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Mientras tantoLo importante es participar

Lo importante es participar


Sidney, París, Londres, Roma… grandes urbes que pasarán a la historia por muchos y variados motivos, pero sin duda por albergar en algún momento grandes acontecimientos deportivos. Barcelona permanecerá ligada por siempre a un año, 1992 y a los Juegos Olímpicos que gozaron de una organización y coordinación difícilmente igualables.
    
    Un poco más hacia el Sur, Valencia también se ha ganado unas líneas en el recuerdo por ser la sede de la Copa del América de Vela y por desarrollar un gran premio en el segundo circuito urbano de Fórmula1 en Europa. Sin duda, acontecimientos deportivos que hacen a estas dos urbes del Levante español grandes.

    Pero no nos engañemos, eran grandes, muy grandes antes: grandes en calidad científica, grandes en ideas y en planteamientos que iban a permitir profundizar en lo más íntimo del cuerpo humano.
 
    Entre ambas ciudades, fue donde Santiago Ramón y Cajal fraguó uno de los hitos más importantes de la ciencia moderna, la descripción de la textura del sistema nervioso. Dicho con otras palabras, Cajal describió como se conectaban las células nerviosas entre sí para transmitir el impulso nervioso por todo el cuerpo.

    Y lo hizo en un duro combate cuerpo a cuerpo con el investigador italiano Camilo Golgi. El italiano describía el sistema nervioso como un continuo en el que las células que lo formaban, las neuronas, estaban en contacto físico entre sí permitiendo la transmisión del impulso nervioso de una manera rápida y eficaz.

    Gracias a su afición a la fotografía, Cajal utilizaba técnicas de tinción diferentes que le permitían ver las cosas de otra manera. Tanto es así que en clara contraposición con Golgi, definió que las neuronas “no se tocaban entre sí», sino que entre neurona y neurona existía un espacio al que llamó sinapsis.

¿Quién ganó este combate de talentos?

En ciencia, las preseas se representan en los Premios Nobel, y en este caso, ambos, las dos tendencias, las dos maneras de ver las cosas  desembocaron en la concesión del Premio Nobel ex aequo en 1906. En resultado final, pues, fue de empate técnico o tablas.

    Pero esto es lo de menos, sobre lo que habría que reflexionar es que en dos ciudades de nuestra costa mediterránea se estaba creando un talento, y este motivo debería ser suficiente para que Barcelona o Valencia no necesitaran de otros acontecimientos para pasar a la Historia.

    Desgraciadamente, ese ejercicio de memoria selectiva es universal. Si preguntan por el motociclismo y por el gran premio de la Republica Checa, muchos dirán que se corre en el circuito de Brno. ¡Cierto! Pero, siento decir que Brno, antes de ser un circuito de velocidad fue el lugar de trabajo de Gregor Mendel.

    ¿Pero, quién era Mendel? ¿Resulta incompatible su recuerdo con el de Valentino Rossi o Lorenzo o Pedrosa? La respuesta es no. Armstrong (el astronauta no el ciclista) hablaba de los pequeños pasos para el hombre y grandes para la humanidad. Creo que ya es hora de que el género humano comience a gatear.

    

Jesús Pintor, Bioquímico.
 

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