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Mientras tantoLos dignos y humillados contra el ‘odio de leche’

Los dignos y humillados contra el ‘odio de leche’


 

 

Aderecemos esta pizarra (sobre la que merece la pena pararse uno o dos minutos), fruto del alegre esparcimiento juvenil de un instituto catalán cualquiera, recopilando abajo cinco comentarios de buenos catalanes que uno se ha encontrado recientemente por Facebook. Funcionarios, profesores de instituto y de Universidad, cuyo día a día en Cataluña, según nos van narrando, resulta absolutamente descorazonador. No son nacionalistas, por supuesto. Ésa esa su condena. Son relatos de los desamparados, los humillados, los sacrificados. Mientras el Gobierno responde con vergonzosa “proporcionalidad” a un golpe de Estado (y peor, mientras los demás partidos callan o se alían con los golpistas) algún Iñaki Arteta debería ponerse pronto a la faena si se ha de desactivar el odio. Porque el fascismo, donde más cala y cuando más duele, no es saltándose la ley para imponer voluntaristamente (por la brava) sus decisiones; es mucho antes: cuando va trepanando todas las cabezas (impúberes, púberes y senectas) e infiltrándose en cada alveolo social, inoculando el racismo en cada poro institucional, convirtiendo en profesional del odio y del asco a cada miembro de sus gregarias huestes.

 

1º) De I. T.:

 

“Recibí ayer un correo de uno de «nuestros» sindicatos (aquel que nos envía proclamas políticas patrioteras), convocándonos para una huelga general el martes que viene. Lo cierto es que ya no saben cómo disimular su empeño por acabar de perfilar su lista de disidentes. Por cierto: en mi centro no se ha hecho nunca ninguna huelga (excepto uno o dos profesores) cuando se han reclamado mejoras en las condiciones laborales de los profesores, ni cuando se ha protestado por leyes educativas que se consideraban manifiestamente mejorables. Apostaría casi todo lo que tengo a que el martes, en mi instituto, vamos a trabajar dos o tres personas. Y entonces ya sí, ya acabaremos de estar señalados. ¿Y saben por qué nadie seguía las otras huelgas y esta la seguirá la mayoría? ¿Saben por qué la conciencia nacional pasa muy por encima de la conciencia de clase? Pues porque la mayoría de independentistas de mi instituto no tiene ningún problema para llegar a final de mes. Antes al contrario”.

 

 

2º) De Félix Ovejero: “Vergüenza ajena”:

 

Una buena amiga de la UPF me lo cuenta. Intentaba conseguir firmas para un manifiesto que denunciara el señalamiento de los discrepantes, en defensa de la libertad de expresión y de cátedra. Para firmar algo así, tan básico, no hace falta estar en contra del proceso sino que basta con defender los derechos más elementales. Pues bien, académicos que, en privado, condenan el proceso, que están en contra de esta locura, se ponen de perfil. Ofrecen excusas, coartadas insignificantes, miran hacia otro lado. No firman. Bien, pues esto sucede en la Facultad de Derecho.

 

Y esto que me cuenta no me sorprende; también me los encuentro en mi Facultad. Profesores que se acercan discretamente por el pasillo y te dicen, cuando no pueden ser vistos: “ánimo, tienes toda la razón, sigue así”. Algunos incluso, perdida toda medida de pudor, añaden: “yo no me atrevo”. En su gesto más valiente, me envían quizás información para que la publique en mi muro ya que no se atreven a publicarlo en el suyo. Como si uno estuviera ya amortizado, vamos.

 

Profesores de Universidad, formados y conscientes de lo que nos jugamos, que están a verlas venir. Resignados a lamentarse pase lo que pase, ni siquiera parecen sentirse interpelados. Como si no hubiera nada que pudieran hacer. Al menos, no empujen, piensa uno.”

 

 

3º) De Josu de Miguel Bárcena, profesor de Derecho Constitucional:

 

“Las cosas de la mayoría silenciosa. Pues resulta -no es una sorpresa- que al menos el 50% de las personas con las que he hablado en los últimos días, se plantean dejar Cataluña. No nómadas como yo: gente de allí, con hijos, trabajo y familia. Claro, otra cosa es poder irse. Es curioso, ¿no? Qué tipo de democracia es esta que expulsa ciudadanos. Bueno, es la democracia del Brexit: el decisionismo desaforado, incapaz de integrar, solo de expulsar. Porque supongo que ya habréis hablado con españoles que viven en el RU y ya tienen las maletas hechas. Qué democracia más rara, me pregunto yo. De asumirse la solución Ollora, aquello del «Ser para Decidir», me parece que el caos político en Europa se instalará de forma definitiva: aquello que Lincoln denominaba anarquía democrática interminable”.

 

 

4º) Dolores Agenjo: “¿Miedo en Cataluña?”:

En la Sexta entrevistan a una mujer que mostrando el rostro afirma decidida que irá a formar parte de una mesa del referendo ilegal. A continuación entrevistan a otra que también ha sido convocada para formar parte de una mesa electoral, pero que no irá. Responde de espaldas.

 

 

5º) De I. T. “El doloroso día a día”:

 

Hoy, a la hora del patio, en la sala de profesores, mi compañero de disidencia me comentaba que había hablado con un excompañero nuestro que ahora está en otro centro. Me decía que este excompañero, catalán de ocho apellidos, simpatizante con la causa independentista pero bastante razonable en sus posicionamientos, muy alejado del fanatismo imperante, le había confesado que nos echaba de menos, a mi compañero y a mí, porque en el nuevo centro donde está no hay nadie que ofrezca un contrapunto, nadie que contradiga el discurso dominante, y que no le gustaba esa uniformidad. Entonces ha saltado una compañera, independentista convencida, de dos apellidos españolazos, eso sí, y ha dicho, en catalán: «Es que eso es lo normal, lo que no es normal es lo que pasa aquí». Y nada, uno se calla porque tiene los nervios a flor de piel y sería capaz de soltar un exabrupto. Pero, miren, miren hasta qué punto está normalizada la defensa del pensamiento único.

 

Y no han acabado ahí las situaciones descorazonadoras, no. Durante el segundo patio me han venido a buscar unas cuantas alumnas para comentarme unas cosas del trabajo de investigación. Y en un momento determinado tres de ellas me han dicho que quieren ir a estudiar la carrera fuera de Cataluña, no para ampliar su experiencia vital, no, nada de eso, sino porque están hartas de lo que ocurre por aquí y que sus familias tampoco lo soportan más y también están planteándose largarse.

 

Y nada, oigan, cuando se les ocurra hablar de democracia, de legítimo derecho a la libertad de expresión, de voluntad política y todas esas monsergas piensen en todo esto, en los comentarios de la intrahistoria, en el cúmulo de sutilezas y gestos, de comentarios aparentemente inofensivos, siempre envueltos en una sonrisa condescendiente, en ese día a día, al fin y al cabo, que tenemos que soportar muchos, incesantemente, sin descanso. Y piensen, también, en cómo nos ha abandonado la izquierda, la familia política de muchos que nos hemos quedado en la más ominosa intemperie, en el más absoluto desamparo. Piensen, piensen en todo esto.

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