El primer acto: Dos adolescentes viajan al centro de la discusión sobre la reducción de la mayoridad penal
“Estoy yendo para Brasilia, en este país lugar mejor no hay…”, estaba tarareando la canción de la banda de los años 80, Legião Urbana. La adolescente Thamires Fagundes, de 18 años, entró en el autobús que demoraría un día y 12 horas para llevarla al Planalto Central. El “lugar mejor” era ahora el lugar de decisión del futuro de millones de jóvenes como ella. Ir cantando Faroeste Caboclo para la votación de la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 171/93 se tornaba simbólica, mucho más allá del recuerdo amigable de pasar el tiempo con su colega de viaje, Caroline Vieira, de 16 años. Era la canción de exilio sobre los jóvenes brasileros. Sobre los millares de jóvenes, como João de Santo Cristo, que fueron muertos o presos.
Las dos, mujeres negras en formación, adolescentes activas, asiduas de la inclusión del adolescente en la toma de decisiones en la sociedad, partieron para su primera jornada de discusión por fuera de la província de Río Grande del Sur. Las gaúchas de Porto Alegre participaban en proyectos que apoyaban e incentivaban el protagonismo de los niños y adolescentes. Ellas ya estaban acostumbradas al poder de las palabras y a los cambios que podían generar. Ejercitaron en diferentes debates en su región el derecho a la participación que enmarcaba su mundo juvenil, hablando sobre salud, exclusión y prejuicios. Estaban con las maletas llenas de experiencias para desembarcar en el Distrito Federal.
Discutir la reducción de la mayoría penal se tornó en el tema favorito antes de dormir, en la hora del almuerzo, o en las conversaciones por los corredores con sus colegas de la Fundación de Protección Especial –una casa de acogida mantenida por el gobierno estatal–. Mostrar la realidad de las dos en el retazo que se convirtió el texto de la propuesta de enmienda parlamentaria es algo que ocasiona una constante reacción. Ellas saben del proceso retrógrado y social que esa decisión puede tener. “Por vivir dentro de una casa de acogida, yo sé cómo es de difícil y que esa cosa de encarcelamiento no es solo una celda. Si tú estás dentro de una casa de acogida y no tienes libertad para hablar de lo que tú quieres… eso no deja de ser una prisión, ¿entiendes? Yo tengo miedo porque veo un futuro de jóvenes rebeldes y oprimidos”, confesó Thamires. “Yo tengo miedo de la reducción no por ser adolescente, pero si por ser también negra. En cualquier momento puedo ser abordada y si estoy en la calle sola yo no tendré tiempo ni de argumentar”, completó Caroline.
El miedo se convirtió en el precio de la libertad. Thamires, cumplió 18 años, y está saliendo de la casa de acogida. “Yo estoy saliendo con miedo, pero estoy feliz. Porque vivir 18 años encerrada, es eso mismo, esa es la palavra: encerrada. Porque es como yo me siento allá. Mi sueño se está realizando, el poder ver el mundo de otra forma. Pues allá estamos dentro de una bola que no es la realidad”. La adolescente Carol duplica sus dudas, debido a una hermana que también está saliendo. “Yo estoy asustada por ellas, la verdad. Yo ya tengo en mente lo que quiero hacer. Yo ya hice mi proyecto de desligamiento dos años antes para no equivocarme en la hora. Sin embargo tengo miedo”, confesó con el habla tranquila en el bus que cruzaba los estados de São Paulo, Santa Catarina, Paraná e Goiás para llegar a su destino.
Hoy: el tiempo de ser juventud
La PEC 171/93 propone la reducción de la mayoría penal de 18 años para los 16 años, deslegitimando uno de los grandes avances traído por la Constitución brasileña de 1988, el Estatuto de la Niñez y del Adolescente (ECA) que en mes de julio pasado cumplió 25 años. En la Constitución y en el ECA, niños y adolescentes hasta los 18 años son considerados inimputables, o sea, no pueden recibir el mismo tratamiento penal que los adultos. Por eso, para cualquier crimen cometido son responsabilizados através de medidas socioeducativas como advertencia, obligación de reparar el daño, prestación de servicios a la comunidad, libertad asistida, semi-libertad e internamiento. Todas estas medidadas tienen una finalidad pedagógica, tratan de potenciar el desarrollo del adolescente mediante la educación para prepararle para las decisiones que habrán de tomar en el futuro.
Los defensores de la reducción de la mayoría penal consideran que el encarcelamiento es la solución para la violencia en el país. Aunque los homicidios hayan representado el 8,8% de los delitos cometidos por niños y adolescentes registrados en el Brasil en 2013, y los hurtos el 1,9%[1]. Si bien el país tiene la cuarta población carcelaria más numerosa del mundo, y la mayor de América del Sur[2].
El ECA menciona también que todos los niños y adolescentes tienen derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, a la educación, al deporte, a la recreación, a la profesionalización, a la cultura, a la dignidad, al respeto, a la libertad y a la convivencia familiar y comunitaria. Y que es deber de la familia, de la comunidad, de la sociedad en general y del poder público es garantizar esos derechos.
Y nuevamente los números muestran el vacío de esas garantías. La investigación Mapa de la Violencia 2015 dice: “Cerca de 3.749 jóvenes en esa franja etaria fueron víctimas de homicidios en 2013, lo que representa 46% de los 8.153 óbitos de personas con 16 y 17 años. Los datos indican que cada día fueron asesinados 10,3 adolescentes en el país. En el año de 2012, el número de homicidios de jóvenes fue de 3.627 y la proyección es que 3.816 serán asesinados en 2015″[3]. En el grupo de edad de 16 y 17 años la tasa de homicidios por cada 100.000 jóvenes era del 9,1 en 1980. La cifra ha escalado al 54,1 en la actualidad. Un crecimiento de 496,4%.
La idea de esa solución está en entredicho. Los reos de esa acusación se están tornando en víctimas. Muriendo más. Cortando un proyecto de país y de generación. Campañas como #ReduçãoNãoÉaSolução quieren llamar la atención sobre esa inversión y exponerlos intereses envueltos. Intereses que los adolescentes menciona en la manifestación. Asuntos como la legalización de las drogas, la violencia policial, cuestiones de género, homofobia y racismo son debatidas en de conversaciones y en los carros de sonido sobre el sol del bioma característico de la región, el Cerrado. Son asuntos transversales a la PEC 171/93, así como la privatización del sistema penitenciario brasilero que volvió a ser planteado después de las elecciones presidenciales.
La manifestación que se celebró en julio fue el primer gran movimiento contra la PEC. En bloques coloridos, rostros y banderas variadas transformaba la terraza de los ministerios de Brasilia en un aula de acción social. Una manifestación que había comenzado al inicio de la semana con centenas de jóvenes acampando en el gramado frente del Congreso Nacional realizando actividades culturales y discusiones sobre la mayoría penal. Agitación que contrastaba con los vecinos del mismo local, donde se veían millares de cruces blancas clavadas en el suelo. Los que apoyaban la reducción dividían el mismo espacio y las sonoridades del local con el himno nacional brasileño. Los jóvenes en las calles eran “peligrosos”, querían cambios y pensaban de forma distinta a la elite política. Fueron recibidos por policías en frente de la terraza. El conflicto de generaciones se refleja en el espejo de agua que está frente al Congreso Nacional. Mientras tanto los policías, serios, quietos y sudados, observaban. Los adolescentes refrescaban la cabeza que solo tenía pensamientos de libertad. Era el policial militar teniendo su día de Narciso, encontrando todo feo y queriendo turbar las aguas que reflejan jóvenes jugando/protestando en las aguas que separan el poder de las calles y el poder de las corbatas.
“Yo vine porque trabajo, asisto a conferencias, pero esta es la primera vez que participo de una manifestación y estoy ansiosa. Porque es algo que me afecta directamente. Y estar aquí saliendo a las calles, gritando, haciendo bulla, desde mi punto de vista parece que las personas están siendo escuchadas”, dice Thamires después de mojar la garganta al fin del acto político, mientras políticos, representantes sociales y activistas esparcen palabras de orden desde un camión.
El arte de la distorsión
La votación sobre un modo violento de tratar y lidiar con adolescentes y niños se inició con violencia para justificar la ausencia de manifestantes en las galerías de la Cámara. Inclusive teniendo un salvo-conducto emitido por el Tribunal Supremo Federal (STF), a los representantes del movimiento estudiantil se les impidió asistir a la votación. El presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, prohibió la participación del público después de un incidente con empujuons y esprays en el pasillo de acceso al plenario en el que se vieron involucrados diputados, vigilantes y activistas. La votación terminaría solamente en la madrugada del miércoles. La PEC fue rechazada. Los 303 votos a favor no fueron suficientes para aprobar la propuesta. Necesitaba de 308 votos: 3/5 del número total de diputados. Thami y Carol vibraban solas en la habitación del hotel. Las redes sociales servían para descargarse. “Así como todos estoy muy emocionada, pues nuestra lucha no fue y nunca será en vano… Solo tengo que agradecer a todas las personas, porque conseguimos ese resultado porque fuimos a luchar y nos juntamos por una juventud sin encarcelamiento”, publicó Carol en medio de comentarios y likes de celebraciones.
Conocer las líneas arquitectónicas de Oscar Niemeyer y el proyecto urbanístico de Lúcio Costa no ayudó a disminuir la aridez de la planeada capital brasilera. Lugar con uno de los menores índices de humedad del aire del país, Brasilia se evidenciaba en la sequedad de la piel y la boca de los jóvenes que habían conseguido una victoria social. La lengua hablante y la vegetación distorsionada adornaban aquel cuadro de naturaleza muerta. Ahora, con pinceladas firmes y sin miedo a represalias estilísticas la corriente fundamentalista-religiosa se hizo cargo de la política del país. Y su artista principal es el diputado Eduardo Cunha, y sus obras están expuestas para marcar una generación entera.
El dúo de chicas, andando por la capital federal de Brasil, recibió de un taxista instrucciones meteorológicas acerca de cómo leer los colores del cielo de la ciudad. El fuerte morado y la combinación anaranjada y roja es el preanuncio del frío. Un frío entre 18 y 20 grados, bien distante del frío con el que que las dos tienen que enfrentarse en el sur. Un frío más ameno si se comparase con el jarro de agua fría que el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, arrojaría al país al día siguiente. La reducción de la mayoría penal regresaría como pauta y ahora entraría en la votación como victoriosa.
La maniobra política del por el presidente de la Cámara fue tachada de “golpista” e inconstitucional por ministros del STF y por movimientos sociales. La votación en menos de 48 horas hiere la Constitución Federal que declara que la materia rechazada sólo puede entrar en votación nuevamente en la sección legislativa siguiente –lo que evidentemente no ocurrió en este caso. “La reducción que ha entrado en vigor no va alterar mucha cosa, la gente sabe que la población afectada continuará siendo el negro pobre, no el hijo o la hija de Eduardo Cunha”, afirmó Thamires. Los números confirman su la afirmación: 30.000 jóvenes fueron asesinados en 2012, y de estos el 77% eran jóvenes negros[4]. En 2013 fueron los jóvenes negros el 18,4% de los encarcelados y el 30,5% víctimas de homicidios más que los jóvenes blancos, según datos recogidos en la octava edición del Anuario Brasilero de Seguranza Pública (FBSP, 2014)[5].
Viajar sola inquieta todavía más a la eléctrica Carol. Por eso siempre está buscando un lugar para sentarse y conversar. Y durante el regreso ella todavía quiere entender a los adultos, a los “grandes” que toman decisiones por ella y por la juventud sin consultarlos. “Yo no entiendo por qué los adultos piensan de esa manera. Porque todo mundo fue joven, y todo el mundo hizo alguna cosa equivocada cuando era joven. ¿Quién no se equivocó nunca? ¡Si ellos se equivocan ahora cuando son grandes, imagínate en la adolescencia! ¿Será que quien se equivocó no puede recibir una segunda oportunidad?”, reflexiona mirando por la ventana y la carretera que la llevaba de vuelta a casa.
Como alternativa para la violencia juvenil algunos expertos señalan el repaldo para el fortalecimiento del ECA, y también la puesta en marcha de la Ley 12.594/12, que activa el Sistema Nacional Socioeducativo (SINASE). Se trata de un conjunto de principios, reglas y criterios para el cumplimiento de medidas socioeducativas. En ella se detalla la forma de atender en las unidades de privación de libertad en términos pedagógicos y constructivos, que la prestación socioeducativa sea más integrada y este en relación con las políticas públicas de educación, aulas, asistencia social, trabajo/empleo y otras. Propone además formas para el trabajo educativo enfocado al adolescente que ha sido privado de libertad. La aplicación efectiva del SINASE y del ECA serían avances en el área de seguridad y en la resocialización de los jóvenes con dificultades.
La juventud siempre estuvo al frente de las grandes transformaciones sociales, fue así en 1968 en Francia, y en la Primavera Árabe, y tuvo un inicio en 1992 y en junio del 2013 en Brasil. Pensar hoy en la juventud es percibir un ser diverso, es reconocer un joven que se abre al mundo a través de sus visiones y voluntad. “La juventud existe simplemente para romper con el esquema”, sentenció la estudiosa Thamires cuando trataba de explicar las opciones que se abrían ante ella y sus compañeros: que independientemente de que escogieran medicina, artes, enfermería o filosofía, continuarían siendo la excepción. Un forma de darle un quiebro a las estadísticas nacionales. Lo que las dos viajeras ofrecen al mundo está más allá de la carretera que recorren, de los sueños que buscan respecto del comportamiento juvenil. “Juventud es para volar”. Era la bandera que las dos agitaban y decidieron conservar en recuerdo del viaje a Brasilia. “La juventud es un momento para pensar sobre lo que tú quieres ser. No sé si las personas van a ser buenas, o hacer lo que la sociedad espera, porque lo que para mí puede ser bueno puede ser diferente de lo que para ti es bueno o lo que podría ser bueno para tu vecino. Yo quiero vivir mi propia juventud, y no quiero ser comparada con lo que ocurrió en tu época de joven. Somos diferentes. Quiero servir para romper tabús, y para vivir”. Era la forma de pensar y de expresarse de Carol, la chica de la danza, del hip-hop, del rap, de la cultura callejera, mientras avanzábamos carretera adelante.
Los próximos pasos
La PEC 171/93 todavía no entró en vigor. Pero la votación en segundo turno en la Cámara se celebró en agosto y fue aprobada por los diputados. La propuesta, que contó con la maniobra de Eduardo Cunha, denunciado por corrupción y lavado de dinero por la Operación Lava Jato, tiene toavía que pasar por el Senado Federal. Allí será sometida a dos votaciones, y por último el STF debe decidir su legitimidad o no.
Revisión: Erika Argaez
Guilherme Cruz nació en una frontera física y sigue siendo una frontera móvil. Periodista. Entiende la comunicación un enlance de inclusión y transformación.
Notas
[1] Mitos e Fatos sobre a Maioridade Penal – Inst. Sou da Paz (http://soudapaz.org/upload/pdf/mitos_e_fatos_online.pdf).
[2] Mapa do Encarceramento 2015 (http://www.pnud.org.br/arquivos/encarceramento_WEB.pdf).
[3] Mapa da Violência 2015 – Adolescentes (http://www.mapadaviolencia.org.br/pdf2015/mapaViolencia2015_adolescentes.pdf).
[4] Anistia Internacional – Campanha Jovem Negro Vivo (https://anistia.org.br/noticias/dados-da-campanha/).
[5] Índice de vulnerabilidade Juvenil à Violência e Desigualdade Racial 2014 (http://unesdoc.unesco.org/images/0023/002329/232972POR.pdf).