Recientemente el presidente de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), Alipio Gutiérrez, criticó que los temas de salud no reciban la atención y el espacio “que merecen y que requiere la población” en los medios de comunicación, sobre todo en el caso de la radio y la televisión, puesto que son los que tienen “más capacidad de persuasión y de influencia”. Simplemente con echar un vistazo al quiosco, la pantalla y las ondas podemos comprobar que la información sanitaria no suele ocupar portadas ni abrir informativos. Sin embargo, las implicaciones que tiene una noticia de este tipo son muchísimas y muy cercanas para cualquier ciudadano. Un avance médico, una nueva terapia o el descubrimiento de los efectos (beneficiosos o nocivos) de un determinado alimento sobre la salud nos interesan a todos porque cualquiera podemos padecer una patología o conocer a alguien afectado en nuestro entorno.
Con las noticias de salud ocurre algo parecido que con las de economía, cualquier tema que se aborde, por mínimo que sea, puede tener una repercusión directa o indirecta en nuestras vidas. Pero mientras la información financiera cada vez gana más relevancia en los medios, éstos se siguen resistiendo a hacer lo mismo con la información sanitaria. Parte de la responsabilidad puede estar en los propios periodistas, porque veces no sabemos hacer llegar conceptos complejos al público. No se trata de vulgarizar, sino de explicar y acercar el lector o al espectador de forma precisa pero a la vez sencilla las novedades del sector sanitario. Si además lo acompañamos de la opinión de una fuente prestigiosa del ámbito científico y médico tendremos todos los ingredientes para una noticia atractiva y sobre todo útil.
Un paso previo pero no menos importante consistirá en “vender” esa información a nuestro redactor jefe o al jefe de sección, para lo que podemos empezar por convencerle de la inmensa audiencia potencial que por suerte o por desgracia puede tener una noticia. Basta con recordarle que por ejemplo, casi el 10% de la población adulta mundial padece diabetes o que 34 millones de personas en todo el mundo conviven con el VIH.
A través de una labor coral y coordinada entre los profesionales de la sanidad y de la comunicación podemos conseguir poco a poco que este tipo de noticias tengan cabida en los medios generalistas, porque así contribuiremos a una labor de divulgación e información de los ciudadanos, clave a la hora de la prevención de ciertas enfermedades y de la mitigación de los síntomas de muchas otras.