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Lo ha contado el ex ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis. Las dos razones por las que Alexis Tsipras forzó la convocatoria de las elecciones que se han celebrado hoy son: en primer lugar, para anular el «no» que dijeron el 62% de los griegos a la austeridad y el rescate y, en segundo lugar, para legalizar la capitulación que tuvo lugar cuando el Gobierno griego firmó el Memorándum asociado al tercer rescate. Éste, cuenta Varoufakis, «priva al Gobierno griego (no importa qué bienintencionado sea) de cualquier herramienta para romper las amarras con los oligarcas y esta crisis que se alimenta a sí misma». Enumera, a continuación, cuáles son los blindajes a que la troika ha sometido al país: un objetivo de superávit del 3,5% del PNB hasta 2018 y en adelante; la clausura de la Agencia de Delitos Financieros griega y la creación de una nueva que estará bajo el control de la troika, así como un registro de todos los bienes públicos; además, el Parlamento griego deberá informar a la troika antes de tomar cualquier medida. Así va a ser muy difícil gobernar. O muy fácil, porque sólo hay que seguir el libro de instrucciones, el MoU (memorándum de entendimiento, según sus siglas en inglés).
A continuación, Varoufakis hacía un llamamiento: «Por estas razones es importante que apoyemos partidos que (con la excepción del misántropo y pseudo anti-sistema Amanecer Dorado) rechacen la opinión de que el único camino de que Grecia permanezca en Europa es a través del ‘óptimo’ cumplimiento del programa asociado al tercer rescate. Dado que Syriza ha aceptado el dogma T.I.N.A. (There Is No Alternative – No hay alternativa) que se ha utilizado desde el 2010 para la aceptación de todos los programas de rescate y memorándums; aquellos de nosotros que consideramos ese dogma completamente falaz nos hemos quedado con las siguientes opciones: el Partido Comunista de Grecia (KKE), la Unidad Popular (LAE) o partidos que no tienen esperanzas de entrar en el parlamento».
El pueblo griego, a tenor de los primeros resultados oficiales, no ha respondido al llamamiento de Yanis Varoufakis y ha optado por votar a Syriza y a Nueva Democracia de manera mayoritaria. También, de acuerdo con las primeras estimaciones, la abstención ha crecido de manera importante. La lucha, la protesta ha durado muy poco: apenas meses tanto en lo que a Syriza se refiere como en el conjunto del pueblo griego.
Varoufakis habla de capitulación y nos acordamos de Madre Coraje y sus hijos, de Bertolt Brecht, que se representa estos días en el Teatro Español, en su espacio de las Naves del Matadero. Madre Coraje se encuentra con un joven soldado que lucha en las guerras de religión del siglo XVII y Europa y que se queja de que su capitán no le da el sueldo y las propinas que le corresponden. Madre Coraje, a su vez, le reprocha la poca contundencia de sus quejas, lo pronto que deja de protestar y, sobre todo, que sus demandas no conlleven ninguna respuesta práctica:
«Tiene usted razón, pero, ¿por cuánto tiempo? ¿Por cuánto tiempo no soporta usted la injusticia? ¿Una hora o dos? Vea, eso no se lo ha preguntado usted, y eso es lo más importante. Como que, en el cepo, resulta muy triste descubrir que, de pronto, se soporta la injusticia.
(…)
Su furia ya se ha esfumado; fue una furia corta, y lo que usted necesita es una bien larga; pero, ¿de dónde la habría de sacar?
(…)
Ya se ha sentado. ¿No ve? ¿Qué le dije? Por lo pronto ya se ha sentado usted. Sí, sí, esa clase de gente nos conoce muy bien y sabe cómo manejarse con nosotros. ‘¡Sentaos!’, y en seguida nos sentamos. Y estando sentados, ya se acabó la rebeldía. Es mejor que no vuelva a levantarse: para estar de pie, como estaba antes, es mejor que no se levante otra vez. Ante mí no tiene por qué avergonzarse: yo tampoco soy mejor que usted. Si a todos nosotros hace largo rato nos han quitado el coraje… Como que, si meto ruido, podría perjudicarme en los negocios. Atienda, que le voy a contar algo de la Gran Capitulación».
Termina la escena con Madre Coraje cantando la Canción de la Gran Capitulación.
Lo que ha ocurrido en Grecia, la bendición que han dado los ciudadanos griegos al tercer rescate y a las medidas a él asociadas tendrá consecuencias en España y quizás en toda Europa. También, el hecho de que el pueblo haya dado la espalda a quienes, bien del KKE, bien de Unidad Popular (la escisión de Syriza), han mantenido un programa electoral de ruptura con el «statu quo».
En España, miembros de Izquierda Anticapitalista se han mostrado muy críticos con Tsipras y, a cambio, han dado su apoyo a Unidad Popular. El fracaso de este último partido en las urnas debilitará sus posiciones en el seno de Podemos, sin duda, al tiempo que se reduce la probabilidad de una futura escisión a menos que quieran convertirse en una fuerza extraparlamentaria y, por tanto, irrelevante, como lo llevaban siendo desde principios de los años 2000 y hasta enero del año pasado. También dentro de IU y el Partido Comunista de España ha habido debates respecto a la postura que adoptar con Syriza y Unidad Popular y, en este caso, también ganan las opciones más moderadas.
La izquierda transformadora y más contestataria ha perdido esta noche.
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