Home Mientras tanto «Las asambleístas»: Aristófanes revisado y corregido

«Las asambleístas»: Aristófanes revisado y corregido

Parece que Aristófanes no fue lo que se dice un campeón del feminismo avant la lettre en la antigua Grecia, pues es fama que el comediógrafo era conservador a machamartillo y sus supuestas intenciones a favor del poder femenino con que tal vez pudieran valorarse Lisístrata, La asamblea de las mujeres o Las tesmoforias eran dardos con sesgo satírico y ridiculizador. José Troncoso utiliza como base La asamblea… para revisar y corregir la obra, de la que casi solo queda el punto de partida. Aristófanes escribió este texto en torno al año 392 a. C., cuando Atenas apenas había superado las iniciativas dictatoriales impulsadas tras la guerra del Peloponeso y los ciudadanos, muy mosqueados, se mostraban vehementes y picajosos a la hora de defender los usos democráticos, una actitud de cuya minuciosidad rigurosa y apasionada se burlaba el autor, siempre tan atento a la realidad social y política de su tiempo y a fustigar los excesos demagógicos.

De izquierda a derecha, Pepa Zaragoza, Olga Hueso, Maribel Salas, Silvia Abril, Gabriela Flores y Pepa Rus en un momento de la función (Foto: Jero Morales / Festival de Mérida)

Troncoso toma la anécdota inicial: un grupo de esposas atenienses se confabula para suplantar a sus maridos con el objetivo de colarse en una asamblea –lugar donde estaba prohibida la presencia femenina– y, parapetadas tras esa falsa identidad, convencer a los hombres de que voten para ceder el poder a las mujeres, que supuestamente gobernarían mejor que ellos. A partir de ahí y pasando todo por el filtro de corrección de la sensibilidad social de nuestros días, dibuja los perfiles particulares de esas señoras enarbolando un manual de reivindicación feminista bastante ramplón, aunque se justifica tirando de ironía cuando hace decir a una de las protagonistas que parece mentira que aún se hable de esas cuestiones tan palmarias cuatrocientos años antes de Cristo. El director y autor de la dramaturgia ha puesto a la función el subtítulo de Las que tropiezan porque, como escribe en el programa de mano: «Nuestras protagonistas llevan años y años, siglos, tropezando una y otra vez con las mismas piedras, los mismos errores. Unos errores causados en su mayoría por las leyes creadas por los hombres». 

Pepa Rus, Silvia Abril y Gabriela Flores (de izquierda a derecha), hechas unos señores y camino de la asamblea (Foto: Jero Morales / Festival de Mérida)

La iniciativa de acceder clandestinamente a la asamblea no es sugerida en este caso por Praxágora (Silvia Abril), la mujer que lleva la voz cantante y la única a la que en la obra original se cita con nombre propio, sino por la diosa Némesis (Maribel Salas), que hechiza a las mujeres para que tomen conciencia de las desigualdades que sufren y las persuade de que sustraigan la ropa de sus maridos y lleven a cabo el plan. Una diosa, por cierto, que incomprensiblemente habla con acento alemán; cosas del Olimpo particular de Troncoso, cuyo texto está escrito en versos octosílabos que acarician el ripio con frecuencia y son bastante irregulares, pues no siempre tienen ocho sílabas. Señalar también que hace acopio de una procacidad perfectamente aristofánica y que alude a algún personaje y anécdota de nuestros días.

Pepa Zaragoza (izquierda) y Olga Hueso enfrentadas a sus miedos y fantasmas (Foto: Jero Morales / Festival de Mérida)

Cada una de las mujeres de este catálogo de prototipos femeninos tiene nombre propio, sabia y necesaria rectificación que corrige al machista de Aristófanes. Las señoras que caminan con nocturnidad, alegre alevosía y algo de canguelo por el bosque para encontrarse con sus compañeras de aventura mientras tropiezan con sus miedos y sus fantasmas en ese ámbito de encantamiento y ensoñación, son Lacia (Pepa Zaragoza), romántica y perdidamente enamorada del amor; Geométrica (Gabriela Flores), inteligente y bien preparada pero esclavizada doblemente por su actividad laboral y las tareas asignadas a su sexo; Lanzada (Pepa Rus), que vive sus ansias de libertad desahogadamente, por lo que es acosada por babosos en manada, y Serviciala (Olga Hueso), aplastada por la dedicación a su marido e hijos. Paradójicamente, en ese desmadre procaz antes aludido, me pareció advertir ecos machistas. Quién lo iba a decir.

José Troncoso ha escrito y dirige una animada comedia ligera, de no muy robusta entidad dramática, con una moraleja incontestable y a favor de la corriente. Llegado el momento de la asamblea y a la hora de utilizar la cuartilla que se da con el programa de mano de la función –verde por un lado (a favor) y rojo por el otro (en contra)– para que el público pueda votar: ¿quién puede oponerse hoy a que hombres y mujeres tengan los mismos derechos y se repartan las tareas del hogar, a que ellas no sean maltratadas y cobren lo mismo por el mismo trabajo que ellos, a que todos nos llevemos bien…? Por si acaso, Praxágora amenaza con cortar el pito a quien no vote lo correcto.

Ha llegado la hora de la votación dirigida por la implacable Praxágora que encarna Silvia Abril (Foto: Jero Morales / Festival de Mérida)

El buen reparto enteramente femenino –ni siquiera aparece el impagable Blépiro, esposo de Praxágora, siempre agobiado por necesidades fisiológicas– habla, canta y baila con gracia e intención. Todas están muy bien, aunque me van a permitir que destaque a la maravillosamente atolondrada Lacia de Pepa Zaragoza y a la Lanzada de formidable contundencia cómica que sirve Pepa Rus. La escenografía en blanco y negro de Alessio Meloni me parece en esta ocasión insustancial y anodina, muy sugerente la iluminación de Gómez Cornejo, estupenda la música de Mariano Marín, eficaces las coreografías de Nuria Legarda y entonado el vestuario en tonos rosa y fucsia de Pier Paolo Alvaro. El público emeritense se rio y aplaudió mucho durante toda la representación.

Título: Las asambleístas (Las que tropiezan). Dramaturgia y dirección: José Troncoso (a partir de La asamblea de las mujeres, de Aristófanes). Ayudante de dirección: Jesús Lavi. Escenografía: Alessio Meloni. Vestuario: Pier Paolo Alvaro. Coreografía: Nuria Legarda. Música: Mariano Marín. Iluminación: Juan Gómez Cornejo. Maquillaje y peluquería: Chema Noci. Regiduría: Ana Milena Guarnizo. Coproducción: Festival Internacional de Teatro de Mérida y El Terrat. Producción: Rosa Domingo. Producción ejecutiva: Mercè Puy Campas. Intérpretes: Silvia Abril, Gabriela Flores, Olga Hueso, Pepa Rus, Maribel Salas, Pepa Zaragoza y Julieta Serrano (voz en off). Músicos: Luis Mari Moreno Pirata (saxos y trombón), Steve Jordan (batería) y Alberto Granados (copista). 69 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Teatro Romano de Mérida (Badajoz). 5 de julio de 2022.

 

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