Leo Gandelman es uno de los pocos instrumentistas brasileños que puede considerarse pop, popular, en el sentido de gozar amplia aprobación del público. Es un hito porque, además de no cantar, Leo Gandelman es saxofonista de jazz y música clásica, dos géneros con audiencia limitada en el país del carnaval. El virtuosismo que exhibe en sus presentaciones junto a destacadas orquestas sinfónicas en todo el mundo y también como solista estará esta semana al servicio de la obra de Chico Buarque en tres noches de concierto en el Clube do Choro de Brasília. “Llevo años presentándome en el Clube do Choro de Brasilia y es siempre un nuevo reto porque cada compositor homenajeado representa una inmersión en el trabajo y el estilo de un gran artista brasileño que me ha engrandecido como instrumentista y compositor”, celebra Gandelman. Acompañado en el escenario por el pianista David Feldman, el bajista Alberto Continentino y el baterista Rafael Barata, el músico va a presentar canciones de su último disco, que incluye piezas clásicas de la samba e interpretaciones personales.
