Suave es la espuma del mar que roza mi alma. Suave el viento que acaricia mi rostro buscando pensamientos inciertos. La noche hace que el sol descanse y luzca el cielo con su mundo de estrellas y grandes luceros que abren caminos al universo. Vagan los sueños buscando emociones calladas, mientras el búho de la noche abre bien los ojos en busca de una luz que ilumine su sabiduría.
Los ojos se cierran cansados de un día agotador, sonando baladas de amor en el lecho donde la flor brilla con mil colores en el jardín dorado de la luna. El silencio prevalece, como símbolo del descanso, una herida al temor del llanto.
Una gota de cristal se desliza por la mente iluminando la verdad, apartando el lado oscuro de la maldad. Los árboles duermen y las hojas guiñan los pasos inseguros de mi corazón. Suave es el cauce del río que busca el camino hacia la libertad. Sonoros son sus llantos que se ahogan en el silencio de un mundo callado.
Estrellas y luceros abrazan las galaxias dueñas del cielo oscuro, del mantel que ilumina las esperanzas. Allí están esos mundos, esos planetas y tesoros escondidos de la evolución universal, bajo el manto de un cosmos inquieto lleno de misterio. Agujeros negros, nebulosas, asteroides, mundos habitados en sistemas planetarios. Y mientras, la Tierra duerme, es madrugada y los temblores de la inconsciencia volverán a despertarse en el primer rayo de sol que alumbre nuestras miradas.
Abro los ojos, miro en la nada y escucho el silencio profundo que despierta mis sentidos, que hace mover mis pensamientos, mis luchas que quedaron en la almohada y esos recuerdos que hacen temblar los cimientos de mi existencia.
Y escucho el volar de mis palabras, de mis versos caóticos y afligidos, el canto de un poeta perdido en la nada, en ese laberinto de la madrugada:
Las sombras de la noche
caen en silencio
y se abre en el cielo
luces y colores,
luceros altivos
y planetas lejanos
junto a estrellas
que dibujan el universo
y brotan aislados
cometas sin aliento.
Ojos que allí miran
y buscan cansados
versos que rimen,
nostalgias que afloran
de almas inquietas.
La noche te engulle´
te duerme,
te hace sentir sublime
mientras que el sueño
aflora escondido
en tu yo despierto,
en la belleza clara
del amor perfecto.
La noche abre la llaga
de mi soledad.
Alienta la brasa
de mi cantar
y en las tinieblas de la nada
te busco sin encontrar
y lloro en la almohada
de mi destino final.