, fantástica ainda,

tomando relevo e cor.

V

É ele, o rei da Saudade, coroado de estrelas, que
regressa.

 

O DEMÓNIO

I

O Demónio existe.-Quem não vê, em tudo, a sua figura?

 

II

As raízes das árvores lembram garras diabólicas,
voltadas

para o Inferno.

O rio mais idílico, de vez em quando, empalidece, como

que pára, turbado e intimamente enegrecido.

O próprio sol, no seu mais vivo esplendor, diz palavras más

ao nosso sangue; injecta-lhe tenebrosos filtros.

A flor é irmã do crime.

 

III

E o sorriso da treva? E a ironia satânica das cousas,

nascendo, por contraste, da nossa dor? E o que há de

castigo, de pena infligida, na rocha bruta?

O Demónio existe.

IV

Nas minhas horas de meditação, em que o meu ser se

transcendentaljza e comove, e é mais um queixume de reza

que uma presença esfíngica, a si mesma, devorando-se

vejo, em toda a parte, vagas fisionomias de Demônios,.

espiando a minha sombra, que lhes.sorri.

V

Há outros momentos, em que a minha alma, alumiando-

se, imagina alumiar. .. e descobre, num delírio de encanto,

perfis angélicos de luz, brancas tremuras de asas, floridos

longes paradisíacos. .. todo o céu a entreabrir-se.

VI

Nas horas vulgares, adoro o pôr-do-sol, a noite, o luar,
os

vales e os pinhais; sou também uma face do Demônio, e

um amor fraterno me prende a tudo.

VII

Também te amo, Satã! Tu és um Deus de luto, um Deus

que sofre… As tuas asas, quando se abrem, forram de

negro o céu, e as tuas lágrimas acesas ferem a escuridão,

que sangra lume.

VIII

Ó ermas cousas da Natura, expressões demoníacas da

Vida, quem vos ama verdadeiramente não sou eu: – é a

minha sombra, em luta com o meu espírito!

IX

E vós, sombras da noite, bailai com o meu fantasma, à
luz

da lua!

Ele vive, em mim, monologando, extasiado na tua ima-

gem, Ofélia!

Mas as suas palavras morrem-me, nos lábios; são como re-

ticências de silêncio, separando as outras -, as que têm
re-

levo e som.

X

Ó minha pobre sombra, como te casas com a terra, en-

quanto a luz dos meus olhos, luminoso anseio de alma,

foge para os astros.

E fico a hesitar entre a minha sombra e a minha alma!

Isso que é, em meu ser, fragilidade, contingência, dor, se-

(luz-me!

Eu adoro a mulher, em mim próprio.

XI

O que passou, o que há-de vir, é a substância da
Saudade.

O eterno compõe-se de formas transitórias.

 

XII

A Presença torna-se Ausência, a fim de conquistar a

Eternidade. Por isso, o homem se esconde de si mesmo.

Bepugna-lhe o estar presente, isto é, o ser mortal.

XIII

         ausência da criatura

Mas presença de Deus.

(As Sombras)

Sim: Deus é a Ausência infinita e Satã a infinita

Presença.

Eis porque amo também o Demónio. Amo-o nas nuvens,

nas árvores, nas flores, na terra e no meu corpo.

Que serei eu? Talvez uma rusga da sua fronte. E o sol?

Talvez um riso dos seus lábios.

XIV

A Deus só pertence o meu fantasma. Vivo nele em
saudade.

 

 

 

 

 

 

 

O POÉTA

I

O Poeta alcança os píncaros da Vida; e vem depois contar,

aos outros homens, a paisagem contemplada.

II

Alguns, de entusiasmo, gritam as suas impressões, como
as

crianças; outros murmuram e rezam. .. Voz de humildade.

III

Eu amo o grito, o murmúrio, a prece, nascidos da alma,

descrevendo, com firmeza, o seu ritmo intacto e desnudo.

IV

Ó frase da meia luz! . .. Verbo escuro. .. Místico
pudor.

V

Benditas as almas discretas e as horas do crepúsculo!

VI

Poetas, cantai o ser humano, o redentor das cousas, o

velho Adão que aprendeu, no desterro, a emendar a obra

de Jeová.

Cantai o homem definindo, em formas de vida eleita, o

seu fantasma secular.

VII

Poetas, cantai os fantasmas; quero eu dizer – o que é

eterno.

VIII

A grande ilusão da vida moderna, composta de fumo e

ruído, pode interessar a pupila dos vossos olhos, mas não

a luz do vosso olhar.

IX

Fumo das fábricas, gritos de sirenes, velocidades – sois

atitudes da Matéria, impostas pelo espírito imitativo e

simiesco.

X

O homem foge do homem. Quer voar como as aves, correr

como as lebres, penetrar nas ondas como os peixes.

O homem-pássaro é hoje o super-homem!

Eis a vitória do Pessimismo.

XI

Eu fui dado à luz eléctrica deste século; o denso fumo

industrial satura-me os pulmões; o ruído mecânico faz

sangrar os meus ouvidos -, e eu não compreendo, não

assimilo esta Vertigem, que é de ferro!

XII

Fumos das fábricas, gritos das sirenes, velocidades,
qual a

vossa entoação espiritual, o vosso etéreo significado? Qual

o sentido das palavras – Força, Vitória, Actividade, que

modernos vates apregoam? Sois ocas palavras de metal.

a bruta matéria a tornar-se nublosa, a incompreender-se.

Hulha negra feita nuvem de fumo.

 

XIII

Poetas, deixai cantar o vosso coração. A inteligência

conhece a Liturgia, mas ignora a Divindade.

XIV

Cantai os Fantasmas e os Anjos; cantai os obreiros da
nova

Redenção -, os que trabalham, em névoa de alma, o

Relâmpago futuro.

Cantai o que não existe… O resto é cinza.

DESLUMBRAMENTO

A vida é sonho, amor, exaltação.

Flama a irromper de eterna escuridão.

É lume a flor e a sombra amanhecente.

A terra e carne, a luz é sangue ardente.

Gira líquida chama em cada veia

E que alegria as nuvens incendeia!

Contemplai, sob os ralos
matinais,

O delírio e a vertigem dos cristais,

Entre cintilações,
gritando e rindo,

Abrasados de luz, tremeluzindo!

No alvor da aurora, as aves resplandecem,

No coração do orvalho, sóis florescem,

No coração dos homens solitários,

Há Cristos a subir ermos calvários.

Cantam as fontes, doidas de ternura;

Seu canto veste os montes de verdura!

E esse infinito Vácuo tenebroso,

Quando o sensibiliza o sol radioso,

Sente grande prazer, grande alegria

E assim nos comunica a luz do dia!

E que loucura as ondas alevanta,

Quando o luar misterioso canta!

Ó mar, à luz do luar! Ó mar profundo,

Em choros que se espalham sobre o mundo!

Ó anjo imenso, que, na mão, sustentas

O cálix da amargura e das tormentas!

Tudo é sonho e desejo; céu e inferno.

Abrasa tudo o mesmo fogo eterno.

 

Vive uma estrela oculta no rochedo,

Crepita a seiva ardente do arvoredo.

Têm pétalas de chama a rosa, o lírio.

A substância das cousas é o delírio.

A vida não é mais que sentimento:

Grande incêndio ateado pelo vento

Do mistério sem fim que esconde Deus

E enluta de negrume o azul dos céus!

A vida é uma rajada esplendorosa,

Perpassando e animando cada cousa...

É doido torvelinho, que se eleva

E rasga, de alto a baixo, a fria treva,

Desvendando figuras repentinas,

Formas do amor, aparições divinas!

Poetas, cantai, banhados no clarão,

Que alvorece da infinda comoção,

Que de estrelas orvalha a Imensidade

E em meus olhos é lágrima e saudade.

Poetas, cantai a vida, o bem e o mal!

Consumi-vos no incêndio universal,

Que enche de labaredas o Infinito!

E é Deus, talvez, num desespero! Um grito

De Deus! Grito de dor incandescente,

Na eterna escuridão, eternamente!

A MINHA SOMBRA

A minha sombra me perturba.

Penetra-me na alma,

Escurecendo-a,

Que a minha alma é paisagem,

E é noite a minha sombra.

Vejo a fundura

Nas superfícies,

E a superfície nos abismos,

E no plural o singular,

E Deus nos Deuses.

Não há cegueiras visionárias

Em que atingimos

A plena luz?

E o negro do passado

Se desvanece,

E o do futuro.

A nossa alma

Tem duas asas,

Uma de mocho,

Outra de cotovia:

Aquela, estende-se através

Do tempo que passou;

E esta, através do tempo

Que há-de-vir.

O luar prateia o nosso berço,

E a aurora doira-nos o túmulo.

Túmulo e berço; luar e aurora,

Princípio e fim, quem os distingue?

Mas, nesta confussão

Eu adivinho

Que tenho, em vida, a eternidade

E o infinito…

DESEJO

Tudo que existe existe apenas

Como desejo de existir.

E este desejo

É todo o nosso ser...

Não mais do que um esboço,

Ou fumo ou névoa.

E em si contém

O Céu e a Terra,

Que os nossos pés

Pousam no chão,

E no ar andamos

Com a cabeça.

E o nosso pensamento

Deixa atrás dele as últimas estrelas.

 

 

 

 

Teixeira de Pascoaes (Amarante, 1877 – 1952)
vive siete décadas de uno delos períodos más importantes en la historia reciente de laPenínsula, marcadas en Portugal por la expansión colonial, la agitación republicana, el.regicidio la vida de la República y un cuarto de siglo de régimen fascista, todo ello atravesado por las dos grandes guerras europeas y la guerra civil española. Padre delmovimiento saudista portugués, Pascoaes publica varias decenas de libros de poesía, ensayo y narrativa. Está considerado como uno de los escritores más influyentes del siglo XX.
Hasta que se produce su distanciarniento personal, Fernando Pessoa opina que Teixeira de Pascoaes es «uno de los mayores poetas vivos y el mayor poeta lírico de la Europa actual. Poeta meditativo y metafisico, visionario, transfigurador del paisaje y nunca ajeno a lapreocupaciones de su tiempo, Pascoaes fue el gran amigo portugués de Miguel de Unamuno. Afín en muchos aspectos a nuestra generación del 98, el poeta portugués forma parte de ese amplio espíritu derenovación que recorre. —en sus primeros años de escritura— medio mundo, despertando el interés de autores como Federico García Lorca, Juan Ramón Jiinénez o Ramón Gómez de la Serna. Buen conocedor de la cultura y la literatura españolas de su tiempo, Pascoaes entabla amistad con lusitanistas cómo Eugenio d’Ors, Ignasi de Ribera i Rovira o Fernandó Maristany, que traducen y divulgan ampliamente su poesía en España en los años veinte.

Antonio Sáez Delgado (Cáceres, 1970)
es profesor de Literaturas Ibéricas Comparadas, de Literatura Española y de Traducción Literaria en la Universidad de Évora e investigador del Centro de Estudos Comparatistas de la Universidad de Lisboa).

Es uno de los lusistas españoles más destacados, ocupándose principalmente de las relaciones entre las vanguardias literarias ibéricas.

Fuente biografía y fotografía: https://www.laumbriaylasolana.es/entrevista-saez-delgado/

Más del autor