Ayer martes fui a Madferia porque creí que iba a estar allí Vera Yobardé. Era el sitio ideal para ella, una feria de teatro, y sé que el año anterior también fue… Además, me había dicho en diciembre que este año también iría. Pero no la vi. Y eso que la busqué por todas partes…
En una feria de teatro hay programadores, distribuidores, gente de las compañías de teatro, actores, gestores… Mucha gente de feria, gente que habla de asuntos teatrales y dice mucho las palabras «bolo», «caché» y «vender»… Los que no se conocen se saludan y enseguida necesitan saber a qué se dedica el otro porque, claro, la gente quiere o comprar o vender, y si se juntan dos del mismo bando, pues no puede haber negocio. He llegado a ver a la hora de la «comida» mesas de 8 o 10 distribuidores (que se han ido sentando sin saber a qué se dedicaba el otro) disolverse enseguida porque, claro, si hay 8 que venden y ninguno compra, ¿dónde está el negocio? Ah, y todos se dan tarjetas al presentarse o al despedirse… Algunos las tiran enseguida, y así me he hecho yo mi buena colección…
Hubo un momento en que me pareció ver a Vera de lejos, pero la seguí y desapareció… No sé… Le dejé mensajes en las puertas de las salas (porque las obras de Madferia se hacen en distintas salas) y en las butacas, con un taco de post-it que robé a una de la organización por si los leía… (Le devolví los post-it sobrantes, eso sí.) Le escribí en ellos a Vera que la esperaría en el pasillo de los baños… que es un lugar que visito mucho, el baño, sobre todo allí, en el Matadero en enero, con el frío que hace… Y entre obra y obra me pasé las horas muertas en el pasillo de los baños, esperándola… Pasaba desapercibido, porque soy un perro muy educado a veces.
Gente de feria haciéndose fotos en Madferia 2017
Entré a ver Las Cervantas, y no estaba. Vi una obra catalana llamada Wasted en que me ofrecieron una cerveza que enseguida le di a Mr. Pap, ya que se había sentado a mi lado, pero tampoco estaba Vera. En la siguiente obra, una de danza, 34/35, me senté en la última fila para buscarla entre el público, pero enseguida me llamó Mr. Pap para que me sentara con él delante, que me había guardado un sitio en primera fila, y entonces tampoco la vi. Después llegó la inauguración de la feria, con Juan Muñoz y su marioneta, y con los organizadores, y los políticos hablando de teatro, y luego una obra que fue la que más me gustó, sobre el paso del tiempo, y sobre muchas otras cosas, una obra llamada Trau. «¿Y Vera?», le pregunté a la señorita Berini en el piscolabis tras la inauguración. Se encogió de hombros y se fue tras una bandeja de canapés. Y ya esa noche de martes, cuando quedaba muy poca gente en el Matadero, me fui a mi casa, sin éxito.
Hoy miércoles he llegado temprano y he visto un bello infantil llamado Feo!, sobre los patitos de goma, ¡qué bien me lo he pasado! ¡Cómo me gustan los infantiles! «¿Dónde está Vera?», le he preguntado a la señorita Santacecilia que ha aparecido por allí, pero me ha dicho que no tenía ni idea. En la mesa redonda llamada El público 1.7, han vuelto a llamar «benedicticina» a la señoritia Benedicto, justo antes de que hiciera su interesante ponencia… Pero sólo la pregunta final del señor Ortiz ha hablado del público. Yo también he querido intervenir en el turno de preguntas, he levantado la mano, me han traído el micrófono, y he preguntado dónde estaba Vera. Nadie me querido contestar, solo me han puesto una cara muy rara, y entonces he salido de la sala enfadado y me he puesto a gritar en medio de la calle del matadero, esa calle por la que pasa mucha gente, pero ningún coche, «¡Veraaaaaaa!» He gritado muy alto. «¡Vera! ¡He escrito tu nombre con tiza por las paredes, y debajo de los puenteeees!» (Esto último era mentira, pero me ha dado por decirlo, porque lo había leído una obra que me había dado el señor Henríquez, De noche justo antes de los bosques…) «¿Dónde narices estás, Vera?» Lo de narices le va muy bien a Vera, ¡porque tiene unas pedazo napias…! Lo siento, no quería decir eso, se me ha escapado… Cuando estaba gritando ha venido un conserje con una escoba a tratar de echarme, pero como soy un perro muy listo y me he metido en el comedor a «comer». Me he sentado a «comer» con una gente maja, pero he estado pensando en todas las cosas que tenía que contarle a Vera, y no les he hecho mucho caso. Entonces, cuando he terminado de comer he visto a Mr. Pap de lejos y me he acercado y le he dicho hola, y ni caso. Le he preguntado por ella. Y ni caso. «Mr. Pap, ¿has visto a Vera?» Mr. Pap estaba hablando con alguien. Cuando habla o cuando va al teatro, Mr. Pap se concentra tanto que no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor. Total, que no me ha resuelto mi duda. Así que me he metido a ver un par de obras después de comer. La señorita Savirón me ha dicho que no tiene ni idea de quién es Vera, y ha cogido su libreta para apuntar su nombre e investigar.
Eroski paríso a punto de comenzar
Y por fin, justo antes de entrar a Eroski paraíso a las 20’30h., me he encontrado con Turuleta. (¡Qué requetebién me lo he pasado con Eroski paraíso, por cierto! ¡Y hasta he llorado un poco!) Sé que Turuleta y Vera son muy amigas, amigas hasta de contarse cosas tristísimas una a otra… (Es que lo sé porque una vez les escuché bajo una mesa en la terraza de un bar…) Pero Turuleta me ha dicho que no sabía nada de Vera desde el lunes. ¿Entonces? Tras Eroski paraíso le he preguntado a la señorita Penichet, y me ha dicho que seguro que Vera vendría mañana jueves. ¡Gracias, esa respuesta me ha tranquilizado mucho!
Ya hemos pasado el ecuador de la feria. Mañana hay un infantil a las 10h. ¡Viva el teatro infantil! Sé que Vera es muy infantil, además de tener unas pedazo napias… Quizá la vea mañana a las 10… Si no se duerme, porque, últimamente… uffff… es que llega tarde a todas partes…
Continuará…
@nico_guau
