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Los olvidados del mercado de trabajo (inactivos y desanimados): cuál es el déficit real de empleos

 

«Una gran mayoría de las personas sin empleo en edad de trabajar (entre los 15 y los 64 años) no están desempleadas, sino que son inactivas», resalta un reciente informe elaborado por Eurofond. Así lo muestra el gráfico bajo estas líneas. En concreto, por cada parado, hay cuatro inactivos en Europa. Una precisión conceptual: de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, las personas desempleadas son aquéllas que están sin trabajo pero son aptas para él y lo están buscando. Por lo tanto, quien ni está trabajando (aunque sea una hora a la semana, así de ancha tienen la manga las estadísticas para calificar a alguien como titular de un empleo) ni es extrictamente desempleado forma parte de la población inactiva. En el INE se pueden encontrar también las definiciones

 

 

La inactividad puede ser voluntaria o incluso deseada. En 2015, según el informe, que se refiere al ámbito europeo, el 36% de los inactivos lo eran por estar educándose; un 15% por haberse retirado; y un 16% por tener que hacerse cargo del cuidado de la familia. Aunque alguno de los porcentajes anteriores puede ser reflejo de algún problema del mercado de trabajo («estudio porque no encuentro empleo y algo tengo que hacer»; «me he retirado, pero es que en realidad me han prejubilado»; «para lo que cobro, mejor me quedo en casa, que contratar a alguien me saldría por lo mismo»), nos vamos a centrar en quienes explícitamente contestan que quieren trabajar, pero no están buscando empleo activamente, lo que les impide entrar en las estadísticas de paro (aunque también existe el caso de quienes están buscando trabajo, pero por sus circunstancias personales – enfermedad, estudios… – o familiares -cuidados-, entre otras cosas, no estarían diponibles para ocupar un puesto de trabajo).

 

Así, una de cada seis personas inactivas en la Unión Europea indicaron en la Labor Force Survey de 2015 que desearían trabajar, aunque la mayoría de ellas caía en la categoría de mano de obra potencial (deseosas de trabajar y aptas para el empleo, pero no activamente buscadoras de un puesto de trabajo). En total, en Europa, en 2015, había 8,8 millones de personas en esa última situación, cifra que equivale a un 9,7% de la población en edad de trabajar. (Los inactivos buscadores de trabajo, pero que no podrían tener empleo por causas anteriormente esbozadas eran 2,145 millones en 2015). 

 

Seguimos con los inactivos que quieren trabajar pero no están buscando empleo. La situación por países es muy dispar. Por un lado, nos encontramos con Italia, con un 24,6% de inactivos y, por otro, a República Checa, con un 1,9%. España se coloca en una posición intermedia, con un 12,2% de inactivos, porcentaje parecido al que, por ejemplo, presentan Finladia o Luxemburgo, por ejemplo. El informe aclara que en estas cifras influyen más cuestiones como los sistemas nacionales de empleo o el modo de clasificar a las personas en las estadísticas en cada uno de los países que la situación económica o la del mercado laboral. Como ejemplo, resalta que Grecia, con una tasa de paro aún por encima del 20%, tiene tan sólo un 4,2% de inactivos.

 

 

Trabajadores «desanimados»

 

Quizás tenga más importancia, sobre todo para medir la salud del mercado de trabajo, el hecho de que, de esos 8,8 millones de personas que serían aptas para el empleo, pero que no lo están buscando, hay cerca de 3,2 millones calificados como «desanimados», porque si no buscan trabajo es porque creen que no lo van a encontrar, porque tienen la impresión de que ya no hay nada disponible para ellos. Así pues, el 3,5% de la población europea en edad de trabajar ha tirado la toalla, ha abandonado las estadísticas de desempleo para convertirse en inactivos resignados.

 

Bulgaria es el país con mayor proporción de trabajadores «desanimados», con un 11,9%. A continuación se sitúa Italia, con un 11,5%. Los porcentajes más bajos los encontramos en el Reino Unido (0,1%), Dinamarca (0,2%), República Checa y Austria (0,3%). En España, un 4,8% de las personas en edad de trabajar, 375.400 en números absolutos, han abandonado el mercado laboral porque creen que ya no hay un hueco para ellas

 

(Puede pinchar en la tabla para verla a mayor tamaño):

 

 

 

Profundicemos un poco más en los «desanimados»: ¿cuál es su perfil? Son más mujeres que hombres: las primeras representan el 58,4% del total, frente al 41,6% que suponen los segundos. Por grupos de edad, el que más pesa es el formado por personas entre 40 y 54 años (38,8% del total), seguido de las de entre 55 y 64 años (25,5%) y el de quienes tienen entre 25 y 30 años (24,7%). El 11,1% restante corresponde al del grupo de edad más joven (15-24 años). Ello implica que cerca de dos tercios de los trabajadores que han perdido la esperanza en encontrar un empleo tienen más de cuarenta años.

 

La mayoría de los trabajadores desanimados tiene un bajo nivel de estudios (55,2%), pero el 7,3% tiene educación universitaria.

 

El 27,7% de los trabajadores desanimados nunca han tenido un empleo y el 41% hace más de 48 meses que no trabaja.

 

Entre los trabajadores desanimados, pues, existe una sobrerrepresentación femenina. Además, se observa una cierta discriminación por edad, pero también, quizás, conocimientos obsoletos y no adecuados para el mercado de trabajo actual, a lo que se suma una baja formación. Dificultades importantes a las que se añade que el grueso de los trabajadores «desanimados» o sufre paro de larga duración o jamás ha tenido contacto con el mundo laboral con un contrato de trabajo.

 

 

¿Hacia una tasa de paro «real»?

 

Tras haber mostrado a la parte más oscura del mercado de trabajo: los inactivos y, dentro de éstos, a los desanimados, podemos llegar a la conclusión de que el déficit de empleos no se puede medir únicamente con la tasa de paro, porque se queda muy corta. De acuerdo con el informe, para llegar a la cifra más precisa de falta de puestos de trabajo, habría que sumar a la de desempleo, las horas más convertidas a puestos de trabajo equivalentes que querrían trabajar los empleados a tiempo parcial involuntarios (existe un gap entre las horas trabajadas y las deseadas desde las 11,7 horas de Francia a las 20,1 horas en España), así como los inactivos que buscan trabajo pero no están disponibles para el empleo además de los inactivos que sí podrían estar en el mercado, pero no están en proceso de búsqueda de un empleo.

 

De acuerdo con los cálculos de los autores del informe, a la tasa de paro de la Unión Europea de 2015 (9,5%), habría que sumar 5,5 puntos porcentuales adicionales, para recoger las variables anteriores, de lo que resultaría un déficit de empleo del 14,5%. En España, de una tasa de paro del 22,2% de 2015, se pasaría a un 28,4%. En Grecia, de un desempleo del 25,1% se alcanzaría el 28,8%. En algunos países, la nueva cifra de déficit de empleo sería mucho más elevada, incluso el doble, que la de desempleo. En Finlandia se pasaría de un 9,5% a un 16,1%; en Alemania, de un 4,7% a un 8,2%; en Italia pasaría del 12% al 24%; en Holanda, del 6,9% al 13,9%.

 

 

Bajo estas líneas tienen, país por país, la tasa de paro oficial del año 2015 y el déficit real de empleo calculado por los autores del informe de acuerdo con los detalles aportados previamente: 

 

 

(Para ver los datos a mayor tamaño, pinche sobre la imagen).

 

 

 

 

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