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Mientras tantoLa sepultura denigrante de Blesa

La sepultura denigrante de Blesa


1. «Símbolo del saqueo de las cajas», «el banquero de Aznar», «Blesa preparó su suicidio con auténtica sangre fría». «El trágico final de un banquero detestado». Se entiende que los periódicos relativicen la supuesta influencia del efecto contagio en casos como éste. ¡¿Quién querría parecerse a semejante banquero?!

2. El País: «Ni los agentes de la Guardia Civil, que investigan el caso, ni los testigos dudan de que se trató de un suicidio». Hay un ejercicio interesante: buscar la palabra suicidio en las noticias que el mismo periódico dedicó a las muertes de Érika Ortiz, hermana de la Reina, y el periodista Andrés Montes. O las palabras cautela y respeto. Y determinar, en consecuencia, a qué familia le fueron negadas estas últimas.

3. Los manuales de estilo restringen el tratamiento del suicidio a los casos de famosos y a aquellos que respondan a un hecho social de interés general. Lo que traducido significa a los casos de famosos y aquellos en los que la causa (puro espejismo) aparezca nítida. Un hombre afectado por preferentes, por ejemplo. Una mujer que iba a ser desahuciada, por ejemplo. En el año 2000 se suicidaron en España 3393 personas, según el INE. En 2003, 3478. En 2008, 3457. En 2010, 3158. En 2012, 3539. Y en 2015, 3602. Con estos números, a todas luces insuficientes, la prensa ha construido un relato tenebroso de la crisis. Con ese relato, a todas luces insuficiente, no es de extrañar que la opinión general empiece a vivir el suicidio de un ex banquero como el justo reverso de la moneda.

4. John K. Galbraith en The Great Crash: 1929: “En la semana del Viernes Negro y los días que le siguieron, la prensa sensacionalista londinense contaba llena de satisfacción las escenas que se vivían en las calles de Nueva York. Los especuladores se lanzaban por las ventanas; los peatones tenían que caminar esquivando los cuerpos de los financieros caídos. El corresponsal en América del The Economist escribió una columna llena de indignación en su periódico protestando ante esta imaginaria escena de hecatombe».

5. «Viajó sin más equipaje que una camisa y unos calzoncillos limpios». «El cuerpo resbaló por el capó y quedó frente a una de las ruedas delanteras». Los detalles. «Informar correctamente y evitar los detalles son dos cosas importantes y no creo que sean incompatibles», me dijo hace años el psiquiatra Enrique Baca García. Creo que ha acabado teniendo razón. Hacía mucho tiempo que no se veía, al menos yo no veía, tal ambición, tal despliegue. Conclusión: para los periódicos la forma de morir de Blesa ha sido más importante que la pérdida de su vida.

6. Este epitafio denigrante el día que lo enterraban: «Creo que lo ha hecho porque así hacía un favor».

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