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Los derechos del alumno (II)

 

El lector habitual recordará que en el artículo anterior utilicé como cierre una excelente cita que viene de la China antigua y quisiera empezar este artículo del mismo modo que terminé el anterior, citándola.

 

“Maestro no es quien siempre enseña, sino quien siempre aprende”.


Hemos explicado la gran responsabilidad que supone ponerse frente a los alumnos e intentar transmitir unos conocimientos. Si hace de forma correcta, didáctica, amena, divertida interesante, los chavales, al terminar la clase preguntarán ¿dónde puedo seguir estudiando o jugando –al ajedrez en este caso. Si esto sucede quiere decir que nuestra labor como docentes está bien encaminada, la semilla del interés, está germinando, los chavales yo no se les obliga a estudiar tediosamente, sino que son ellos mismos los que lo buscan y lo disfrutan. Una situación ideal.

 

En este artículo quisiera tocar lo que debería ser los “siete mandamientos” de todos monitor o profesor de ajedrez. Estos siete puntos deberían estar enmarcados y colgados en la pared del salón de clase donde se va a impartir clase de ajedrez (sin importar la edad).

 

Derechos que todo alumno de un curso de ajedrez, debe tener


1)      Derecho a participar en competiciones sin discriminación por sexo o capacidad

2)      Derecho a contar con monitores cualificados

3)      Derecho a participar en medios sanos y seguros

4)      Derecho a la igualdad de oportunidades

5)      Derecho a ser tratado con dignidad

6)      Derecho a disfrutar jugando

7)      Derecho a NO ser CAMPEÓN.

 

He de remarcar que estos “mandamientos” tienen y deben ser aplicados para un tipo específico de ajedrez, que es el ajedrez escolar, muy alejado del competitivo.

 

Derecho a participar en competiciones sin discriminación por sexo o capacidad


Un error frecuente y que aún hoy en día se lastra, es el dividir las competiciones de ajedrez –del nivel que sea en hombres y mujeres, es decir, por sexo. ¿Acaso en el ajedrez escolar tiene importancia si un alumno es niño o niña?, ¿acaso no es más importante que vayan tomando nota que tienen los mismos derechos los hombres que las mujeres y que no se les discrimina por nada? En la opinión del que escribe, me parece absurdo que incluso en la más alta categoría, exista “Campeonatos del Mundo Femenino” y me parece absurdo por una razón muy sencilla. Si se parte de la premisa de que el ajedrez es un deporte puramente intelectual y que tanto los hombres como las mujeres tienen las mismas capacidades, ¿qué caso hay de separar las competiciones amistosas o no amistosas? Siempre jugarán en las mismas condiciones. Por otra parte, un alumno que no esté especialmente dotado para el ajedrez o que sufra alguna discapacidad, también tiene derecho a participar sin importar lo bien o mal que lo haga, tiene ese derecho, y ese derecho no se le debe negar a ningún alumno, juegue bien, mal o regular.

 

Derecho a contar con monitores cualificados


¿Qué queremos para nuestros hijos?, que su enseñanza se a través de los mejores profesores, los más cualificados, los más aptos. Lo mismo debe ocurrir con los profesores y monitores de ajedrez, deben estar bien cualificados, deben amar lo que hacen, deben tener vocación. Bajo el temor de repetirme una vez más, diré que un más profesor puede hacer que huya despavorido un alumno, que odie aquella asignatura tan bella pero que el profesor nunca supo impartirla.

 

Derecho a participar en medios sanos y seguros


Antiguamente en los clubes de ajedrez, en los bares e incluso en los centros culturales existía la insana costumbre de fumar mientras se jugaba una partida de ajedrez, incluso, en torneos de renombre se podía ver a los jugadores, fumando. Afortunadamente eso ha cambiado en los últimos años y esa costumbre pertenece ya al pasado y eso hace que, cuando un niño, un chaval participe en un club, pueda hacerlo en un entorno medianamente sano, sin humo, sin contaminación.

 

Derecho a la igualdad de oportunidades


En ocasiones, algunos profesores o monitores de ajedrez, se podrán encontrar que en una clase de 20-25 alumnos hay algunos que están especialmente “dotados” para el cálculo en el ajedrez o que tienen una desbordante imaginación que les permite hacer jugadas magníficas y que, en definitiva, son jóvenes promesas, con muchísima proyección. En estos casos, hay que evitar que el Ego domine al profesor o al monitor y, por querer “anotarse el punto” de descubrir a tal o cual jugador, centre toda su energía y atención en ese pequeño-gran jugador, descuidando al resto de los alumnos. Eso es algo que hay que evitar, dentro de una clase de ajedrez, todos los alumnos son iguales, tengan o no tengan las mismas capacidades, tienen el derecho a recibir exactamente la misma entrega por parte del profesor, debe ser tan importante el alumno que al año ya juega bastante bien, que el alumno que después de un año se sigue dejando comer la mitad de las piezas por descuidos. Todos ellos son iguales.

 

Derecho a disfrutar jugando


Los alumnos, los pequeños jugadores que están empezando en este interesantísimo mundo del ajedrez deben, por encima de cualquier otra cosa… ¡Divertirse! No se debe presionar a un alumno a lograr metas, presionarle a lograr resultados, el deber del monitor es hacer que los niños se diviertan, que se rían, que disfruten.

 

Recuerdo las palabras del profesor J. Suarez cuando impartiendo un curso a futuros monitores y, tocando justamente este tema, explicó: Lo primero que hago con los alumnos –pequeños- en la clase de ajedrez es decirles: “En este curso nos lo vamos a pasar genial”, de eso se trata, de que la clase de ajedrez se les pase volando a los chavales, que jueguen, disfruten e interactúen entre ellos. En el ajedrez educativo no cabe la competición pura y dura, hay que disfrutar.

 

Derecho a NO ser CAMPEÓN


Si entendemos que el ajedrez como herramienta educativa no tiene como objetivo formar campeones, entenderemos también que todo alumno/a tiene el derecho a no ser bueno en el ajedrez y, además tiene derecho a no ganar. Si el objetivo principal de un monitor es que el alumno desarrolle sus capacidades de forma lúdica y que interactúe con sus compañeros, se divierta, disfrute y, con un poco de suerte, ame el ajedrez, no cabe la palabra “campeón” ni “perdedor”, no debería existir los premios en los torneos de colegio y, si los hay, no deberían pasar por una bolsa de dulces y desistir de colgar medallas. El monitor no forma campeones, para eso están los entrenadores, el monitor forma personas, seres humanos –casi nada.

 

Mikel Menchero Pérez

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