Recojo el testigo de Jaime G. Mora en su post sobre lo que leerá este verano, aunque debo reconocer que ya adelanté unas cuantas lecturas en esa semanita de dolce far niente que pasé a orillas del Atlántico.
Abro un pequeño paréntesis: todavía me pasma la facilidad que tiene el verano para hacernos creer que todo va bien, que la vida es una canción de Los Rodríguez, que no existen primas de riesgo, déficits, corruptos, terrores financieros, sino única y exclusivamente: olor a sal en la piel, helados sabor beso, fiestas populares, tintos de verano, calamares fritos con su chorrito de limón, siestas, sillas plegables y el feliz bolso amarillo donde, al lado de la crema solar, va el libro.
Así que ya he avanzado algo con mis lecturas de verano patrocinadas –gracias a dios que aún no han ido a por ellas- por la Biblioteca Pública de mi barrio que permite durante estos meses sacar cinco libros -¡cinco!- y tenerlos un mes.
Esto va en el bolso amarillo:
¿A estas alturas hay que explicarle a alguien por qué leer a J. M. Coetzee? (tal vez, si cabe, explicarle a pronunciar el apellido del sudafricano)
Atención Spoiler: ¡en esta novela aparece Elizabeth Costello!
Llevo de perseguidora de Jeffrey Eugenides desde Las vírgenes suicidas (la película de Sofía Coppola me dejó impresionada y me llevó a buscar el libro: buenísimo). Además, el tema de los hermafroditas siempre me ha parecido fascinante y Middlesex es la historia de una niña que en su juventud descubre que era más bien un niño (va de genes, decadencia, orígenes, e historias prohibidas que las familias ocultan en cajas de madera bajo la cama). Lo termino y voy con La trama nupcial.
Vuelvo una y otra vez a Carson McCullers porque amo su forma de entretejer lo aparentemente insignificante para convertirlo en pura trascendencia. Iluminación y fulgor nocturno es la autobiografía de esta extraordinaria escritora estadounidense que siempre estuvo algo a la sombra del otro grandísimo sureño: Faulkner. Conozcan a Carson McCullers en la ficción: léanla, paladéenla, reléanla, vívanla, súfranla y luego lean Iluminación y Fulgor Nocturno, su mesa de noche, su realidad, su corazón.
Llevo años interesada en el tema de los celos en el matrimonio (ay Emma Bovary), pero aún algo más desde que leí Perdida de Gillian Flynn, ese bestseller desquiciado y desquiciante que, por cierto, recomiendo también como lectura de verano. Los abrumadores celos del protagonista de Delirio de David Grossman, capaces de hacerlo reconstruir al detalle los encuentros sexuales de su mujer con su amante para contárselos a su cuñada, prometen. Veremos.
Este libro de John Williams, desconocido hasta ahora en España y rescatado de esa imperdonable indiferencia por la maravillosa editorial Baile del Sol de Tenerife, se llevó los más grandes halagos de Jesús Casals, librero de La Central de Callao, en una conversación que tuvimos.
Sobre este libro, Enrique Vila Matas ha dicho: «Impresionante el modo de contar de John William, su fuerza inusitada para los dramas minúsculos y para el recuento cotidiano de nuestras resignaciones y decepciones, y sorprende que Stoner, siendo la obra maestra que es, haya podido ser ignorada durante tanto tiempo». Habrá que subsanarlo.
Felices lecturas, feliz verano.