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La poesía de la agricultura

Antes de su expansión imperial por ambas riberas del Mediterráneo, el pueblo romano fue eminentemente un pueblo de labradores. La creciente sofisticación de la sociedad y por ende de la lengua de los romanos trajo consigo un aluvión de nuevas palabras principalmente de origen helénico. No obstante, en su núcleo íntimo el latín siguió siendo una lengua concebida por y para una sociedad de agricultores.
Resulta sorprendente bucear en diccionarios etimológicos del latín y conocer el significado original de algunas palabras de nuestro patrimonio lingüístico.
Cultura viene de colere, que significa «cultivar el campo» y «habitar», y de ahí, claro está, viene agricultura. Pero no se detiene ahí el vínculo íntimo entre unas palabras acuñadas para designar labores agrícolas y los conceptos mucho más sofisticados que acabaron por definir. Vino viejo en odres nuevos que nos hace pensar en toda la poesía que hay en las labores agrícolas.
El DRAE nos da esta definición del verbo cerner: «Separar con el cedazo la harina del salvado, o cualquier otra materia reducida a polvo, de suerte que lo más grueso quede sobre la tela, y lo sutil caiga al sitio destinado para recogerlo». Cerner viene del latín cernēre, que al igual que cribrāre significa ‘cribar’. Ambos verbos remiten a una idea de distinguir, en este caso «la paja del grano» o «la harina del salvado». Discernir es un verbo que también viene de cernēre, al igual que secreto, a través del verbo secernēre, «poner a parte lo que nos es propio»; este verbo con el paso del tiempo acabaría significando «mantener en secreto», pero sin que desapareciera del todo la noción de «separar». El verbo griego krinein (que al igual que cernēre proviene de la raiz indoeuropea *krei-, ‘separar, distinguir’) que originalmente también significaba ‘separar’ y más concretamente ‘cribar’ acabó dando en ‘juzgar’, de donde llega a nosotros crisis, literalmente ‘juicio’. Discernirsecreto y crisis tienen como antepasada a la labor de la criba.
Criba en italiano es crusca. Desde 1583 existe la Accademia della Crusca, que en 1612 publicó el primer diccionario de la lengua italiana, hercúlea labor con la criba que serviría de modelo para los primeros diccionarios del francés, español, alemán e inglés. El lema (o mote) de esta academia es «il più bel fior ne coglie». La Real Academia Española fue fundada en 1713 siguiendo el modelo de la Academia della Crusca y de la Académie Française (1635). La noción de florilegio y de criba también está presente en su lema: «Limpia, fija y da esplendor».
El verbo latino putare, antes de significar ‘contar’ (de donde vienen nuestros «imputar», «reputar» y «computar») daba nombre a la labor de «podar» los árboles y los arbustos. Luxus se aplicaba a la vegetación exuberante que perjudicaba el crecimiento de la cosecha. Aunque acabase denotando nuestra noción de «lujo», en latín siempre tuvo un matiz peyorativo. Rivales, de rivalis, eran aquellos que tenían derecho a disfrutar de la misma corriente de agua (rivus) para regar sus campos. Del lenguaje del derecho romano pasaría a tener el sentido general que tiene en las lenguas romances. Pauper, ‘pobre’, se aplicaba originalmente a los frutos de la tierra, en el sentido de que alimentaban poco. Su antónimo era felix, tomado de una palabra arcaica que designaba a la mama femenina. Su primer sentido, pues, fue “que alimenta”.  acabaría designando a los favorecidos por los dioses. De aquí viene por tanto feliz.
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