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La sermocracia

No sé quién le ha podido decir a Iñaki Gabilondo eso de “Vaya mierda de democracia que nos dejasteis”. Dice Gabilondo: “Nosotros nunca le dijimos a nuestros padres que nos habían dejado un país de mierda”. Cabe la posibilidad de que entonces no fuera un “país de mierda”, o al menos no como este. Yo soy de una generación posterior a la de Gabilondo. Yo podría ser, por edad, hijo de Gabilondo y nunca se me había ocurrido decirles a mis padres que me han dejado un país de mierda. Pero ahora lo voy a pensar. No le voy a decir a mis padres que me han dejado un país de mierda porque nunca dependió de ellos. Ellos no lo moldearon, sólo lo trabajaron mientras otros se aprovechaban y lo moldeaban. ¿Son ellos a los que se refiere Gabilondo? ¿A quién se refiere Gabilondo con “nosotros” y por qué? No he leído la entrevista completa. Sólo un párrafo/titular. Quizá si la hubiera leído no estaría escribiendo estas palabras. Pero el extracto es lo suficientemente claro como para animarse. ¿Quiénes son “nosotros”? ¿Su generación? Es de esperar que sí al decir que “nosotros nunca le dijimos a nuestros padres…”. ¿Nosotros? Claro que es comprensible que lo diga un señor que se ha pasado décadas, él solo, dando sermones, formando y dirigiendo la opinión y el pensamiento de millones y millones de oyentes. Día tras día durante décadas, para que todos esos oyentes, y no oyentes también, acabaran viendo y escuchando cómo hablaban él y ZP al término de una entrevista en televisión, con asentimiento mutuo, más allá de las cámaras que seguían grabando, de que lo que necesitaban era “tensión” de cara a las elecciones. Ese siniestro episodio de contubernio sacado a la luz desde la oscuridad, por más que los millones de oyentes y de no oyentes lo vieran y escucharan con toda claridad y nitidez, no caló lo suficiente en todos esos millones de oyentes y de no oyentes a los que la prédica de Gabilondo durante generaciones ya les había predispuesto para que lo olvidaran todo, para que no lo asimilaran. Para que el aura del párroco quedase incólume. La diatriba constante en realidad era una vacuna para posibles descubiertos como el de la tensión y como tantos otros caídos, por supuesto, en el olvido más atroz por la calidad de lo olvidado, que hoy ya es un uso común. Le sorprende “muchísimo” a Gabilondo que esta sea la primera generación que pide explicaciones a las anteriores”, como si algo no hubiera quedado bien atado al principio y sus consecuencias asomasen sorpresivamente ahora, y además le apuntasen a él. ¿Cómo pueden esos jóvenes decirle a Gabilondo, al mismísimo Gabilondo, que les ha dejado un país de mierda, una mierda de democracia? No puede ser. Ese “nosotros” lo enmascara, pero la homilía diaria era suya. Gabilondo se ha pasado toda la democracia pontificando sobre “democracia”, una democracia gabilondista perfectamente homologada, y resulta que esa democracia era una mierda. No lo he dicho yo. Lo dice el mismo Gabilondo, quién afirma casi incrédulo, a punto de la equidistancia que se preste, que se lo han dicho a él. Pero seguro que toda esta impresión de insoportable cinismo es porque no me he leído la entrevista completa.

 

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