Facultad de Ingeniería de una universidad de Beirut. Hoy ejerzo como profesora de español. Espero que mi fulgurante carrera dure al menos más de una semana porque hay unos refugiados palestinos pegando tiros a 30 km de la capital. Esto, claro, doy fe de que no ha salido en el Telediario o mi familia ya me hubiese dejado algún recadito: “A la mierda. Stop. Vuelve cagando hostias. Stop”.
Cuando llego me rodean en el pasillo como si fuera una muñeca hinchable en oferta. Para muchos es la primera española que ven en su vida. Tengo 22 alumnos hombres y una desvalida empollona en medio de la jauría. La puerta del aula está cerrada con llave así que nadie sabe qué hacer, y menos yo. El que parece más espabilado me propone bajar a otro piso con aulas vacías. Me siguen en tropel diciendo Viva España. Recuerdo mentalmente esa bella expresión española: tomar a uno por el pito del sereno…
La clase es inmensa. Me miran con enorme curiosidad sentados enfrente de mí. Antes de adentrarnos en los inextricables caminos del alfabeto español tengo que superar una ardua tarea: pasar lista. Leer los nombres y apellidos árabes es casi que un suplicio por mucho que aparezcan reflejados con letras latinas. O están todos ausentes o ni dios me entiende. Me doy cuenta de que se trata de lo segundo cuando un espontaneo guaperas se levanta del banco y sube a la tarima a mi lado. “Yo te ayudo”. Solo le falta decir nena.
El gentil caballero pone orden y procede a entonar. Resulta que sí habían venido todos a la clase de español…Mi ligero bochorno pasa imperceptible mientras discuten donde hacer copias para todos de mi libro de texto. A continuación les explico en inglés un par de cosas que deben saber sobre el cálculo de las notas y las ausencias permitidas. Si faltan a más de 6 horas de clase no podrán realizar el examen final. Esas son las reglas de la Universidad. Me observan con una sonrisita…Diría que se están descojonando de mí. El que, sin duda, es uno de los cabecillas de la clase me dice:
– Madame Maria…
Madame Maria…Un sueño de la infancia hecho realidad. Me llaman como a la dueña de un puticlub.
– Madame María…Esto es el Líbano…
Traducción: Nos pasamos las normas por el forro de los cojones.
Me quito la chaqueta y me remango. Toca ponerse chunga.
– El que falte más de 6 horas está kaputt, finito, muerto. Y ahora se acabó el hablar en inglés.
– Me lanzo a escribir las letras del abecedario en la pizarra. Copian como corderitos en sus cuadernos. Repiten conmigo, las cantan conmigo. Lo cogen todo a la primera. Igual que yo sus nombres. Los saco a la pizarra uno a uno y les deletreo letras: S E R G I O R A M O S, siguiente, R A U L G O N Z A L E Z, siguiente, C R IS T I A N O R O N A L D O. Los tíos son unos hachas, no fallan ni una.
Entra en la clase un alumno que afirma venir solo de oyente. El tío interrumpe al ver los nombres escritos en la pizarra: ¡Real Madrid!, ¡Real Madrid!. Lo que me faltaba…
– Tú…Sí, tú…¿ eres del Real Madrid?
Intuye lo que le digo.
– ¡Real Madrid campeones!
– Pues si eres del Real Madrid te vas a la calle.
– ¿Qué?
– Fuera de la clase. Te largas chaval.
Primer expulsado y primer coro de aplausos. Me ha tocado la clase del Barça…Pero aquello empieza a parecerse más a una taberna que a un aula así que me recompongo. Vamos con la pronunciación de algunos grupos silábicos. Repetid conmigo nenes, J + A, se dice Ja, C + O se pronuncia Co… Y que me decís de J+O, como Jomeini, que se que os mola a todos mazo como buenos cristianos piadosos que sois…
Me acuerdo entonces de que hay una chica en la clase. Está acorralada en una esquina sin abrir la boca.
– Tú…
Imposible pronunciar su nombre.
– ¿Qué tal?, ¿Cómo estás?
Me mira aterrada y responde:
-Adiós
Alguien pregunta como se dice “I love you”. El resto le dicen que es un maricón de mierda. Otro intenta traducir I B I Z A, como ejemplo de pronunciación de ZA. Cuando me doy cuenta los 90 minutos han terminado.
Aún no tienen ganas de irse. Quieren saber si estoy casada o soltera, cuando llegué a Beirut, a qué me dedico y si sé que son las Fuerzas Libanesas, un club con muchos socios en la universidad. Entre risas me informan de que a los periodistas se los cargan en El Líbano…Majetes los alumnos de Ingeniería. Me comunican también en tono mafioso que tengo que ser una profe enrollada y compresiva y no ponerles un examen final muy difícil.
Al final parece que se han quedado contentos conmigo. Uno a uno me dan la mano y se despiden en un impecable español: Hasta el lunes Madame.