De aquí que la curiosidad natural de nuestro ánimo y el ansia de nuestros ojos no se vean satisfechas nunca sino ante la realidad.
Galdós
al vivir en un lugar con tantas nubes, uno (o yo, al menos; no sé tampoco los otros; es algo que tenemos que hablar; queda pendiente) tiende a observar más y por primera vez los cielos que aparecen en las películas