Macha

 

(capítulo primero)

No pregunta nada
suda
y escucha todo
anda con el canto interno de los pies
como un bailarín perdido o asustado
y escribe como si tuviera una cruz en la cabeza
o un agujero, no estoy muy segura todavía,
aunque capaz se rompió una vez (tirarse no, aún no)
y fueron tantas las piezas, tantas,
que las arrojó al alquitrán y desde entonces
se dedica a mirar paredes horas enteras
con sus ojos color morado
para después escribir frenéticamente
el horror de lo negro lo sucio lo extremo el asco
la locura fundacional el apocalipsis la isla
todo el misterio que está debajo de su vida

 

(capítulo segundo)

Nadie me amasó los huesos jamás
Él lo hizo
Un latigazo de reconocimiento y de gozo
me golpeó
Si lo hubiera dejado seguir
(el porqué no lo hice alcanza
conquelosepa yo)
un fuego inaudito
me hubiera quemado allá dentro
lo más adentro posible
Un fuego como el de su isla
en mis entrañas ya para siempre
y entonces porqué no
extinguirse perecer matar surgir nacer
El abismo que ambos amamos

Lo que viniera después
sería ya territorio de Dios

 

(capítulo tercero)

¿Por qué si proviene de lo más oscuro
si todo fue discontinuo anómalo
lo normalizó en una supuesta existencia de paz?
¿Por qué la locura
por qué la locura
por qué la locura
no es el camino de la santidad?
El miedo
(por fin puedo sacar afuera la palabra)
El maldito miedo virginal
rugiendo en nuestras vidas
Imposible sustraerse a su poder
La falla más profunda
No hay solución

Además, no somos dioses
nos están vedados los milagros

 

(capítulo cuarto)

él no sabe él sabe
que lo necesito como el agua
en el medio de mi desorden
en el medio de mis saberes
en el medio de mis dudas
porque la cruz en la cabeza,
sí, yo también tengo una,
después de destrozarnos
la puta vida a ambos
nos ha salvado Es la clave
que nos permite abrir todas las puertas

 

Salimos de un naufragio de plásticos negros
Quizás no lo hayamos perdido todo

 

Fotografía de Chus Molina Raspal
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