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La temporada 2020 de huracanes en el Atlántico: un récord y una tragedia para Centroamérica

Las agencias de Naciones Unidas advirtieron este martes en Ginebra sobre las catastróficas consecuencias del huracán Iota, el segundo gran ciclón tropical que azota Centroamérica en menos de dos semanas.

Nos estamos quedando sin superlativos para esta temporada de huracanes en el Atlántico. Es un récord en todo el sentido de la palabra. Iota es la trigésima tormenta tropical nombrada de la temporada”, dijo Clare Nullis, portavoz de la Organización Meteorológica Mundial.

Iota tocó tierra menos de dos semanas después de que el huracán Eta, que también fue un huracán de categoría cuatro muy fuerte, aterrizara a solo 25 kilómetros de distancia.

“Estamos teniendo estos enormes impactos que golpean básicamente la misma área. Nicaragua, Honduras y otras partes de Centroamérica no se han recuperado del huracán Eta, y ahora están siendo azotados por este nuevo y poderoso huracán», agregó Nullis.

Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, expresó que los trabajadores humanitarios aún estaban evaluando el alcance de los daños causados por Eta y ahora se están preparando para lidiar con un segundo impacto.

“Eta tocó tierra en la región y causó muerte y destrucción, con un total de casi cinco millones de personas afectadas. Iota, con sus fuertes vientos y lluvias muy intensas, puede causar inundaciones repentinas potencialmente mortales, inundaciones de ríos y deslizamientos de tierra, entre otras cosas porque el suelo ya está saturado por Eta”, advirtió.

Las agencias humanitarias de la ONU han hecho todo lo posible para prepararse para una temporada de huracanes severa.

“Pero ha resultado ser incluso peor de lo que pensábamos. Comenzó antes y terminará tarde. Por ejemplo, las continuas inundaciones en países como Guatemala, Honduras y Nicaragua afectarán la cosecha entrante, y esto ejercerá una gran presión sobre los agricultores de subsistencia y, aunque todavía es temprano, está bastante claro que esto extenderá la emergencia incluso hasta mediados de 2021″, expresó Tomson Phiri, portavoz el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

Un huracán catastrófico

El huracán Iota tocó tierra en Nicaragua el 17 de noviembre como una poderosa categoría 4 en la escala Saffir Simpson con vientos máximos de 250 km/h. Es el huracán atlántico más fuerte del año.

La Organización Meteorológica Mundial advierte que se trata de un huracán catastrófico que trae marejadas ciclónicas potencialmente mortales, vientos, inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra a Centroamérica, así como hasta 750 mm de lluvia en lugares aislados.

Las inundaciones y los deslizamientos de tierra en Nicaragua y Honduras podrían verse agravados por los impactos continuos del huracán Eta porque las dos tormentas azotaron la misma ubicación general.

En la trayectoria pronosticada, Iota se moverá más hacia el interior a través del norte de Nicaragua este martes y a través del sur de Honduras. Iota se debilitó al tocar tierra a categoría 2 y se espera un debilitamiento rápido adicional a medida que la tormenta se disipe sobre América Central para el 18 de noviembre.

Honduras, el norte de Nicaragua, el sureste y centro de Guatemala y el sur de Belice recibirán 250 a 500 mm de lluvia; y El Salvador y Panamá 100 a 200 mm, con totales máximos aislados de 300 mm.

Esta lluvia conducirá a inundaciones repentinas e inundaciones de ríos importantes y potencialmente mortales, junto con deslizamientos de tierra en áreas de terreno más alto.

Las huellas del cambio climático

Iota es la trigésima tormenta con nombre de la temporada por primera vez registrada, el Atlántico ha tenido dos formaciones importantes de huracanes en noviembre, en una época del año en la que la temporada normalmente está terminando. Ha habido cuatro grandes huracanes.

Desde octubre ha habido cuatro tormentas con nombre: Delta, Epsilon, Eta e Iota, todos tomados del alfabeto griego porque la lista regular de nombres de tormentas se ha agotado.

“La cantidad y fuerza de los huracanes este año se debe a varios factores, como la ausencia de un evento de El Niño, la temperatura del océano, los patrones atmosféricos, todos factores que ocurren en una era de cambio climático. Generalmente hablamos de “por encima o debajo del promedio”, pero estos promedios tienen un significado distinto al que tenían 50 a 100 años atrás”, dijo la portavoz Claire Nullis.

Nullis afirmó que la Organización puede afirmar con confianza que los impactos del cambio climático se están haciendo ver, por ejemplo, las marejadas son más grandes debido al aumento del nivel del mar, y las lluvias más fuertes.

“Ahora mismo el sureste de Asia está siendo impactado por una serie de ciclones tropicales y se está realizando un estudio para ver si el cambio climático ha dejado sus huellas digitales”, expresó.

Poblaciones que necesitan ayuda

La Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU asegura que la amenaza que supone un segundo gran huracán es de suma preocupación para Honduras y Guatemala, donde las autoridades y las organizaciones humanitarias aún están realizando evaluaciones que siguen revelando la magnitud del impacto de Eta en millones de personas de cara a la llegada de Iota.

Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y los equipos de las Naciones Unidas siguen enfocando sus esfuerzos en superar las graves limitaciones de acceso y a llegar a las comunidades afectadas, además de recopilar información más amplia sobre sus necesidades.

Las progresivas mejoras en el acceso también han aumentado el número de personas afectadas, de muertos y de personas en albergues. La agencia de protección civil de Honduras, COPECO, reporta ahora tres millones de personas afectadas, un millón más que las cifras reportadas la semana anterior.

En Guatemala, las más de 900.000 personas damnificadas por Eta son casi el triple de las cifras reportadas inicialmente. Además, Honduras informó el 12 de noviembre que hay cerca de 103.000 personas aún aisladas. Varios pueblos del norte de Guatemala, en su mayoría indígenas, siguen aislados debido a las inundaciones y los deslaves. Además, hay informes que indican que pueblos enteros han quedado completamente enterrados.

Tras la solicitud de Honduras para asistencia humanitaria internacional, la ONU desplegó un equipo para la evaluación y coordinación en caso de desastre que ya está en San Pedro Sula, en el departamento de Cortés, uno de lugares más afectados. Guatemala también hizo una solicitud para asistencia de parte de organizaciones internacionales y apoyo bilateral el pasado 11 de noviembre.

Violencia, COVID-19 y hambre en medio de la emergencia

Mientras los socios humanitarios continúan dando una respuesta inmediata centrada en garantizar el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene, la seguridad alimentaria, la salud y la protección, la situación en los albergues de Honduras y Guatemala están causando mucha preocupación, puesto varios informes que señalan decenas de miles de personas enfrentándose a condiciones extremas sin disponer de espacios adecuados, de medidas de prevención o de equipos de protección para COVID-19, de acceso a los servicios de higiene o de seguridad alimentaria.

Según la Oficina, los datos oficiales muestran que los casos notificados de COVID-19 en todo Honduras han aumentado en 2100 casos entre el 6 y el 13 de noviembre, y se espera que haya más en los próximos días, mientras que los albergues de la capital, Tegucigalpa, tienen una tasa de pruebas positivas del 33%, según el Ministerio de Salud. Los informes de las evaluaciones intersectoriales en curso en Guatemala, donde se han notificado 17.500 casos en los albergues oficiales, confirman también las altas tasas de pruebas positivas de COVID-19.

También hay informes de diversas zonas de Honduras en los que se indica la presencia y control de organizaciones criminales, la violencia, la violencia de género y la separación de familias, donde hay más de 44.000 personas en los albergues. Además, las autoridades hondureñas, que aún están respondiendo a los efectos de Eta en al menos 745 comunidades en 155 de los 298 municipios, ordenaron evacuaciones de zonas de riesgo ante la llegada de Iota, aumentando el número de personas albergadas por encima de las cifras actuales.

Guatemala se prepara para Iota después de que 10 de los 22 departamentos declararon un estado de calamidad por Eta. En el norte de Nicaragua hay comunidades indígenas vulnerables que todavía están sufriendo los efectos de Eta, mientras que en el sur de Belice continúan haciendo frente a las aguas que aún no se retiran y que han afectado a entre 50.000 y 60.000 personas.

Las peligrosas condiciones meteorológicas relacionadas con Eta e Iota afectaron a unas 224.000 personas en cinco departamentos del norte de Colombia. El Salvador, Costa Rica y Panamá ya han emitido alertas en todas las provincias. Aunque México no se encuentra directamente en la trayectoria proyectada de Iota, los estados surorientales de Chiapas, Tabasco y Veracruz recibieron fuertes lluvias entre Eta y un frente frío que afectaron al menos a 238.500 personas.

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