La Cop26 para unos, es la cumbre de la esperanza, pero para otros entre los que me incluyo, es el engaño del mañana. ¿Cuántas cumbres COP se necesitan para radicalmente cambiar nuestro modo de vida hacia una sostenibilidad planetaria? ¿Cuántas décadas se necesitan para tomar medidas efectivas que afecten a nuestro modo de vida pero no al bienestar? ¿Cuántas promesas incumplidas han quedado en el camino y que solo fueron noticia un día para lavar la imagen de gobiernos y multinacionales?
Continuamente, los gobiernos vuelcan la culpa del cambio climático al ciudadano y no a sus gestiones. Ahí radica la gran estrategia de cara a la sociedad, el lavado de manos en los que orgullosamente asisten a cumbres de medio ambiente con soluciones no efectivas y encaminadas siempre al consumidor y al sacrificio del mismo. Pero callan en tomar medidas para las multinacionales, las empresas de reciclaje, las fábricas, el consumo excesivo de carne, la minería, el abuso de la pesca, la deforestación, el impacto de los aviones al efecto invernadero, el no apostar por energías renovables sobre todo la solar, las miles de empresas químicas, la contaminación de las ciudades al no existir una planificación efectiva como que el transporte público sea gratuito y que en sus calles se llenen de espacios verdes y de árboles y un sinfín de medidas más que olvidan intervenir.
Muchos episodios graves han salido a la luz pública en estos días aunque se ha intentado ocultar y que no debemos olvidar..
Uno de los más relevantes, aunque no el más indignante, ha sido la filtración del informe elaborado por el IPCC que será presentado en 2022. Una filtración que ha sido voluntaria para que los gobiernos, presionados y subordinados por la industria del combustible fósil y otras, no pudieran modificar el informe estremecedor que cientos de científicos han elaborado y que ahora se somete a revisión por parte de los diferentes actores del cambio climático. En otras ocasiones, estos informes sí han sido modificados al ser publicados finalmente.
En los próximos años, según el IPCC, se agravará la escasez de agua, la malnutrición y la extinción de especies. El cambio climático alterará de forma dramática e irreversible la vida en la Tierra en los próximos 30 años.
Lo que es tristemente cierto y penoso, es que el informe antes de ser público, debe estar avalado por los 195 Estados miembros del IPCC. ¿Puede ser eso posible? ¿Es que las conclusiones de los científicos e investigadores no sirven para nada? ¿Por qué los políticos que en su mayoría ignoran los estudios basados en la ciencia tienen que decidir si un informe sale de una forma o de otra? ¿Quieren acaparar también políticamente la ciencia? Eso parece y de ahí la filtración del informe para que los ciudadanos sepan cual han sido las conclusiones reales del mismo y no las que salgan tras la criba de la versión política.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) avisa que lo peor está por llegar y afectará mucho más a la vida de nuestros hijos y nietos que a la nuestra de la que somos responsables directos de las consecuencias graves que se avecinan.
En 2050 centenares de millones de habitantes de las ciudades costeras, serán amenazados por inundaciones más frecuentes. Ya es demasiado tarde para salvar algunos animales y plantas. Los animales del ártico podrían desaparecer.
El mundo, según el informe, no está preparado para hacer frente a los futuros riesgos climáticos. 350 millones de humanos sufrirán escasez de agua.
El IPCC deja bien claro un mensaje que debería de estar en la reflexión de todos los ciudadanos, pero sobre todo, de los políticos, que para evitar un caos climático que lleve a la extinción de nuestra especie, resulta imprescindible abandonar el sistema socioeconómico actual que obliga a la economía a crecer continuamente. Con palabras claras: el fin del capitalismo. Con ello no quiere decir que la sociedad tenga que volverse austera perdiendo el bienestar social, si no que la economía tiene que reconvertirse urgentemente dentro de una sostenibilidad y equilibrio necesario para la conservación de nuestra biodiversidad y ecosistemas necesarios para la vida en nuestro planeta. Las multinacionales y muchas grandes empresas son las responsables de este atropello a la vida en general, de este ecocidio que se convierte en un genocidio planetario de nuestra propia especie.
Como bien anuncian los filtradores del informe IPCC, acusan a los que ostentan el poder de ser los verdaderos extremistas guiados por el “culto a la muerte” de la economía neoliberal: “Arrasaran la Tierra hasta que no sea más que fuego y cenizas, a no ser que los detengamos”.
Más claro no se puede decir. Los medios de comunicación deben de ponerse al lado de la sociedad civil y denunciar una y otra vez, los grandes acuerdos existentes entre gobiernos y multinacionales para seguir como hasta ahora y echar la culpa del cambio climático al ciudadano que utiliza un coche de gasoil que fue vendido por el propio gobierno como ecológico en su tiempo y criminalizando su uso actualmente, prohibiendo su circulación y obligando a obtener un vehículo nuevo con el gran consumo de recursos naturales que conlleva, para que el beneficio circular de esta farsa pueda continuar dando frutos en sus falsas campañas.
Pero para que veamos esa falsedad claramente, nuestros gobernantes disfrazados de ecológicos ante la sociedad, planean seguir produciendo combustibles fósiles en grandes cantidades en contra del Acuerdo de París, según ha denunciado la propia Agencia Medioambiental de la ONU (PNUMA), a lo largo de dos décadas más a pesar de los compromisos climáticos y de las falsas cumbres de la COP, que sólo son unas jornadas de feria, de comidas, de vender los productos de cada país, de charlas, de encuentros amigables a los que llamo “las amistades COP” y de juerga.
El PNUMA detalla los planes y proyecciones de producción de los gobiernos que supondría un 240% más de carbón, un 57% más de petróleo y un 71% más de gas. ¿Pueden tener la suficiente honradez de anunciarnos que están trabajando para controlar el cambio climático? ¿Podemos de esta forma creer sus gestos aburridos y engañosos de cara a la verdad? ¿Es que nadie les echa en cara públicamente esta aberración y engaño mundial? En lugar de limitar, aumentan en décadas sus producciones. Después nos dicen que somos los ciudadanos los que tiramos el plástico al mar. ¿Cómo puede ser que un plástico usado y tirado en contenedor amarillo en Madrid pueda llegar al mar? Que alguien me lo explique y que no me digan que por los ríos o las cloacas. Es un fallo gravísimo de los políticos por no controlar las empresas de reciclaje, que por cierto sospechosamente muchas de ellas tienen accidentes incendiarios quemándose el producto de reciclaje.
Pero hay más, se han filtrado también más de 32.000 mensajes en las que recogen argumentos esgrimidos tanto por gobiernos como por empresas y partes interesadas en contra de algunas partes del informe del IPCC elaborado y lo recalco, por cientos de científicos, rechazando las recomendaciones de acción de la ONU para cambiar de esta forma el contenido del IPCC filtrado.
Por todo ello, hemos visto claramente quienes son los responsables del cambio climático y además nos muestran que no tienen intención de hacer nada por evitarlo y de cara a los ciudadanos, se ponen sus pines redondos de colores y realizan acciones de culpabilización a la sociedad, lavándose las manos como verdaderos judas del cambio climático.
La mayor multa de la historia de la Unión Europea a España, sigue creciendo. Ya van 53,4 millones de euros por la gestión de aguas residuales en nueve aglomeraciones urbanas. Y les da lo mismo. Sigue el Gobierno Español sin arreglar las depuradoras. Por cada seis meses que no lo hacen, aumenta en 10 millones de euros la sanción. ¿Se `puede permitir tan tamaño robo a los ciudadanos? ¿Por qué tenemos que pagar nosotros la multa cuando existe una total despreocupación por solucionar el problema? ¿Por qué no lo pagan ellos de su bolsillo o no son juzgados por tamaño robo a los ciudadanos con dinero público? ¿Acaso esto no es apropiación de dinero público por dejación de sus funciones? ¿No es prevaricación? ¿Por qué se lo permitimos? ¿Por qué no son denunciados? Es patético e inadmisible.
El profesor Petteri Taalas, Secretario General de la OMM, dice que “débenos transformar nuestros sistemas industriales, energéticos y el transporte y todo nuestro estilo de vida. Los cambios necesarios son asequibles desde el punto de vista económico y viable en el plano técnico. No hay tiempo que perder”.
Claro que todo es viable. Pero el poder económico que hay detrás de las energías actuales y de las multinacionales, hacen que no se tomen las medidas adecuadas para el cambio ya que los gobiernos son sus marionetas y hacen de ellos lo que quieren. A la vista está.
Uno de los increíbles y maravillosos compromisos a los que ha llegado la COP26, con el apoyo de más de 100 líderes globales consiste en el compromiso PARA el 2030 de acabar con la deforestación y 80 países se han comprometido en reducir en un 30% el gas metano para el mismo año. ¿Acaso nos quieren tomar por ignorantes y aplaudir una decisión que es macabra e inaceptable? Acabar la deforestación “para dentro de una década”…¿Por qué no mañana mismo? Dentro de una década ya muchas zonas se habrán deforestado y con ello el aumento del CO2 que retiene los árboles. Esto es un ejemplo claro en la que miles de funcionarios se lo están pasando bomba en Glasgow de vacaciones y anunciando verdaderas barbaridades que van en contra del propio principio de la creación de la COP.
La COP26 será todo un fracaso, como lo fue las anteriores 25 y las que vengan. No hay voluntad política para cambiar. Dejamos pasar el tiempo y ellos van a ser cómplices autores del asesinato de millones de personas a causa del Cambio climático. Con la Covid19 al día siguiente se tomaron medidas mundiales. Pero el cambio climático que llevará a miles de millones de personas al sufrimiento y muchas de ellas a la muerte, no les interesa. No les quita el sueño tal vez porque no tienen conciencia de lo que es la biodiversidad de nuestro planeta y sus mentes seguirán atrofiadas atrapadas en el poder económico y en sus propias ambiciones. Nos dirán que se habrán firmado buenos acuerdos como el de la deforestación, se darán las manos y se dirán hasta el próximo año a ver cómo nos divertimos a costa de la sociedad civil mundial. Papeles y compromisos mojados como han quedado muchos otros.
Y me sumo a la advertencia del Secretario de Naciones Unidas: “Es hora de decir basta. Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de matarnos a nosotros mismos con el carbono. Basta de tratar la naturaleza como un retrete. Basta de quemas, perforaciones y minas cada vez más profundas. Estamos cavando nuestra propia tumba.”
Los primeros que tienen que cambiar porque son ellos los que tienen que legislar, son los políticos. Les pagamos para que cumplan con su trabajo, no para criminalizar a la sociedad. Ellos son los responsables del cambio climático como ya hemos visto, los que no cumplen con su cometido, los que se dejan llevar por el poder económico olvidando al pueblo tras ocupar sus sillones. Tienen el sistema bien montado y protegido. Se han encargado muy bien de ello. Bien es verdad que algunos se salvan, pero la mayoría ocultan las pocas resistencias que quedan.
Nos dirigimos sin duda a un gran apocalipsis climático que cada año se acelera más. Nuestra especie y muchas otras, no estamos preparadas para un cambio tan rápido. La falta de agua pronto será escenario de conflictos bélicos y guerras. Ya hay países que se están preparando para cuando llegue. Tenemos en nuestras manos la posibilidad del cambio sin que medre nuestro bienestar. Pero son nuestros representantes elegidos los que pueden hacerlo. Nos arrepentiremos de no haber sido diligentes y coherentes en intentar que el cambio climático, los factores y la diversidad de gases de efecto invernadero, dejarán de aumentarse para convertirse en no peligrosos.
Hay esperanza, si. Pero cada día se agota el desglose de los pétalos de la margarita, que van cayendo sin remedio al suelo agrietado. Quiero quedar claro, que la sociedad puede que tengamos un poquito de culpa en todo este conglomerado de factores que engloba el cambio climático producido por el ser humano. Pero el peso de la responsabilidad es de quien nos gobierna y estos no deben criminalizar al ciudadano sino a las propias gestiones de sus cargos públicos.
Se vive de espaldas a la naturaleza y esta ya nos está advirtiendo que de esa forma no podemos continuar evolucionando. Abramos los ojos hacia el arco iris de la vida y exijamos a quien tiene el poder en sus manos, que se deben al amor de su pueblo y no al negocio de sus sillones.