Como era de esperar, la colaboración del Instituto Cervantes de Lisboa era obligada en este empeño de un grupo de portugueses de hacer una lectura integral del Quijote. Escribe Álvaro García de Zuñiga, uno de sus impulsores: Reunir en el São Luiz, cada dos semanas (todos los martes), una comunidad de lectores. Abordar, como si fuésemos piratas, un texto monumental que va a llevar 126 sesiones de letura. O sea, un proyecto que sabemos cómo comienza, pero que todavía no sabemos, ni queremos saberlo, cómo acaba. (…) Planificar una lectura completa de Don Quijote de la Mancha es claramente quijotesca. Los lectores serán muchos, tantos que todavía no sabemos siquiera cuántos serán exactamente. Pero pueden jurar que será divertido. ¡Divertidísimo! Porque de lo que no cabe la menor duda es de que el Quijote es un libro muy divertido”.