Enrique Andrés Ruiz afila su lápiz para comentar dos exposiciones que tratan de salvar la rica iconografía de los establecimientos comerciales que por razones de índole diversa echan el cierre y se llevan su tipografía y su reclamo a la basura, o a un grupo de coleccionistas artistas fundado en 2017 (el colectivo Paco Graco) que quieren que esa memoria tan efímera y a menudo eficaz no se desvanezca. No va a quedar nada de todo esto. Patrimonio gráfico madrileño se expone en el CentroCentro, mientras que Los rótulos de Paco Graco brillan en La Casa Encendida. Bajo el título de ‘Lo opuesto a la Bauhaus’, escribía recientemente el poeta y crítico en Babelia que esa cartelería comercial en su mayoría estuvo viva hasta los años noventa y que puede producir “una dulce melancolía”, pero enseguida señala que “su mayor interés no proviene del reencuentro con las cosas viejas, sino de una invitación al pensamiento”. Cita el crítico el libro de José Luis Pardo Nunca fue tan hermosa la basura, en el que constataba que la riqueza capitalista “más que presentarse como ‘una inmensa acumulación de mercancías’, lo hace como ‘una inmensa acumulación de basuras’. Y todo lo que es desechado por la máquina de producción y el consumo, venía a decir Pardo, se acumula más velozmente que lo que cuesta hacerlo desaparecer”. Andrés Ruiz se pregunta qué hacer con “todo ese material desechado por el tiempo y la producción irrefrenable”. Y se responde: “Hay una solución, venía a decir Pardo, consistente en dejar de considerar basura a la basura”. Y termina diciendo que “algo habrá que hacer con todo esto, ahora que ha sido rescatado”. Por lo menos, volver a leerlo.
Dónde: CentroCentro y La Casa Encendida, Madrid
Cuándo: Hasta el 10 de marzo la de CentroCentro, hasta el 31 de marzo de 2024 la de La Casa Encendida