Sentencian las crónicas que la iglesia de San Cernin de Pamplona se construyó sobre los restos de un templo dedicado a Diana, en la ciudad romana de Pompelon. La iglesia fortaleza, de perfil y emplazamiento pintoresco, dio su nombre a uno de los tres burgos de la ciudad, junto con el más antiguo de Nabarrería, y el más moderno de San Nicolás. La ubicación fronteriza de Navarra reunió -en la alta Edad Media- en esta ciudad, tanto a vascones e hispanos, como a francos del otro lado de los Pirineos.
La iglesia de San Saturnino, o San Sernin, o San Cernin, es un collage arquitectónico. Gótico, Renacimiento y Barroco se reúnen en su interior, sobre un suelo de madera cuadriculado y numerado, recordando el emplazamiento de las primitivas tumbas. A sus puertas, sobre el suelo de la Calle Mayor, un círculo metálico con leyenda tipográfica, reza que allí está el pozo con cuyas aguas bautizó San Saturnino a los primeros romanos paganos, en el S. III de nuestra era; entre ellos a Fermín, hijo de Fermo, que llegaría a ser Obispo de Amiens y Patrón de Pamplona.
No deja de resultar curioso y grato, que en la medianería de uno de los edificios contiguos a esta iglesia de San Cernin (consagrada a un mártir que murió arrastrado y desmembrado por un toro), se haya realizado un homenaje gráfico -a toda fachada- recordando las raíces religiosas del templo romano de Diana, la diosa de los bosques y de los animales.