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“Los titanes. La furia de los dioses”, una divertida ensaladilla mitológica y musical 

En el nebuloso y poblado mundo de la mitología griega, los titanes, cuyas raíces conectan con mitos del próximo oriente, aparecen como deidades anteriores a Zeus y su corte olímpica. Unos setecientos años antes de Cristo, Hesíodo los cita por vez primera en su Teogonía, fijando su número en doce; seis titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto y Crono, y seis titánides: Febe, Mnemósine, Rea, Temis, Tetis y Rea, todos hijos de Urano y Gea y que a su vez tendrían descendencia configurando una vasta genealogía. Parece ser que la matriarca, harta de embarazos múltiples y bestiales, impelió a su vástago más joven, Crono, a derrocar a su padre y encabezar una nueva generación de titanes desposándose con su hermana Rea; tal vez resulte curioso comentar que el benjamín titánico no se anduvo por las ramas, pues emasculó a su progenitor con una hoz. Como Crono no quería que le pasara como a Urano, cogió la mala costumbre dietética de devorar a sus hijos (véase el expresivo cuadro de Goya), lo que a Rea no le hacía nada feliz; así que en una ocasión dio a su marido una roca camuflada entre pañales y el titán se la zampó. Así pudo salvarse Zeus, quien, ya crecido, dio un bebedizo a Crono que le hizo vomitar todos los chavales que había ido ingiriendo. Los dioses jóvenes encabezados por Zeus se enfrentaron a los viejos titanes con la ayuda de sus hermanos cíclopes y hecatónquiros (gigantes con nada menos que cien brazos y cincuenta cabezas), los derrotaron y desterraron al Tántalo, oscura región enclavada en la parte más profunda del inframundo, un destino al parecer nada agradable. Como a veces pasa hasta en las mejores familias, el conflicto doméstico en los ámbitos celestiales desembocó en una contienda denominada Titanomaquia de la que se encuentran ecos y referencias en diversas mitologías, como la babilónica, la escandinava, la hindú y la hitita, entre otras, según señalan especialistas en estos menesteres. Mitos semejantes ramificados y reelaborados, tal vez con el mismo e ignoto origen, que han perdurado hasta nuestros días y se prolongan en muchas sagas de ficción.

De izquierda a derecha, los titanes Ceo (Daniel Diges), Febe (Teresa Ferrer) e Hiperión (Mago Stigman) lanzados a la aventura (Foto: Jero Morales / Festival de Mérida)

Todo esto, de manera más simple y resumida se cuenta en Los titanes. La furia de los dioses, una animada ensaladilla mitológica musical, divertida y muy bien cosida por Ricard y Xènia Reguant, Ferrán González y Juan Carlos Parejo. La visita de los niños de un colegio al Teatro Romano de Mérida, da pie a que el vigilante del recinto (Ramoncín) sumerja a los escolares –qué maravillosas y espontáneas criaturas– en una didáctica disertación en la que las palabras hacen cobrar vida a los antiguos dioses revestidos con hechuras de superhéroes de la Marvel o DC, que, a su vez, fueron concebidos en su momento mirando de reojo las viejas leyendas mitológicas, como pasa también con La guerra de las galaxias. Referentes modernos que se incorporan a la trama en un chispeante ejercicio de guiños y alusiones sucesivas que, en el sistema de vasos comunicantes que irriga el acervo cultural, conforman una inteligente viaje de ida y vuelta del pasado al presente y viceversa.

Los niños de coro del CEIP Donoso Cortés de Don Benito con su profesora (Noemí Gallego) al frente. (Foto: Jero Morales / Festival de Mérida)

El meollo de la cuestión es que una pareja de humanos, que parecen haberse convertido en inmortales, gobierna tiránicamente la ciudad de Troya, por lo que Zeus, inquieto por ese insólito y gratuito tránsito hacia la inmortalidad, toma cartas en el asunto por sugerencia de su hijo Hermes. Para llevar a cabo la misión decide dar una oportunidad a los titanes exiliados y si tres de ellos elegidos al efecto completan la misión de deshacer el desaguisado, todos podrán abandonar el Tántalo y poblar la Tierra. Así, Ceo, Febe e Hiperión se lanzan a una aventura llena de peligros insospechados, trucos de magia y mucho humor, con la Medusa esperando al final del recorrido, antes de que Perseo la pasaportara definitivamente por segunda vez. Las citas a múltiples iconos y rincones de la cultura popular son constantes, de la música de la serie Bonanza al trasunto de Darth Vader, con sable láser incluido, que encarna Antonio Albella, quien, en feliz recuerdo irónico de sus días en Locomía, se marca una dinámica coreografía cuajada de abanicos por aquí y abanicos por allá.

Hermes (Ramoncín) psicoanaliza a Zeus (Danie Diges). (Foto: Jero Morales /Festival de Mérida)

 Un musical ligero, gamberro y sin complejos que se apropia también de los códigos de la revista en algunos números con beldades emplumadas y ligeras de atavíos. La verdad es que a mí me pareció que, en esas coordenadas de levedad y frivolidad, el espectáculo funciona muy bien. Los niños del coro del CEIP Donoso Cortés son todo un descubrimiento y se incorporan divinamente a la acción; asombra gratamente el saber estar de Ramoncín en su primera experiencia teatral y, además con dos papeles a su cargo, el de vigilante y el de Hermes; estupendos Daniel Diges como Zeus y Ceo, el Hiperión del Mago Stickman siempre con un truco en la manga, la aguerrida Febe de Teresa Ferrer, el protervo Antonio Albella, la sabiduría cómica de Joan Carles Bestard, el entusiasmo multitarea de Carmen Quintero, la gracia de la profesora Noemí Gallego y así sucesivamente. A destacar la versatilidad de la partitura de Ferrán González y los formidables trabajos de Pepa Casado en caracterización y tocados, y las coreografías de Maite Marcos y Cuca Pon. Y punto y aparte para el imaginativo y vistoso vestuario diseñado por Maite Álvarez. El público que ocupaba unos tres cuartos del aforo del recinto emeritense aplaudió con ganas durante la función y al final.

Antonio Albella (con túnica verde de lentejuelas) evoca sus tiempos de Locomía (Foto: Jero Morales / Festival de Mérida)

Título: Los titanes. La furia de los dioses. Autores: Ricard Reguant, Ferrán González, Xènia Reguant y Juan Carlos Parejo. Dirección: Ricard Reguant. Ayudante de dirección y letras: Xènia Reguant. Música y dirección musical: Ferrán González. Iluminación: Nacho Arjona.Vestuario: Maite Álvarez. Coreografías: Maite Marcos y Cuca Pon. Caracterización y tocados: Pepa Casado. Maquillaje y peluquería: Isabel Martín y Gema Galán. Coproducción: Festival Internacional de Teatro de Mérida y Rodetacón Teatro. Producción: Rodetacón Teatro. Producción ejecutiva: Juan Carlos Parejo. Intérpretes: Ramoncín, Daniel Diges, Antonio Albella, Noemí Gallego, Teresa Ferrer, Joan Carles Bestard, Belén González, Javier Hueso, Lorena Santiago, Mago Stigman, Alba Gog, Raúl Naranjo, Carla Hernández, Pascu Ortiz, Miriam Arias, Patricia Arizmendi, Mónica Solaun y Carmen Quintero. Con la participación del coro del CEIP Donoso Cortés de Don Benito. 69 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Teatro Romano de Mérida (Badajoz). 12 de julio de 2022.

 

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