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Las aguas bajan turbias para Obama

 

 

 

 

      Al gran comunicador se le ha mojado
en parte la pólvora. Las importantes elecciones de mañana en Estados
Unidos van a significar un descalabro
para Obama y su partido. Sólo hay
interrogantes sobre la magnitud del mismo.

             
Hay bastante en juego, un puñado de Gobernadores, parte del Senado y la
totalidad de la Cámara baja, de la Casa de Representantes. Las dos cámaras
estaban holgadamente hasta hoy en manos demócratas y el batacazo se va a
producir en la segunda, su control va a pasar sin duda a los republicanos. Van
a arrebatar a los demócratas, sin problemas, más de los 39 escaños que
necesitan para obtener la mayoría. En el Senado les faltará poco.

        Aunque en las casas
legislativas estadounidenses la disciplina de voto no existe y Obama podría
teóricamente gobernar seduciendo a un sector de los legisladores republicanos,
lo cierto es que la nueva situación puede congelar o reducir el alcance de las
reformas de su gobierno. La de la emigración, la de la energía, ciertos
aspectos de la ya aprobada sanitaria que ha dividido el país… serán frenados.

       Estados Unidos no vive precisamente un momento de optimismo. Un 70% de los encuestados opina que el
país marcha en  dirección errónea y las expectativas despertadas por Obama se han, en buena medida, esfumado. El
desempleo está en el 9´6%, una cifra enorme para aquel país. Los votantes no responsabilizan directamente al Presidente de la situación económica, una
mayoría cree que la heredó, pero no ven mejoras en sus vidas. Hay una irritación generalizada contra la actual generación política( el Congreso tiene
unas cotas de aceptación muy inferiores a las del Presidente) y esas, en consecuencia, serían las causas del desencanto actual y del previsible avance
de los republicanos:

a)        
un ambiente pesimista, tóxico para algunos, a causa de la economía

b)        
una popularidad presidencial en baja(45% de aceptación)

c)        
un deseo extendido de desalojar a los que llevan tiempo en su cargo, senadores, gobernadores etc…y sustituirlos
por gente que trae un mensaje que cuestiona la extensión del gobierno, la actuación de los poderes establecidos, etc. Los líderes demócratas en ambas
Cámaras, la californiana y todopoderosa Pelosi en la de Representantes  y Reid en el Senado ven sus escaños en
peligro.

       La pronosticada situación de dos Cámaras con mayoría diferente no se producía desde 1930. No es una
hecatombe, ya Clinton sufrió la pérdida de ambas, pero sí un gran quebradero de cabeza. Para evitarlo, Obama ha desplegado una actividad inusitada en las
últimas semanas. Ha asistido a 69 actos de recaudación de fondos en diversos Estados y pronunciado numerosos discursos. Sabe que tradicionalmente, en los
escaños en que se intuye un empate entre los candidatos, los votantes optan  con más frecuencia por el aspirante y
que en esta clase de elecciones la caída de votos en el partido  del Presidente es mayor si la cota de
aceptación de éste es inferior al 50%, como es el caso ahora.

    Las dos tendencias juegan en su contra. La movilización del un tanto adormilado votante demócrata, objetivo del Presidente
en los mítines de estos días, podría paliar el tropezón de un Obama tachado peyorativamente en los últimos meses de comunista, musulmán y no americano.
Allí, como aquí, todo vale.

 

 

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