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Léon Poliakov: tras las huellas del odio

 

El prefacio de François Mauriac al Breviario del odio. El Tercer Reich y los judíos
(1951) de Léon Poliakov era contundente: a muchas personas les hubiese
gustado cerrar el libro antes de comenzar la lectura. Solamente habían
pasado seis años del final de la II Guerra Mundial y el descubrimiento
del horror nacionalsocialista aún hacía mella en las conciencias.
Mauriac era por aquel entonces muy duro con la responsabilidad
colectiva en las diversas violencias sanguinarias a lo largo de la
historia («queremos olvidar que estamos todos implicados en ellas, ante
todo porque somos hombres»). Por ello, el escritor francés creyó que el
libro iba a conventirse en un acontecimiento para la vida de sus
posibles lectores. Pero no fue el único pensador deslumbrado por las
duras páginas de este libro sobre el genocidio. Hannah
Arendt aseguró en una recensión de la obra que se trataba de un texto
necesario para evitar «errores, malentendidos y juicios equivocados». Y
es que se trataba del primer trabajo de investigación que había sido
construido con documentación primaria, desde archivos alemanes a
testimonios orales de las víctimas, a la que el autor había tenido
acceso gracias a su labor como experto de la delegación francesa en el
Tribunal de Núremberg. Ahora el nuevo proyecto editorial barcelonés Cómplices Editorial lo acaba de traducir al español, tan solo seis décadas después de su primera edición… 


Léon
Poliakov (1910-1997), nacido en una familia de la burguesía judía rusa,
abandonó su país siendo niño como consecuencia de la revolución
bolchevique para instalarse, después de un breve paso por Berlín, en la
capital francesa. Junto a su padre, participó en la edición y difusión
entre
los
refugiados alemanes en Francia
de un periódico contrario al nazismo. Ya entonces estaba preocupado por el destino de los judíos. Al
inicio de la II Guerra Mundial, fue movilizado para poco después era
hecho preso y, tras su huida, logró participar de la Resistencia. Todo
ello lo narró en sus memorias, que llevaban el poético título de El albergue de los músicos. Este Breviario del odio
fue el punto de partida de una amplia carrera profesional que recorrió incansablemente
la historia del antisemitismo, acercándose a fenómenos colindantes,
como la xenofobia y el nacionalismo – y que en España fue conocida (y
menos reconocida) por la edición de algunos de sus libros
posteriores por parte del sabio Mario Muchnik en la década de
los ochenta.


La principal pregunta que guió toda su carrera académica, que le llevó a ser director del parisino Centre National de Recherche Scientifique, fue:
¿por qué hay gente que me ha querido matar por mi condición de judío?
Como se puede entender, los avances historiográficos permiten ajustar
muchas de las afirmaciones de Poliakov en este particular breviario del
antisemitismo. Sin embargo, esta investigación fue un trabajo
fundacional, pilar básico de muchas aproximaciones posteriores. Su
interés pervive, tanto por su estilo como por su sugerente mirada,
porque pasarán otras tantas décadas más y Poliakov seguirá haciendo
pensar. Por ello, no quisiera terminar sin darle voz:

 

«Los
grandes odios colectivos que desgarran el mundo, ya obedezcan al miedo,
la codicia o el afán de poder, se corresponden siempre por una parte
con una situación real, con intereses colectivos concretos – un enemigo
al que hay que abatir, las riquezas que se anhela conquistar-, al
tiempo que sirven de núcleo en torno al cual se aglutinan los instintos
agresivos y asesinos. Las pasiones antisemitas del mundo occidental,
tal vez únicas en su género, no permiten descubrir ningún fundamento de
este tipo, si se profundiza en ellas. Tan solo son vestigios arcaicos,
resentimientos confusos, pretextos ilusorios. (Por ello su
manifestación extrema, la empresa hitleriana, era también el único
intento en la historia de condenar al hombre por lo que es, y no por lo
que hace; como una entidad abstracta, y no por acciones concretas)».


Quizá Breviario del odio no nos descubra nada que no sepamos, pero nos hace más conscientemente humanos.

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