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Mientras tantoLaudato Si': Un llamamiento a la comunidad cristiana

Laudato Si’: Un llamamiento a la comunidad cristiana


Imagen Pedro Pozas Terrados

La publicación de la encíclica Laudato Si’ en 2015 por el Papa Francisco marcó un antes y un después en la forma en que la Iglesia Católica aborda la crisis ambiental. Con un enfoque basado en la ecología integral, la encíclica hace un llamado urgente para cuidar nuestra casa común, abarcando tanto la dimensión ambiental como la justicia social. Este documento ha inspirado una ola de movimientos dentro de la Iglesia y más allá, que trabajan incansablemente para concienciar y actuar frente a la crisis climática y los problemas ecológicos del planeta.

El Movimiento Laudato Si’

Uno de los frutos más notables de la encíclica ha sido la creación del Movimiento Laudato Si’ (MLS), una red global que une a más de 900 organizaciones católicas y miles de líderes comunitarios. Este movimiento se centra en promover la justicia climática y ecológica, movilizando a la comunidad católica para que adopte medidas concretas en favor del medio ambiente.

El MLS ha organizado eventos de alcance mundial como la Semana Laudato Si’, en la que se promueve la reflexión y la acción ecológica dentro de las comunidades cristianas. Además, han producido iniciativas educativas como el documental La Carta: Un mensaje para nuestra Tierra, que busca amplificar el mensaje de la encíclica y conectar a las personas con su responsabilidad ambiental.

En Europa, la Alianza Europea Laudato Si’ (ELSiA) ha consolidado una red de organizaciones católicas dedicadas a dar vida al mensaje de la encíclica. Esta alianza ha sido fundamental para promover la justicia ecológica en el continente. Según una encuesta realizada por ELSiA, más del 95% de las organizaciones católicas en Europa han implementado cambios significativos tras la publicación de Laudato Si’. Algunas han incluso adoptado transformaciones estructurales profundas para integrar la sostenibilidad en su funcionamiento diario.

La influencia de Laudato Si’ también se percibe en la base de las comunidades cristianas. Parroquias y movimientos locales han adoptado iniciativas como la creación de jardines comunitarios y “Capillas vivas” que fomentan la biodiversidad. Además, estas acciones no solo buscan restaurar el equilibrio ecológico, sino también proporcionar espacios de reflexión espiritual sobre la interconexión entre la fe y el cuidado del planeta. Ejemplo de ello es también la Parroquia de Santa María Madre de Dios de Tres Cantos (Madrid), que han implantado paneles solares con los que se surte toda la electricidad, tanto del templo como de los salones parroquiales y domicilios de los sacerdotes, reduciendo enormemente el gasto de luz, supliéndolo con energía solar.

En América Latina, más de 700 personas han sido certificadas como Animadores Laudato Si’, líderes formados para promover una conversión ecológica en sus comunidades. A través de su trabajo, están ayudando a crear una conciencia más profunda sobre los impactos de la crisis climática y la necesidad de acciones urgentes.

A pesar de estos avances, el camino hacia una verdadera conversión ecológica enfrenta desafíos significativos. Muchos de estos movimientos aún carecen de recursos suficientes y personal capacitado para escalar sus iniciativas. Además, es evidente que, para lograr un cambio profundo, se necesita un compromiso cultural y espiritual más amplio dentro de la comunidad cristiana y la sociedad en general. No todos los miembros de una parroquia conocen el contenido y significado del Laudato Si´. Muchas de ellas ni se lo plantean y en otras solo es un pequeño grupo reducido. Pero la lucha interna está ahí y se ha avanzado mucho.

El año 2025 se perfila como un hito importante para los movimientos ecológicos inspirados por Laudato Si’. Este año será testigo de varios eventos clave: el 10º aniversario de la encíclica, la celebración del Jubileo global y el 800º aniversario del Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís. Estas conmemoraciones representan una oportunidad única para renovar el compromiso de la Iglesia y de sus fieles con la justicia ambiental.

Laudato Si’ no es solo una encíclica; es un llamado a la acción y un recordatorio de nuestra responsabilidad colectiva hacia el planeta y las generaciones futuras. Los movimientos que han surgido en respuesta a este mensaje muestran que el cambio es posible cuando se combina la fe con el compromiso ambiental. A medida que enfrentamos una crisis climática sin precedentes, el mensaje de Laudato Si’ sigue siendo una brújula ética y espiritual que nos guía hacia un futuro más sostenible y justo para todos dentro de la comunidad cristiana y que debe ser objetivo principal de todas las religiones del mundo.

Imagen Pedro Pozas Terrados

Las Bases de Laudato Si’

La encíclica se sustenta en una serie de pilares fundamentales que van más allá de lo teológico, incorporando argumentos científicos, filosóficos y culturales. Entre los aspectos más destacados están:

  1. Informes Científicos Reconocidos: Laudato Si’ se apoya en estudios realizados por la comunidad científica global, incluidos informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y del movimiento ecologista que desde hace décadas lucha por la conservación de la biodiversidad y ecosistemas de nuestro planeta. El Papa Francisco destaca evidencias como el aumento de las temperaturas globales, la pérdida de biodiversidad y la sobreexplotación de los recursos naturales como problemas que no pueden ser ignorados.
  2. Doctrina Social de la Iglesia: El documento integra principios históricos de la doctrina social de la Iglesia, como la solidaridad, el bien común y la opción preferencial por los pobres. Estos conceptos se amplían para abordar las desigualdades generadas por la crisis ambiental, subrayando que los más afectados son las comunidades más vulnerables.
  3. Inspiración Franciscana: Una base espiritual importante es la figura de San Francisco de Asís, quien es presentado como modelo de conexión con la naturaleza y ejemplo de una vida en armonía con toda la creación. Esto se refleja en el título de la encíclica, que hace referencia al Cántico de las Criaturas de San Francisco.
  4. Perspectiva Ética y Filosófica: Francisco incorpora reflexiones sobre el antropocentrismo desmesurado, criticando la visión del ser humano como amo absoluto de la naturaleza. En su lugar, propone una relación de interdependencia y respeto entre todos los seres vivos.
  5. Llamado a la Conversión Ecológica: Basándose en la idea de que el cambio comienza en cada individuo, la encíclica invita a una «conversión ecológica» que transforme los hábitos de consumo, las relaciones con los demás y la responsabilidad hacia el entorno.
  6. Cultura del Descarte: Otro concepto clave es la crítica a la «cultura del descarte», que no solo afecta al medio ambiente, sino también a las relaciones humanas. Este modelo de consumo y producción está señalado como una de las principales causas de la crisis actual.

La encíclica Laudato Si’ se erige como un documento clave no solo para la Iglesia Católica, sino para toda la humanidad. Al fundamentarse en la ciencia, la ética y la espiritualidad, ofrece una hoja de ruta integral para abordar la crisis climática desde un enfoque holístico. Su llamado a la conversión ecológica y a la solidaridad global resuena como una voz profética en tiempos de emergencia planetaria, recordándonos que el cuidado de nuestra casa común no es solo un deber, sino una responsabilidad compartida que define nuestra humanidad.

Imagen Pedro Pozas Terrados

Este movimiento verde importante nacido de las palabras y apoyo del Papa hacia los que a  nivel global ya estaban defendiendo nuestra madre Tierra desde hace milenios por parte de los pueblos originarios y hace décadas por parte del movimiento ecologista civil, se une ahora también la comunidad cristiana que tiene que estar abierta al cuidado de la casa común como lo llama Su Santidad. Y la casa común no es otra cosa, que el agua que tomamos tan indispensable para la vida, los bosques, el aire, los mares, las montañas, los ríos y el cuidado es luchar contra la crisis climática, la desertificación, la deforestación, la contaminación, la desaparición de especies tanto de fauna como de flora, la no explotación de los seres vivos sintientes no humanos.

Los responsables principales son los políticos que no toman medidas efectivas para acabar con la crisis climática, ni se implican en una acción global para paralizar este avance trágico que está acabando con los ecosistemas del mundo y con ello el aumento de las muertes, la pobreza, el hambre, la violación de los derechos humanos y en definitiva el caos general.

Algunas referencias de Laudato Si’

En  (LS 82) , nos dice claramente que “sería equivocado pensar que los demás seres vivos deban ser considerados como meros objetos sometidos a la arbitraria dominación humana. Cuando se propone una visión de la naturaleza únicamente como objeto de provecho y de interés, esto también tiene serias consecuencias en la sociedad”. En (LS 91) nos dice que “El corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse en relación con las demás personas. Todo ensañamiento con cualquier criatura es contraria la dignidad humana”. Esto nos hace una reflexión profunda a por ejemplo los animales cautivos en el zoo o las corridas de toros.

(LS 166). “El movimiento ecológico mundial ha hecho ya un largo recorrido, enriquecido por el esfuerzo de muchas organizaciones de la sociedad civil. No sería posible aquí mencionarlas a todas ni recorrer la historia de sus aportes. Pero, gracias a tanta entrega, las cuestiones ambientales han estado cada vez más presentes en la agenda pública y se han convertido en una invitación constante  a pensar a largo plazo. No obstante, las Cumbres mundiales de los últimos años no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión política, no alcanzaron acuerdos globales realmente significativos y eficaces”.

Y muy importante: (LS 179). “Dado que el derecho a veces se muestra insuficiente debido a la corrupción, se requiere una decisión política presionada por la población. La sociedad, a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias, debe obligar a los gobiernos a desarrollar normativas, procedimientos y controles más rigurosos. Si los ciudadanos no controlan al poder político –nacional, regional y municipal-, tampoco es posible un control de los daños ambientales”.

 

 

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