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Loa para el teatro de nuestro siglo I

loa

Hace unos años encontré un papel escrito a mano, tirado en el suelo a las puertas de un teatro. No le hice mucho caso, pero como hablaba sobre teatro me lo guardé en el bolsillo, nunca se sabe. Ayer, haciendo limpieza, apareció. Lleva como título: Loa. De las acepciones en el diccionario para la palabra «loa», 2 nos interesan:

– En el teatro clásico español, prólogo, introito, discurso o diálogo al principio de la función, de carácter laudatorio.

– Con posterioridad al Siglo de Oro, pieza dramática breve que se representaba como introducción a la obra.

Pues bien, este texto, esta Loa, parece haber sido escrita para ser dicha (o interpretada) antes del comienzo de una representación del siglo XXI. Viene sin firmar, y me permito la libertad de transcribirla aquí, en dos partes, por su longitud. Comencemos con la primera:

Loa

Bien. Se me ha dado la oportunidad de decir algo más que lo que suelo decir habitualmente antes de la función. Me han pedido una loa, algo que el siglo XVII se llevaba y que ahora no se estila. Muy bien, pues mi loa se centra en lo necesario y en lo que no es necesario en una función de teatro, desde el punto de vista de los espectadores. También en ciertas cosas que es preferible hacer o no hacer. Mi loa es la siguiente:

– Es necesario que dejen los problemas y preocupaciones fuera, más allá de esa puerta, y que olviden las distracciones habituales por un par de horas.

– Es preferible que pasen por el baño antes del comienzo de la función.

– Es preferible que escriban todos sus urgentes mensajes de móvil antes del comienzo de la función.

– Es necesario que sean pacientes y estén calmados al entrar en la sala.

– No es necesario que se peguen por elegir asiento, ni que empujen a quien les corta la entrada; hay sitio para todos y se ve bien desde todos los asientos.

– No es necesario que dejen el móvil encendido, ni en modo sonido, ni en modo vibración, ni en modo avión. Lo pueden dejar en modo teatro, es decir: ¡APAGADO!

– Es necesario que escuchen, vean y sientan durante la función.

– No es necesario que comenten la obra entre ustedes.

– Es preferible que no le digan en voz alta a su acompañante lo mucho que se parece la actriz a la reina. Ni ningún otro actor a ningún otro personaje público.

– No es necesario que comenten que los actores son amateur, porque no los hayan visto nunca en la tele; quizá el problema sea que ven demasiada tele.

– No es necesario que hablen sobre el vestuario de los actores señalándoles como a los monos en el zoológico. Lo mismo se han confundido de sitio, y no querían realmente venir al teatro.

– Es preferible que, si van a hacer uso de algún caramelo para el mantenimiento de sus toses, le arranquen el papel ahora y coloquen el susodicho papel en un lugar altamente inaccesible.

– No es necesario que pongan el bolso patas arriba en la desesperada búsqueda del caramelo perdido, y no es necesario que hagan sonar todas las bolsas de plástico, llaves y trastos inútiles que allí guardan.

– Es necesario que respiren con tranquilidad y sosiego.

– Es preferible que no bostecen para coger aire justo cuando el actor les está mirando.

– En el caso de que el bostezo sea por aburrimiento, igualmente pueden esperar a que el actor se dé la vuelta. Si no, sería como si yo le dijera a usted: «Señora, sí, usted, señora, me aburre usted profundamente.»

– Si necesitan salir, les rogamos que no traten de convencernos, una vez fuera, de que tienen que volver a entrar. No nos digan que su acompañante estará preocupado, no nos digan que se aburren en el hall esperando, no se inventen más excusas, y dejen de toser en el hall para que su acompañante les escuche, no hablen tan alto, que por mucho grito que den no les podemos dejar entrar de nuevo.

– No es necesario que respondan a las preguntas que se hacen los actores a sí mismos sin esperar respuesta. Ya saben , las famosas preguntas retóricas… Sin embargo, si los actores les hacen alguna pregunta directa, sí la pueden responder.

– No es necesario que miren el reloj insistentemente. Les voy a decir un secreto: sí, el tiempo pasa, irremediablemente.

– No es necesario que se abaniquen con el brazo de las pulseras si lo pueden hacer con el otro brazo.

– No es necesario que se iluminen la cara con el teléfono móvil, los actores no necesitan verles su cara para continuar la representación.

– No es necesario que hagan fotos a los actores y las cuelguen en féisbol durante la función, comprendemos que están disfrutando mucho, pero quizá puedan esperar unos minutillos para recomendar el espectáculo a todos sus amigos.

– No es necesario que se rían con cada frase, pero sí pueden reírse si algo les hace gracia.

– Es preferible que, si no les ha gustado tanto como para aplaudir frenéticamente, esperen a que el resto del público termine de aplaudir para salir de la sala.

– No es necesario que se peguen por entrar al baño a la salida del espectáculo; tenemos unas tuberías  muy bien instaladas para recoger el pis de todos los espectadores, y tampoco hay premio para el primero que mee.

Continuará…

@nico_guau

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