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Mientras tantoLo que se juegan los partidos el 28-A

Lo que se juegan los partidos el 28-A


 

Los dos broncos debates que acabamos de presenciar entre los cuatro principales candidatos ayudan a ilustrar que todos ellos se juegan mucho en las próximas elecciones.

 

El Partido Popular se juega continuar siendo el partido hegemónico de la derecha, un papel que lleva desempeñando durante más de treinta años. Y precisamente en esa clave histórica hay que entender su lema de campaña, ese “valor seguro” que ha demostrado durante su trayectoria, y también su minuto final en el debate de Atresmedia: sólo el voto al PP es el voto útil para echar a Sánchez, no conviene dividir a la derecha, porque esa fractura favorecerá a la izquierda.

 

Pablo Casado llegó a la presidencia del PP para enmendar a Mariano Rajoy y ahora ha llegado el momento de presentar resultados: el 28-A es una importantísima reválida para el líder popular. El PP se juega la hegemonía en la derecha y Pablo Casado tendrá que rendir cuentas si su estrategia de endurecimiento de posiciones no resulta exitosa.

 

Ciudadanos se juega convertirse en un partido irrelevante si Pablo Casado tiene éxito y el votante conservador decide seguir el llamamiento de que el voto útil es voto PP. Y más irrelevante todavía si a ese posible fenómeno se suman otros dos: si logra formar Gobierno el Partido Socialista, bien en solitario, bien con Unidas Podemos; y si además Vox lograra un mejor resultado que el partido de Albert Rivera. En ese escenario, el partido naranja quedaría completamente desdibujado, en tierra de nadie, y con el riesgo de continuar con sus exageraciones y su histrionismo que podrían acabar convirtiéndole en una parodia de sí mismo. En estos dos debates, ese poner toda la carne en el asador por lo mucho que se juega el 28-A le ha llevado a convertirse en carne de meme. ¿Este temor de irrelevancia puede ser el que le haga a Ciudadanos desdecirse de su veto al PSOE como sujeto con el que acordar un Gobierno?, ¿puede convertirse esto en un mecanismo de supervivencia?

 

Unidas Podemos ya ha dado por perdida la batalla por la hegemonía de la izquierda y ahora su aspiración es contar con el respaldo suficiente para ser una fuerza decisiva en un futuro Gobierno con Pedro Sánchez. Sería un gran logro, un verdadero hito, para una fuerza a la izquierda del PSOE entrar en un Ejecutivo, dado que es algo de momento inédito. Pero también conllevaría grandes riesgos para esta fuerza política, puesto que los de Pablo Iglesias serían corresponsables de lo que hiciera ese futuro Ejecutivo que se comprometen a llevar todo a la izquierda que se pueda. Sutilmente, Pablo Iglesias estos días está recordando lo que llevó a los votantes a abandonar al PSOE en 2015 y en 2016 y a votar a Podemos: que el PSOE en el Gobierno muchas veces no es lo que dice en la campaña electoral. El objetivo de Pablo Iglesias es conservar o retener todo el antiguo voto socialista que sea posible dándole un sentido constructivo y positivo: no será para acabar con el PSOE o para un sorpasso, el ánimo es poder hacer políticas útiles y de izquierdas.

 

Quizás Pedro Sánchez no quiera a Unidas Podemos en el Gobierno, como parece que se derivó de sus palabras de ayer. Y éste no tiene por qué ser un mal escenario para el partido morado.

 

De todos modos, más allá de entrar en un Gobierno, o no, el gran reto de Unidas Podemos es no bajar demasiado respecto a las anteriores elecciones, dar la impresión de que tienen un suelo lo suficientemente alto y sólido, que no se va a disolver como un azucarillo, que no se va a convertir en la IU que dibujaron y de la que abominaron en sus inicios por sus supuestos esencialismo y escasa ambición. Pablo Iglesias busca que Unidas Podemos continúe siendo una fuerza relevante y seria. Y quizás a ello haya que achacar su tono profesoral e institucional de estos dos últimos días.

 

El PSOE es el que menos arriesga, al menos a tenor de lo que dicen las encuestas. La estrategia de Pedro Sánchez, contraria a la más conservadora de Susana Díaz que lo acusó de podemizarse, y, sobre todo, la moción de censura y estos diez meses de Gobierno han asegurado su liderazgo en el lado izquierdo del espectro político, algo que estuvo en riesgo hace no demasiados meses. Logre formar Gobierno el PSOE de Pedro Sánchez, o no, Unidas Podemos ya está transmitiendo durante esta campaña electoral que su posición es subalterna a la del Partido Socialista, por lo que sería éste el partido que lideraría la oposición contra un eventual Gobierno de las derechas. Si Pablo Casado aún tiene pendiente demostrar los resultados que pueda proporcionar su liderazgo, es posible que el de Pedro Sánchez haya quedado ratificado si finalmente logra sacar al PSOE del hoyo.

 

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