La desigualdad territorial en España parece crónica tras cuarenta años de democracia, después de más tres décadas de pertenencia a la Unión Europea y de prácticamente veinte años de euro. Parece que ninguno de los tres instrumentos han sido eficaces para borrar las diferencias, a tenor de los datos de la publicación Indicadores Urbanos que coordina Eurostat para toda la UE y que ha hecho pública esta semana el INE en su capítulo español.
La primera manifestación de esa desigualdad tiene que ver con la renta. Si hablamos de municipios, Pozuelo de Alarcón es el que cuenta con la renta media anual por habitante más elevada, con 23.861 euros en el año 2015. Esta cifra multiplica casi por cuatro los ingresos medios por habitante y año del municipio más pobre, Níjar (Almería), de 6.264 euros, así como la de otros trece muncipios que cuentan también con rentas por habitante que no llegan a los 7.000 euros.
Si observamos la tabla bajo estas líneas, vemos una llamativa concentración de los municipios con renta más alta en Madrid y en el norte de España, sobre todo en País Vasco, Navarra y Cataluña. Mientras tanto, los de renta más baja están concentrados en Andalucía.
El mismo fenómeno se observa cuando se analizan los barrios con mayor y menor renta de España: los de mayor renta se encuentran exclusivamente en Madrid y Barcelona, mientras que los de ingresos por habitante más bajos se ubican sobre todo en Andalucía, especialmente en Sevilla, además de en Alicante y Las Palmas, y con una única excepción madrileña: el barrio de San Cristóbal. (Si pincha en la tabla, podrá verla a mayor tamaño).
Si las diferencias territoriales son una constante tanto cuando hablamos de municipios como cuando analizamos los barrios, en el momento en que nos fijamos en estos últimos (se analizan sólo los de poblaciones con más de 250.000 habitantes), la desigualdad es mucho más acusada, alarmante. El Viso, en Madrid, es el vecindario con mayor renta por habitante, con 36.250 euros, una cifra que multiplica por nueve la del barrio con menor renta, situado en Sevilla, con menos de 4.800 euros anuales.
La diferencia es abismal también en las cifras de paro: Pozuelo de Alarcón y San Cugat del Vallés cuentan con las tasas de desempleo más bajas de España, con un 7,4%. En San Sebastián, Las Rozas, Majadahonda y Getxo, el paro también se sitúa por debajo del 10%. Linares es el muncipio de España con más paro, con un 39%, seguido de Córdoba, Sanlúcar de Barrameda, La Línea de la Concepción, Jerez de la Frontera, Mérida y Chiclana de la Frontera, localidades todas ellas con más de un 30% de su población desempleada.
Pero es que las diferencias no sólo son económicas. La cosa llega a tal punto que una persona nace con una esperanza de vida diferente según el municipio en que lo haga. Rivas-Vaciamadrid es la localidad con mayor esperanza de vida, con 85,8 años, mientras que los habitantes de La Línea de la Concepción son los que cuentan con una menor esperanza de vida al nacer: 79,7 años. De nuevo, la zona centro y el norte de España cuentan con más municipios entre los más longevos, mientras que en el sur vuelve a haber más ciudades entre las menos longevas.
La publicación de este estudio del INE se producía prácticamente al mismo tiempo que la de un informe de la OCDE sobre la movilidad social. Lo más llamativo del estudio, posiblemente, es que destaque cómo cada vez les es más difícil a los más pobres salir de su situación, mientras que a los ricos cada vez les es más fácil mantenerse en lo más alto («sticky ceilings at the top & sticky floors at the bottom». Y así lo pone de manifiesto este gráfico (si pincha en él, podrá verlo a mayor tamaño):
Lo mismo apunta la tabla bajo estas líneas: entre finales de los años noventa y principios de los 2010, la probabilidad de mantenerse en el quintil más pobre ha aumentado, como también lo ha hecho la de mantenerse en el más rico. (Si pincha en la tabla, podrá verla a mayor tamaño).
Pero, como observamos en la tabla bajo estas líneas, la dinámica en España es aún mucho más acusada: la probabilidad de mantenerse en el quintil de menor renta ha pasado del 48,4% de finales de los años noventa hasta el 60,5% a principios de los 2010. Se trata de un aumento de más de doce puntos, frente al incremento de algo más de 4 puntos del conjunto de los países de la zona euro. (Si pincha en la tabla, podrá verla a mayor tamaño).
La probabilidad de mantenerse en el quintil de mayor renta ha pasado en ese mismo periodo desde el 63,4% hasta el 71,9%, lo que supone un aumento de 8,5 puntos, el doble de lo que ha aumentado en el conjunto de los países de la OCDE.
Con ello, España es un país más inmóvil socialmente que la media de la OCDE, lo que implica desigualdad crónica y, como hemos visto anteriormente, también territorial.
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