Porque en ocasiones entrar en el despacho del jefe puede ser un riego laboral o un chorreo.
«¿Hueles eso? ¿Lo hueles, muchacho? Es napalm. Nada en el mundo huele así. ¡Qué delicia oler napalm por la mañana!. Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos chinos. ¡Qué pestazo a gasolina quemada! Aquella colina olía a… victoria».
Robert Duvall (Apocalypse now)