Aquellos que dedican incansablemente sus energías para encontrar la fuente de la eterna juventud debieran saber que envejecer no sólo forma parte del proceso evolutivo (el de la humanidad y el de la vida en general), sino que gracias a que eso es así, existe el SEXO. Sí, sexo y envejecimiento van unidos, quién lo iba a decir verdad.
La diferenciación de las especies en machos y hembras (es decir por su sexo) es otro producto de la evolución. La mayoría de los organismos que pueblan la Tierra no tienen sexo y no envejecen (salvo limitaciones termodinámicas), cuentan con una información genética pequeña y con un sistema de corrección de errores muy eficiente.
Son los amos del planeta, viven en él desde hace 3.500 millones de años reproduciéndose, mutando y sometiéndose a la acción de la selección natural. Y no hay ninguna duda que cuando los seres humanos nos extingamos, seguirán aquí. Hicieron y hacen grandes obras como producir el oxígeno que respiramos, la materia orgánica o hacer funcionar los ciclos biogeoquímicos (aunque comparen sus vidas con las nuestras y valoren cual es más entretenida.
Pero hace cerca de 2000 millones de años, caprichos de la evolución, la vida desarrolló un nuevo sistema que fue el intercambio de mensajes, el intercambio de información, pudiendo obtener un mensaje perfecto de dos textos con errores (el sexo). Y del intercambio surgieron sorpresas: la vida pasó de ser un inmenso tapiz de algas microscópicas a una preciosa diversidad de organismos que corren, vuelan, nadan, desarrollan culturas, se preguntan por el futuro, escriben para fronterad.com, disfrutan del sexo, y a menudo temen al envejecimiento y la muerte.
El envejecimiento celular y el de los organismos está determinado genéticamente. La secuenciación del genoma humano nos ha permitido conocer cuáles son los genes de envejecimiento, donde están y cómo funcionan. Aunque aún no tenemos todas las respuestas. Envejecemos porque nuestro material genético, al igual que cualquier sistema que almacena información, con el paso del tiempo se estropea y los sistemas de corrección de errores también. No funcionan para siempre.
Solo hay dos tipos celulares dentro de nuestro organismo que no envejecen: las células cancerosas y las células reproductoras.
Carl Sagan decía que siempre es mejor estar vivo que muerto… y nosotros podríamos añadir aunque se sea viejo.
Victoria López-Rodas, Doctora en Veterinaria y Genetista