Sigo sin comprender un montón de cosas en Burkina. No hay manera. Una de ellas, que me tiene anonadado, es la luna.
A ver si me entendéis o me explico mejor, la luna la comprendo, más o menos.
Me emociono con ella y siento y me entristece su falta, por más que las noches estrelladas me consuelan. No sé por qué me siento como muy primitivo ante ella, muy clásico. Para mí, no soy original, es el ideal femenino, con su magia y su redondez, con sus ausencias y con sus permanentes cambios. No como el sol que está siempre ahí, que es tan simple como podemos ser los hombres, por más fuerza que tenga, predecible.
Pero la luna es otra cosa, enigmática y mutante, me subyuga. Puedes quedarte toda la noche contemplando la luna y no te cansas, como mucho te duermes, prueba a hacer eso con el sol y verás las consecuencias… Pero aquí la luna tiene muchas más implicaciones.
Ya os he contado cómo del calendario lunar dependen al Ramadán-Carème o la Tabaskí y que no saben nunca con antelación cuándo comienzan hasta que se reúne la Comisión Nacional de Observación de la Luna y hacen pública su decisión de cuándo es llena o nueva, como si no se pudiera prever con antelación. Supongo que será por su femenino impredecible y enigmático (no me he vuelto misógino, que conste). Y lo publican en el periódico para saber cuándo es fiesta, así que no pueden programar viajes con antelación ni hacer el calendario laboral para todo el año.
Esto no es London Calling, es de mi época mucho más blandita. Pero eran tiernas las canciones de Cat Stevens, antes de que se hiciera musulmán y se cambiara el nombre por el de Yusuf Yslam
Cuando iba a viajar a España estas Navidades con mi copine me vi ‘atacado’ por el influjo de la luna.
El avión despegaba a las 11,30 de la noche, con lo que pensaba dejar el hotel hacia las 9 de la noche y pasar a recoger a mi copine a su casa y continuar al aeropuerto. Pero su Mamá dijo que debía dejar la casa y sacar las maletas antes de las 7 de la tarde. ¿Por qué?
Pensé en los vecinos y el qué dirán, porque cuando la llevo en coche a casa apaga las luces interiores del coche para que al abrir las puertas para salir no se ilumine y nos pueda ver alguien. Me temo que por mucho ‘je t’aime’ que me digan hay mucho más j’ai honte (me da vergüenza).
Y le pregunté por qué lo de tener que recoger las maletas antes de las 7 y me explicó que su madre se lo ha dicho porque antes de la plegaria de la tarde se considera el tercer día después de la luna nueva y es propicio para viajar, pero si las sacamos después de la plegaria de las 7 ya corre turno y es el cuarto día y no es recomendable.
Así que con esos augurios y teniendo que estar 2 horas más esperando en el aeropuerto tuvimos que iniciar el viaje.
Una forma divertida de que los chavales se aprendan las fases de la luna (los vídeos que había en español son mucho más sosos)
Ya no sé si es cuestión de religión, del Corán o de las supersticiones, pero cuesta acostumbrarse y aceptar según qué cosas tan absurdas a los ojos de un occidental por más oriental o meridional que quiera uno ser…
Y ahora en enero hay otra ceremonia tradicional, no sé cómo llamarla, vamos que no tiene nombre concreto, que consiste en que el Naabá de la ciudad tiene que irse a pasar unos días fuera de su cour, de su casa, en la brousse, que viene a ser como irse al campo, o echarse al monte.
El cortejo acompañando al Naabá, los que van a caballo con bonetes con colores rojos también son Naabás, pero de rango inferior o de aldeas más pequeñas (la jerarquía aquí cuenta mucho)
¿Por qué? Pues no he conseguido enterarme bien salvo las consecuencias de no hacerlo: una muerte terrible y dolorosa, si no hace lo que debe. Cosas de la tradición.
Y tiene que quedarse en la brousse con la primera luna nueva del año hasta la noche en que se perfilen los primeros rayos de luna creciente.
Entonces, al día siguiente, es recogido por determinadas personas escogidos de ciertas familias (esto no es una romería del Rocío que pueda ir un cualquiera) y es llevado en volandas de nuevo a la Cour real. Ahí ya sí, dentro de la ciudad, puede acompañarle cualquiera que se sienta un poco súbdito.
Desgraciadamente este año me pilló pasando la noche en una aldea y no pude asistir a la entrada triunfal en Ouahigouya (tendré que esperar todo un año para ver a mi Naabá en todo su esplendor, en majestad), pero 2 días después, en otra ciudad, Yako, a 70 kms me tocó parar el coche para dejar pasar el cortejo del Naabá local.
El del bonete rojo, delante de todos, llevado a hombros, no a caballo, es el Naabá de Yako haciendo su entrada triunfal. Lo que no sé es si irá alguien al lado diciéndole que es mortal
Y digo yo, ¿hay tanta diferencia en las fases de la luna con sólo 70 kms de distancia?
Para mí que no, pero lo mismo en Yako estaba nublado y no vieron la luna hasta 2 días después… o el que tenía que dar el queo se quedó dormido… hay cosas que o ves con tus propios ojos o no las puedes dar por hecho.
Y aquí, todos los días, se pueden ver cosas prodigiosas, pero se pueden escuchar verdaderas barbaridades.
Yo, ya, si no lo veo no lo creo: levanto el cubilete.
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