La ciudad de Detroit, en el estado de Michigan, se ha convertido en un símbolo de la desindustrialización. Se trata de una antigua capital industrial que ha sufrido un rápido declive sin precedentes, una ciudad detenida en el tiempo con impresionantes edificios de otra época que ahora no son más que recuerdos que atestiguan el paso de un tiempo que ya no volverá. Escuelas, estaciones de tren, hoteles, centros cívicos… todos estos edificios se han ido desmoronando estos últimos cincuenta años y ahora no son más que ruinas que recoge la exposición The Ruins of Detroit, de Yves Marchand (París, 1981) y Roman Meffre (París, 1987).