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Las dos dificultades del hilván

 

El hilván o bastilla, running stitch en inglés, es la puntada más básica de todas: eso escribí hace unos días en mi entrada «La gracia del hilván» y lo sigo sosteniendo. Ahora bien, no creamos que por ello es fácil de ejecutar.

 

Esta puntada tiene sus dificultades propias, superables con la práctica. He consultado con otras bordadoras y hay consenso en que al bordar con hilván lo que cuesta es, primero, mantener el tamaño de la puntada y, segundo, regular su tensión.

 

Tamaño

 

El riesgo con el tamaño de la puntada es la irregularidad: que en una misma línea haya puntadas chiquitas seguidas por otras largas y otras medianas, cuando la intención no es esa.

 

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Tres consejos he leído en la red para subsanar esta dificultad. (Y advierto de antemano que no sigo ninguno de ellos, por resultar muy complicados para mi gusto).

 

El primero, contar los hilos de la tela al hundir la aguja en ella. Esto resulta fácil cuando se borda en línea recta en telas de poro abierto, como la serenata, que sirve para hacer cruceta o bordado yugoslavo. Al bordar en manta, algodón o lino este consejo no me parece relevante.

 

El segundo, trazar una línea punteada, para marcar el inicio y el final de cada puntada. He visto patrones que vienen así delineados, particularmente en el sashiko japonés. Cuando uno dibuja sus propios diseños, resulta engorroso dibujar una indicación para cada puntada.

 

El tercero, marcarse en un dedo pulgar el largo de la puntada (incluso tatuarse una regla para este fin). Esta recomendación me parece muy ingeniosa (siga el enlace para ver el dedo marcado), pero no sé cuán efectiva resulte.

 

En contraste con lo que aconsejan mis colegas de la web, mi preferencia personal es irme por la libre: calcular a ojo el largo de las puntadas y esperar que la regularidad llegue con la experiencia. Debo decir que he mejorado con el tiempo, aunque no soy Mary Corbett.

 

 

Tensión

 

El riesgo con la tensión del hilo es apretar demasiado la puntada y fruncir la tela. Si esto resulta delicado en las líneas rectas, se puede volver «grave» cuando se trata de figuras cerradas, como círculos o cuadrados, que se abultan hasta adquirir una tridimensionalidad no buscada.

 

 

Al bordar es preciso mantener las puntadas a la misma tensión del tejido sobre el que se trabaja. Una forma en que se controla esto es usando bastidor o marco para estirar o tensar la tela.

 

Ahora bien, ¿qué hacer si uno trabaja sin bastidor? Ese es mi caso con los huipiles (blusas) que estoy bordando en estilo kantha, con pura puntada de hilván. Al igual que con el tamaño de los puntos, con la tensión no hay más que estar muy pendiente y mantenerla controlada. ¿Cómo? Dando unas puntadas (dos o tres) y luego estirando la tela antes de introducir la aguja nuevamente. (Advierto a mis lectoras/es) que estoy aprendiendo a controlar la tensión; las dos fotos colocadas arriba son prueba de que todavía no domino esta materia).

 

La práctica…

 

La práctica hace al maestro, dice el dicho. Y aunque el hilván parece ser una puntada básica, intuitiva y fácil, para dominar su ejecución hay que sentarse, bordar y tener a la mano el descosedor, por si acaso.

 

Enlaces interesantes

 

Thread tension. (2017). The Twisted Stitcher. Recuperado de https://thetwistedstitcher.blogspot.com/2017/02/thread-tension.html

 

Riley Gates, B. (2017). Hand sewing: tension taming tips. The Quilting Company. Recuperado de https://www.quiltingcompany.com/hand-sewing-tension-taming-tips-quilting-daily/

 

DMC. (2017). Embroidery stitches. Recuperado de https://www.dmc.com/us/p-uncategorizedembroidery-stitches.html

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