Gato blanco, gato negro,
Lo importante es que cace ratones
Yo de joven era políticamente ‘chino’ porque este tipo de proverbios me llegaban, los entendía fácilmente que los escritos de Lenin y Marx me resultaban farragosos y crípticos, como si estuvieran escritos en chino de verdad.
Siempre he tenido el alma un poco de cántaro y citas de Mao del tipo:
El Poder está en la punta del fusil (más te vale un buen cacharro que un montón de ideas)
Una chispa puede incendiar la pradera (sobre los peligros de hacer barbacoas sin control)
Los reaccionarios son Tigres de Papel (la papiroflexia es un arma cargada de futuro)
Debemos saber valorar los cuadros. No los juzguemos únicamente por un breve periodo de su actividad o un solo hecho de su vida, sino también por todo su pasado y todo su trabajo. Este es el método principal para valorar los cuadros (sobre la importancia en las tasaciones pictóricas)
No existen caminos rectos en el mundo; debemos estar preparados para seguir un camino sinuoso y no tratar de conseguir las cosas a bajo precio (sobre la utilización de carreteras secundarias aunque cuesten más que las autovías)
Hay que luchar y seguir luchando aunque solo sea previsible la derrota (date por jodido, hagas lo que hagas)
… por regla general, donde no llega la escoba, el polvo no desaparece solo (conveniencia de pasar la aspiradora a los sitios recónditos)
Y así un montón, que con Mao no terminas nunca de aprender.
Pero prefiero el que da título al post, aunque sea de Deng:
Magia blanca, magia negra, lo importante es que funcione ¡coño!
He buscado proverbios africanos que me ayuden a entender el mundo, porque cada vez lo veo más negro y no es un chiste fácil por aquello de vivir en África, no. Es que lo veo negro, negro-negro, a nivel general y particular.
Vosotros los europeos tenéis los relojes, pero nosotros tenemos el tiempo (polémicas sobre falsificaciones de relojes suizos)
La vaca negra también da leche blanca (Parmalat compra producción lechera en Gabón)
Para criar un niño hace falta la tribu entera (los niños africanos tienen su aquel)
Si no sabes a dónde vas mira de dónde vienes (por si te acabas acordando de a dónde coño ibas)
Si no tapas los agujeros tendrás que reconstruir las paredes (más vale un parche a tiempo que en el ojo)
Esto es magia que te puedes encontrar cada día de camino al trabajo. Alguien acaba de hacer un conjuro, está todavía fresco…
Las cosas no van bien, porque no van bien.
El mundo se derrumba tal y como lo conocí y como deseé que fuera, ya no quedan ni siquiera los mínimos de lo que disfrutábamos antes.
Ahora parece que todos, políticos, banqueros, empresarios…, se hubieran quitado la careta y que no les dé vergüenza mostrarse como los engendros que son y nosotros tragando con todo lo que nos meten. Aquí, allá y acullá, por todas partes.
Y a nivel particular para qué contaros mis penas: me estoy quedando en ná:
La salud pa trapos, en cuanto me descuide irrecuperable, eso sí voy a hacer un enorme cadáver.
Bonito no, la verdad, pero grande mogollón.
Y las finanzas más bajas que las acciones de Bankia
Así que Asséto, mi mujer, se calzó su gorro de bruja africana para intentar solucionar alguno de los problemas: o de salud o de pasta.
Yo le dije que mejor no cruzara los hechizos, que eso es peor que cruzar los rayos como en Cazafantasmas (que la tierra te sea ligera, Harold Ramis) y que si vamos a setas no vamos a rolex y que se centrara en lo de la pasta, que con eso se compra salud en las mejores clínicas americanas.
Así que hizo que me desnudara y me ungió con sus aceites, de oliva, benditos por no sé quién, ni quiero saberlo.
Pacientemente aguanto el ritual con los rezos que lo acompañan (ya es la 3ª vez que lo padezco y/o gozo) y a esperar que nos toque la Primitiva. En este caso eran los Euromillones hasta la obscena cifra de 129 MM €, pero no sé qué no hizo bien que no me ha tocado y no porque no juegue, que juego, pero nada.
Los números estaban bien puestos, parecían los adecuados, me faltó esto para llamar a Loterías y Apuestas del Estado por si hubiera habido un error, pero estaba seguro que me habrían dicho que el que me había confundido con los números era yo y no ellos.
No merece la pena, como me decía mi padre viendo mi marcha en la vida: “hay que saber perder”.
Se lo veía venir.
Mi mujer cree mucho en la magia, es muy partidaria, pero no le salen bien los encantamientos, es una bruja novata.
aquí algunos de mis calzoncillos, de vuelta al tendedero del baño, acompañando a su ropa interior, como debe ser…
Le pregunté por mis calzoncillos.
Quiero decir que al principio de nuestra relación ella lavaba a mano, en nuestro baño, su ropa interior y la mía.
No dejaba que ninguna mujer tocara mis prendas íntimas para que no me hicieran ninguna magia que afectara a mis dijéramos órganos sexuales y mis proverbiales capacidades amatorias. Ni por supuesto a ella.
Y me explicó, amable, que con el perenne efecto secunndario o primario, más bien, que la diabetes me produce (disfunción eréctil, impotencia para entendernos) que para qué ocuparse de lavarme los calzoncillos.
Debió notar un rictus triste en mi cara porque ha vuelto a ocuparse de ellos.
Es una bruja buena, de mí ya se ocupaba
GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS